Política exterior

El Sáhara cumple 45 años de abandono sin que España dé muestras de cambiar una política que suma décadas de fracaso

Protesta en el campo de refugiados de Rabuni, el más importante de la región argelina de Tinduf, para que la ONU intervenga y pinga fin a la represión marroquí en el Sáhara

“No entendemos el papel del Gobierno de España. Lejos de intentar asumir su responsabilidad, mira hacia otro lado”, se lamenta Abdulah Arabi, delegado del Frente Polisario para España, para quien la prioridad de nuestro país sigue siendo atender nuestros intereses con Marruecos, no las “legítimas aspiraciones del pueblo saharaui”.

Arabi conversa con infoLibre en el 45º aniversario de la salida de España del Sáhara, aniversariode la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y del inicio de un conflicto que va camino de cumplir la cincuentena en medio de la indiferencia general de occidente. Una efemérides que el Gobierno de España ignorará este sábado como si lo ocurrido con su antigua colonia le fuese ajeno. Ya ni siquiera los medios se ocupan de la violencia que comenzó el pasado mes de noviembre en el paso fronterizo de Guerguerat, en el extremo suroccidental del Sáhara. Un enclave estratégico tanto para Marruecos como para el Frente Polisario.

Y eso que la situación es muy complicada. Aunque no se hable de ello, “nos encontramos en una situación de guerra”, afirma Arabi. El intercambio de disparos ha puesto fin al alto el fuego vigente los últimos 29 años y que “lamentablemente la comunidad internacional no ha aprovechado”. Todo lo contrario: “Se ha convertido en una forma de perpetuar la ocupación ilegal por parte de Marruecos y de garantizar el saqueo de los recursos naturales” del Sáhara. Los mismos que el gobierno marroquí utiliza para condicionar posición de Europa en general de España en particular, precisa.

A desestabilizar el delicado equilibrio en la región contribuyó además, el pasado diciembre, el ya expresidente de Estados Unidos Donald Trump desoyendo las resoluciones de Naciones Unidas y anunciando el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental. Una decisión que ahora los saharauis esperan sea anulada por su sucesor, el demócrata Joe Biden, pero que sigue vigente y de momento ha dado alas al Gobierno marroquí para seguir bloqueando la celebración del referéndum de autodeterminación al que se comprometió hace 30 años.

La llegada al Gobierno de España de una coalición de izquierdas en la que además una de las partes —Unidas Podemos— se ha distinguido por su defensa militante de la RASD y del referéndum, así como por la denuncia de las violaciones de derechos humanos cometidas por Marruecos, alimentó en su momento las esperanzas del Polisario. Pero las ilusiones depositadas en el ejecutivo presidido por Pedro Sánchez se han enfriado rápidamente.

La posición española sigue siendo la misma que la del Gobierno de Mariano Rajoy. Y que la de sus predecesores en los últimos 45 años. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, la reafirmó esta misma semana en el Senado: España avala la solución del referéndum acordado por Naciones Unidas, que defiende el Polisario pero rechaza Marruecos. Y ahí acaba todo. González Laya deja enteramente la iniciativa para resolver el problema en manos de Naciones Unidas, una organizaciónque por no tener no tiene ya ni enviado personal del secretario general para la zona porque el último que ocupó el cargo, el alemán Horst Köhler, dimitió en 2018.

La ministra asegura que el Gobierno de España ha hecho gestiones para que Marruecos y el Polisario contengan el enfrentamiento tras el intercambio de disparos de los últimos meses. Pero oficialmente se limita a instar “a las partes a retomar el proceso negociador y a avanzar hacia una solución política, justa y duradera, mutuamente aceptable, según los parámetros que establecen de forma reiterada resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.

González Laya ni siquiera se atrevió en su intervención en la Cámara Baja a señalar a nadie como responsable de romper el alto el fuego. Debe ser Naciones Unidas quien lo haga, aseguró lavándose las manos. Y eso que Exteriores “ha hecho un seguimiento continuado de la situación”, explicó, manteniendo “conversaciones y seguimos realizando gestiones tanto con el secretario general de Naciones Unidas como con las partes y con otros actores relevantes”.

Proceso político interrumpido

España ha trasladado al secretario general la necesidad de nombrar un enviado personal “a la mayor brevedad”. El proceso político lleva interrumpido 21 meses y “es importante que se reanude para encauzar, por la senda del diálogo y la negociación, la actual situación de inestabilidad”, argumentó González Laya.

La posición de la ministra no parece tener contestación por parte de los socios de la coalición. Un portavoz del PSOE ni siquiera quiso hablar para infoLibre sobre el Sáhara y se remitió a lo que dijese Exteriores. Lucía Muñoz, diputada de Unidas Podemos, que sí atendió a las preguntas de este periódico, confirmó que la formación morada se mueve en parámetros muy similares a los González Laya: la solución pasa por una actuación de Naciones Unidas que ponga en marcha de una vez el referéndum de autodeterminación.

Unidas Podemos cree que es urgente que España asuma su pesponsabilidad. Y Muñoz se muestra además muy preocupada por la situación actual, especialmente por el aumento de las violaciones de los derechos humanos en varias localidades “desde que Marruecos rompió el alto el fuego” en el paso fronterizo de Guerguerat. “Desde entonces sólo hemos visto acciones contra defensores de los derechos humanos. Son intolerables”.

Pero cuando se le pregunta qué debe hacer el Gobierno, responde de manera muy parecida a González Laya: es Naciones Unidas quien debe actuar. “El Magreb es una zona muy delicada”, argumenta la diputada de Unidas Podemos, haciendo referencia a los intereses encontrados de países como Marruecos y Argelia. “Hay que dialogar e intentar que no escale más el conflicto”.

Lo cierto es que en las 50 páginas del acuerdo de coalición PSOE-Unidad Podemos el Sáhara ni se menciona. Lo más parecido es un breve párrafo que, paradójicamente, promete trabajar “para que África se convierta en una prioridad de la política exterior europea”, así como plantear “en Bruselas iniciativas que contribuyan al desarrollo sostenible de este continente”. Y eso deja el timón del conflicto en el Sáhara en manos de los socialistas, no de Unidas Podemos.

“El Gobierno de España no está haciendo lo suficiente para detener la guerra”, denuncia Arabi, el delegado del Frente Polisario. Los saharauis creen que Naciones Unidas no actuará mientras Francia, aliado incondicional de Marruecos, siga teniendo capacidad de veto en el Consejo de Seguridad. Por eso insisten en que España asuma de una vez su responsabilidad como antigua potencia colonial y haga valer su peso tanto ante la Unión Europea como ante el gobierno marroquí.

España está “obligada a actuar”

El Gobierno de Sánchez “está obligado a actuar” y a “tener en consideración el sentir mayoritariamente a favor de la causa saharaui por parte de la sociedad española” en vez de seguir dando prioridad a las relaciones con Rabat.

“Marruecos ha tratado de condicionar a todos los gobiernos que ha habido en España en los últimos 45 años mediante la manipulación y el chantaje”, recrimina Arabi, utilizando entre otras cosas el flujo migratorio, que el gobierno marroquí maneja para presionar a la Moncloa cuando le conviene. España “tiene que liderar un proceso a nivel de la Unión Europea y en el marco de las Naciones Unidas para exigir el cumplimiento de las resoluciones internacionales”. Y hacer valer esa exigencia en el marco de sus relaciones bilaterales con Marruecos. La “buena vecindad” a la que España da prioridad es, en opinión del representante del Polisario,“un marco ideal” para exigir a Rabat el cumplimiento de la legalidad internacional.

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Pero eso no está sucediendo. Especialmente en los dos últimos años, coincidiendo con la llegada a la presidencia de Sánchez, Marruecos “maneja esas relaciones a su antojo y condiciona el posicionamiento del Gobierno de España”. Limitarse a decir que la ONU haga algo es “escudarse” en la responsabilidad de otros y esconder la propia.

La ministra González Laya trabaja desde hace semanas en la preparación de una cumbre bilateral con Marruecos después de que el pasado 17 de diciembre, con la excusa de la pandemia, se suspendiera la Reunión de Alto Nivel prevista. González Laya ya ha hablado con su homólogo marroquí para avanzar en la fijación de una agenda que con seguridad incluirá diálogo sobre cooperación sectorial, Libia y el Sahel, pero en el que España sigue sin querer introducir la cuestión del Sáhara.

En la Reunión de Alto Nivel de diciembre se iban a abordar asuntos de vital importancia para España como la gestión de la inmigración irregular llegada a Canarias desde la fachada atlántica africana —Marruecos incluido—, así como cuestiones como el refuerzo de las relaciones económicas, la presencia de las empresas de ambos lados del Estrecho o la transición ecológica, entre otras muchas. Es una forma muy gráfica de reconocer que el Sáhara sigue sin ser vital para su antigua potencia colonial.

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