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Los papeles de Bárcenas

"No soy el único Javier en el PP", "mi gobierno puso fin a esas prácticas" y otras ocurrencias de Arenas, Cascos y Cospedal para negar la caja b

El ex secretario general del PP y exministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos, durante su declaración como testigo en la Audiencia Nacional
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Los exdirigentes del PP que han declarado en el juicio por la caja b del PP no se han salido del guión que vienen manteniendo desde que a principios de 2013 se publicaron los llamados papeles de Bárcenaspapeles de Bárcenas. Frente a los intentos de las acusaciones populares, que fueron las que propusieron sus comparecencias en calidad de testigos en esta vista oral, uno por uno han negado que existiera la contabilidad paralela en el partido, o que ellos hubiesen tenido conocimiento de su existencia, o han sostenido que en todo caso sería una financiación oculta que gestionaba el extesorero Luis Bárcenas por su cuenta y riesgo. Una contabilidad que, sin embargo, sí ha sido confirmada por el Tribunal Supremo en la sentencia de la primera época de la trama Gürtel.

Su aparición en los papeles de Bárcenas como dirigentes del PP que cobraron sobresueldos en negro la achacan a inventos del extesorero y algunos consideran que a pesar de aparecer con nombres y apellidos, Bárcenas se estaría refiriendo a otra persona. Es el caso de Javier Arenas, ex secretario general del partido conservador, quien ha llegado a afirmar que no es "el único Javier que aparece en esos papeles y quizá no el único Javier Arenas de la organización", en referencia a los apuntes sobre cobros en b de un tal "Javier Arenas", "Javier Are" o "J. Arenas".

Francisco Álvarez-Cascos, quien también ejerció como secretario general en el partido durante más de diez años y fue ministro de Fomento en el segundo gobierno de José María Aznar, ha negado igualmente en cobro de sobresueldos, a pesar de que en la contabilidad opaca consta que recibió más de 400.000 euros. En un momento dado, incluso, se ha mostrado ofendido y "perplejo" de que una acusación popular le preguntara si las donaciones de empresarios tenían algún tipo de contraprestación en contratos de obra pública y ha llegado a afirmar que fue el PP y no otro partido el que cuando llegó al gobierno "acabó con prácticas" que pudieran desembocar en contratos amañados.

Álvarez-Casos iba preparado. Ha entrado en la sala de vistas de la Audiencia Nacional con una carpeta en la mano que ha tratado de utilizar cuando un abogado le preguntaba por los estatutos del partido y donde también llevaba una fotocopia de una portada del diario El País de 1991 en la que se leía "Borrell insta a los magnates de la construcción que no paguen comisiones a los partidos", en referencia a Josep Borrell cuando ejercía como ministro de Obras Públicas. Visiblemente molesto por el camino que tomaba el interrogatorio, Álvarez-Cascos ha sacado el político que lleva dentro para dar un pequeño mitin y defender que fue el gobierno del que formó parte el que aprobó "un nuevo reglamento para desarrollar la ley de contratos de las administraciones públicas" con el que "facilitar la transparencia y la eficiencia en la contratación".

Por eso, ha apuntado, es "inverosímil" que durante su etapa al frente de Fomento se pudieran amañar contratos. "Ni el ministro ni el Consejo de Ministros fueron órganos de contratación, por tanto es inverosímil. Es imposible que desde el año 2000 alguien haya intentado siquiera métodos espurios para lograr un contrato. Estoy orgulloso del gobierno que puso fin a estas prácticas, y ahora resulta que estamos bajo sospecha por los que no quieren investigar lo que ocurría antes de que llegara este gobierno", ha insistido ante los intentos de la acusación popular por interrumpir su disertación.

"Esos apuntes no tienen nada que ver conmigo", ha llegado a decir, a pesar de que Bárcenas le situó como la persona que ordenó el sistema de sobresueldos en el PP a principios de los noventa, cuando ascendió a la Secretaría General del PP. Según el extesorero, todas las personas que ocuparon este cargo conocieron la contabilidad b, pero Álvarez-Cascos lo ha negado de plano, igual que cualquier contacto con empresarios para que aportaran fondos al partido: "Ni siquiera he recibido un cita para eso, nadie entra a comprar fruta a una ferretería", ha espetado visiblemente irritado.

La Policía investiga una veintena de contratos

La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional no está muy de acuerdo con el exministro y por eso pidió recientemente a la Audiencia Nacional, en el marco de la pieza separada que indaga en las donaciones de empresarios al PP, poder indagar en los más deuna veintena de contratos que fueron firmados por varios ministerios y otros departamentos del segundo Gobierno de José María Aznar entre 2002 y 2004 con uno de los constructores que aparecen en los papeles de Bárcenas. La cuantía del valor de estas adjudicaciones suma alrededor de 570 millones de euros y se incluyen varios contratos de Fomento, los más cuantiosos. El juez Santiago Pedraz dio luz verde y ya ha empezado a recibir documentación.

Con diferencia, la testifical más larga de este miércoles ha sido la de María Dolores de Cospedal. Casi durante dos horas, la ex secretaria general del PP ha negado conocer la contabilidad opaca y haber cobrado sobresueldos. Su declaración ha comenzado asegurando al tribunal que no tiene ninguna relación de amistad o enemistad con ninguno de los acusados del juicio, una afirmación que choca con el enfrentamiento, judicial y mediático, que mantiene casi desde que llegó a número dos del partido con el extesorero Luis Bárcenas. Luego lo ha aclarado: no tiene "animadversión", aunque sí "desprecio".

Un nombre, el de Bárcenas, que se había propuesto no pronunciar en ningún momento. Hacia el final de la testifical, no ha podido evitar decirlo en unas tres ocasiones, pero el resto del tiempo sólo se ha referido a él como "el extesorero" o "esa persona". "Desde febrero o marzo de 2009 ya no volví a tener relación con esa persona"; "esa demanda terminó con una condena contra esta persona"; o "la caja b es de esa persona, no del PP". Esta última afirmación la ha querido dejar clara en no pocas ocasiones: la caja b era de Bárcenas, no del PP. Posiblemente en respuesta a la propia declaración que prestó el extesorero hace sólo un par de semanas: "Son los papeles del PP".

Cospedal también ha cambiado la forma en que expresó, allá por 2013, la indemnización "en diferido" de Luis Bárcenas con la que justificó que el partido llevara pagándole desde 2009 a pesar de haber sido destituido a mediados de ese año. Ahora, ha optado por una expresión mucho menos dada a polémicas: "Se le pagaba en concepto de indemnización por haber renunciado al cargo y se le pagaba de esa manera".

Hasta seis exdirigentes del PP han comparecido este martes como testigos en la Audiencia Nacional y los intentos de las acusaciones populares han sido en vano. Unos por videoconferencia y otros en la sala de vistas han negado conocer la caja b, una práctica que, según la investigación, se remonta a principios de los años noventa y, según Bárcenas, mucho más atrás, hasta principios de los ochenta. Más que testigos propuestos por las acusaciones, los exdirigentes del partido parecían testigos de las defensas, incluido el propio PP, que está acusado en este juicio como responsable civil subsidiario por el pregunto pago con dinero negro de la sede central de la calle Génova.

El fiscal apenas ha preguntado

La dinámica ha sido parecida en todas las comparecencias: las acusaciones preguntaban sobre caja b y sobresueldos en negro, la Fiscalía Anticorrupción apenas ha dirigido alguna pregunta a los testigos, pero siempre centrada en las obras de la sede y no en la contabilidad opaca, lo mismo que la Abogacía del Estado. Algo parecido ha ocurrido con las defensas de los acusados; por ejemplo, el abogado de Bárcenas no ha formulado una sola pregunta.

Es previsible que la mecánica sea muy similar este miércoles con el plato fuerte de la fase de testificales: los expresidentes del PP y del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy. Ambos declararán por videoconferencia, como han hecho otros testigos como Arenas o la también ex secretaria general María Dolores de Cospedal, que se han ahorrado así el paseíllo al tribunal paseílloy tener que sentarse en la mesa de los comparecientes. A pesar de esto, han declarado con mascarilla, lo que ha llevado a algún abogado a preguntarles si estaban solos en la habitación que habían escogido, a lo que han declarado que sí. Por la decoración de la pared que aparecía tras Pío García-Escudero, otro de los dirigentes que aparecen en los papeles de Bárcenas, daba la impresión de que había decidido comparecer desde el Senado, cámara de la que es vicepresidente.

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Las videoconferencias le restan ceremonia a un juicio. La entrada por la puerta del fondo de la sala de vistas, la manera de expresarse y el lenguaje corporal dicen mucho de los comparecientes, pero ha habido exdirigentes del PP que han preferido optar por el recurso que les da la pandemia de coronavirus para pedir al tribunal que les permita declarar a distancia y los magistrados se lo han concedido. Esto ha provocado interrupciones, como en el caso del exdiputado Juan Ignacio del Burgo, cuya testifical se ha tenido que posponer a la espera de mejor conexión, y situaciones singulares como que Javier Arenas no mirara a cámara. Sólo Álvarez-Cascos, el también exministro Jaume Matas, el exdiputado Eugenio Nasarre y el periodista Pedro J. Ramírez han optado por la antigua normalidad y han hecho acto de presencia en la Audiencia Nacional.

Las declaraciones de Del Burgo y Nasarre podían parecer en un principio favorables a las tesis de las acusaciones, pero aunque los dos han reconocido que recibieron dinero en efectivo, han apuntado que su impresión es que todo era legal porque firmaron recibís. Ninguno ha cambiado la versión que ya dieron durante la instrucción del procedimiento, pero sí hay un matiz que va a afectar a uno de los testigos más esperados, pues ha declarado que Aznar le autorizó en 1991 el pago de una "compensación económica" en efectivo a Calixto Ayesa, excargo de UCD que asumió la dirección de una consejería en el Gobierno navarro. 

Ayesa, según ha dicho Del Burgo, que fue quien recogió ese dinero en Génova en pequeñas cantidades entregadas periódicamente, recibió esa cantidad como compensación por una deuda que había contraído tras la disolución de UCD por haber adelantado a esa formación el dinero para financiar su campaña electoral en la comunidad foral. El dinero que le dio el PP pudo proceder de donaciones anónimas, según Del Burgo, porque era una de las fuentes de financiación de los partidos políticos, pero rechaza que exista una "conexión con nada que se tratara de un dinero negro". Aznar, que siempre ha negado la existencia de una contabilidad opaca y al que Bárcenas nunca ha señalado a diferencia de Rajoy, deberá dar su versión sobre este asunto.

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