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Crisis en la alianza de la derecha

El golpe de timón de Ciudadanos desnuda la debilidad del PP en toda España y su dependencia de Vox

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Fernando Varela

El PSOE ganó las elecciones de 2018 en Andalucía y también las de 2019 en Madrid, Murcia y Castilla y León, pero en estas cuatro comunidades no tuvo más remedio que resignarse y ver cómo una alianza de PP y Cs, con el apoyo de Vox en las tres primeras, le privaba del gobierno. Ya entonces intentó negociar con Ciudadanos, pero la dirección de Albert Rivera no siquiera respondió a la oferta. Los socialistas han esperado desde entonces una segunda oportunidad que les permitiese laminar el poder territorial que Pablo Casado exhibe contra el Gobierno. Y mostrar, de paso, sus pies de barro, porque son gobiernos construidos con en el apoyo de Vox, algo que hace tiempo que Moncloa quiere poner en evidencia.

Esa oportunidad se la han encontrado en Murcia, donde ha bastado ofrecer la presidencia a la candidata naranja para que los desencuentros entre PP y Cs hiciesen el resto. Y de paso se han encontrado con una primera consecuencia de valor potencialmente incalculableconsecuencia para desbloquear la situación de Madrid: la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha roto su alianza con Ciudadanos y trata de convocar elecciones anticipadas. Aunque está por ver si su convocatoria es válida o si, por el contrario, lo son las mociones de censura registradas en la Asamblea por el PSOE y Más País y admitidas a trámite por la Mesa de la cámara autonómica. Un efecto dominó que motivó al PSOE a presentar una tercera moción de censura, esta vez en Castilla y León, aunque en este caso todo indica que no tiene posibilidades de salir adelante.

La compleja situación motivó una reunión al más alto nivel en la sede de Ferraz a la que, según fuentes socialistas, acudieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su jefe de gabinete y principal estratega, Iván Redondo. En ella también participaron la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, el secretario general del PSOE madrileño, José Manuel Franco, y el secretario ejecutivo de coordinación territorial, Santos Cerdán. Sobre la mesa, la moción de Murcia, que se ha convertido en la llave para dinamitar el poder territorial del PP, la moción de censura en Castilla y León, que en principio carece de apoyo del apoyo que necesita por parte de Cs para salir adelante, y sobre todo la compleja situación de Madrid.

Si hay moción de censura en la comunidad madrileña, el PSOE cuenta con el apoyo de Más País —prácticamente garantizado— y buscará el de Ciudadanos. Los socialistas confían en que los naranjas prefieran un gobierno con Ángel Gabilondo en la presidencia a unas elecciones que les puede barrer del mapa político de la capital. El enfado del líder naranja en la Comunidad, Ignacio Aguado, destituido este miércoles de forma fulminante por Ayuso, es un buen augurio para los socialistas.

La reunión de Ferraz, no obstante, tenía otro punto importante encima de la mesa: encontrar un candidato para encabezar la lista del PSOE si, finalmente, Ayuso se sale con la suya y hay elecciones el 4 de mayo. Gabilondo no repetirá y Sánchez y su equipo buscan un nombre capaz de repetir el éxito protagonizado por Salvador Illa en las elecciones catalanas. En las últimas horas ha comenzado a circular el nombre de la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, con el argumento de que tiene un perfil supuestamente muy adecuado para esta convocatoria: mujer, muy conocida y bien vista en sectores sociales moderados a los que los socialistas quieren llegar para plantar cara a la derecha. Preguntada por esta posibilidad en los pasillos del Congreso, Robles se limitó a decir que se ve como ministra de Defensa. Ni afirmó ni desmintió nada.

En la estrategia del Gobierno y del PSOE pesa mucho estos días la voluntad de plantar cara a Pablo Casado, a su política de bloqueos y a su actitud de acoso y derribo poniéndole frente al espejo de su dependencia de Vox. “El PP ha unido su destino a la ultraderecha”, aseguran ayer fuentes de Ferraz.

Fuentes del Gobierno aseguraban este miércoles que el problema de Casado es que habiendo obtenido “unos malísimos resultados pretende hacer ver que han sido buenísimos. Y además se lo cree” y, por culpa de eso, “no hace el trabajo que tiene que hacer” con Vox. “Con sus peores resultados ha vivido en un espejismo. Ha vendido triunfos y poderes” que le son “vicarios”.

El PP, “en la cuerda floja en todos los sitios”

La anunciada pérdida del Gobierno de Murcia y la decisión de Ayuso de anticipar elecciones para evitar una moción no hacen otra cosa, en opinión de las mismas fuentes, que revelar hasta qué punto el PP está “en la cuerda floja en todos los sitios”. “El PP algo tiene que hacer. Llevamos mucho tiempo diciéndoselo: ocupen su espacio, enfréntense a Vox y den señales de vida leal e institucional”.

El PSOE considera el acuerdo de Murcia con Cs un pacto local y sostiene que cada comunidad en un caso distinto, pero lo ocurrido en Madrid extiende las posibilidades a otros territorios. De ahí que en el Gobierno todavía esperen un cambio de actitud por parte de Arrimadas, al que se puede ver empujada por la hostilidad desatada por Casado. “A Ciudadanos se le ha desplomado todo y viene al Congreso en un tono poco entendible. Se les puede estar acabando el tiempo de jugar con sus escaños”.

Ciudadanos hace tiempo que está incómodo en el Gobierno de Murcia. Los dirigentes locales del partido naranja no se entienden con el presidente del PP, Fernando López Miras, y llevan desde primavera explorando la viabilidad de una moción de censura con la que poner fin a 26 años de gobiernos conservadores. Y de paso reescribir el papel que el partido ha jugado como apoyo imprescindible de la derecha y que tan escasos resultados les ha dado hasta la fecha.

Tres factores han acabado por precipitar la moción. En primer lugar, el escándalo de las vacunas vip, encabezado por el exconsejero de Sanidad de López Miras, cuya dimisión acabó forzando Ciudadanos. En segundo lugar las denuncias de corrupción realizadas por el líder naranja en el Ayuntamiento de Mario Gómez. Y, en tercer lugar, la decisión del PSOE de ceder la presidencia de la comunidad a los de Inés Arrimadas, en este caso a la hasta este miércoles consejera de Empresa, Ana Martínez Vidal. Será el puesto ejecutivo más importante jamás ejercido por Cs en su historia.

Ciudadanos sostiene que la moción no responde a un giro estratégico dirigido a marcar distancias con el PP y con Vox después de la catástrofe electoral catalana sino a su “coherencia” en contra de la corrupción. Por eso, aseguran, les ha pillado a contrapié la decisión de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de romper el gobierno con Ciudadanos y convocar elecciones anticipadas. Ella no se cree que la moción de Murcia sea un “asunto local”, como los naranjas han querido hacer ver ratificando la continuidad de los gobiernos de coalición de Andalucía, Castilla y León y la ciudad de Madrid. Temía que una moción de censura la derribase también a ella y ha preferido anticiparse disolviendo la Asamblea y llamando a votar a los madrileños.

Pero aunque esa no fuese la intención de Cs, lo cierto es que la brusca ruptura del pacto en Murcia y la separación forzada por Ayuso en Madrid marcan un antes y un después en la relación entre el PP y Ciudadanos y altera las reglas de juego de la derecha. La presidenta de Madrid ya asumió este miércoles el lenguaje de Vox y se refirió a Ciudadanos como una fuerza más “de la izquierda” marcando el rumbo de un enfrentamiento que, si se extiende, acabará contaminando a los gobiernos de coalición de la capital y de las comunidades de Castilla y León y de Andalucía. Y Vox no sólo se ha felicitado de que Ayuso haya convocado elecciones sino que ha hecho suyo incluso el lema con el que la presidenta ha firmado la disolución de la Asamblea: “Socialismo o libertad”.

La dirección de Arrimadas pretendía una voladura controlada del Gobierno de Murcia pero la onda expansiva se ha llevado por delante la coalición de Madrid. Oficialmente no piensan apoyar la moción de censura presentada por el PSOE en Castilla y León ni tienen intención de poner fin al Ejecutivo compartido en Andalucía. Otra cosa es lo que pase en Madrid: si no hay elecciones y sí moción de censura —este miércoles se presentaron dos, una del PSOE y la otra de Más Madrid— la dirección del partido decidirá si las apoya. Y todo apunta a que los naranjas estarían dispuestos a negociar un gobierno con los socialistas antes que a arriesgarse a afrontar unas elecciones en un momento en el que las encuestas les anuncian un fuerte retroceso.

Lo ocurrido, en todo caso, no ayuda a quienes planteaban —sobre todo en el PP— una fusión pactada de los dos partidos que diese salida a Arrimadas, presionados por sus malas perspectivas electorales, y a Casado, necesitado de una escenificación que vuelva a situar a su partido como la casa común del centroderecha. El futuro no está escrito, pero las relaciones entre los líderes del PP y Cs están rotas desde este miércoles.

Ayuso marca el paso otra vez a Casado

Casado, nada más concluir la sesión de control, reunió de urgencia a la dirección del PP para analizar la situación. Y aunque oficialmente es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien tiene la responsabilidad de convocar elecciones, el PP ha hecho saber que previamente conversó con Casado y que este le expresó su respaldo. Con ese gesto, el PP trata de preservar el liderazgo de su presidente, una vez más sometido a los vaivenes de la política madrileña.

Casado ha guardado silencio todo el día, más allá de publicar un tuit con dos fotografías en las que posa junto a Ayuso y López Miras e insiste en que “la unidad del centroderecha en torno al Partido Popular es la única solución para España”. Pero la iniciativa de Cs en Murcia ha provocado un profundo malestar en el PP, que no vio venir la moción de censura a pesar del deterioro que han sufrido en las últimas semanas las relaciones entre los dos partidos en la región. Y culpan a Inés Arrimadas, a la que acusan de “romper su palabra" al haber firmado un acuerdo en esa región para cuatro años.

En el PP ha cundido la preocupación. La moción de censura de Murcia amenaza uno de sus feudos tradicionales, donde ha gobernando durante 26 años ininterrumpidos. Y le ha obligado a romper con Ciudadanos en Madrid en una maniobra con la que ha intentado prevenir otra moción de censura que le privase de la presidencia de esta comunidad, que Isabel Díaz Ayuso ha convertido en la principal arma de oposición del PP al Gobierno de Pedro Sánchez.

El escenario que queda, sin embargo, no es cómodo para Casado. Justo cuando acababa de dibujar una hoja de ruta centrista y moderada y había reafirmado su deseo de marcar distancias con Vox, el PP se queda con los ultras de Santiago Abascal como única pareja de baile.

A partir de ahora, como anunció a última hora de la tarde el número dos de Casado, Teodoro García Egea, el PP está en guerra con Ciudadanos. guerraAunque lo que no explicó es como piensa hacer compatible la ofensiva contra los naranjas con la pervivencia de los gobiernos de coalición en Andalucía, Castilla y León y el Ayuntamiento de Madrid.

Porque García Egea describió a Ciudadanos como un aliado de PSOE y Unidas Podemos contra el PP. Con su ayuda, acusó en tono solemne, Cs “ha decidido volar por los aires los gobiernos de libertad”, en referencia a los de Murcia y Madrid.

El también secretario general del PP responsabilizó a Cs de la ruptura en Madrid, aunque fue una decisión de la presidenta Ayuso, y tachó de “irresponsable” su estrategia “en medio de la pandemia”.

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Ciudadanos, insistió, ha formado un “frente de izquierdas” “pergeñado” de forma “discreta y oscura” en despachos del PSOE y Cs. Estos “tres partidos”, añadió incluyendo en la ecuación a Unidas Podemos, recurren a la moción de censura porque “es la única vía que tiene el PSOE para apartar al PP de las instituciones”. Inés Arrimadas, enfatizó, “ha dado la espalda a los gobierno de libertad y ha unido su futuro a Sánchez y Iglesias”.

No obstante, el dirigente conservador se felicitó de que con este acuerdo se clarifique, según él, el panorama político. Haciendo suyo el lema de Ayuso, sintetizó la situación en la frase: “Socialismo o libertad”.

A partir de este momento, concluyó, el PP abre sus puertas a los militantes, dirigentes y representantes públicos de Cs que está seguro no se sentirán cómodos con la actitud de Arrimadas  y a los que pidió que se incorporen a la formación conservadora. Y reunificar así la “casa común” del centroderecha.

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