Cambio climático

España redujo sus emisiones en 2020 un 17,9% por la pandemia y la caída del carbón

La Gran Vía de Madrid, vacía durante el confinamiento de marzo y abril.

España redujo sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2020 un 17,9% con respecto al año interior. La caída de la expulsión a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) y otras sustancias es la mayor en 30 años y coloca al país en un buen punto de partida para conseguir sus metas: la Ley de Cambio Climático que se tramita en el Congreso se pone como objetivo llegar a un 23% menos de emisiones con respecto a 1990, y el dato del pasado ejercicio implica un 11% menos de gases en comparación a aquel año base. Sin embargo, hay razones estructurales que explican la mejora, como la caída en desgracia del carbón, y razones coyunturales que pueden desaparecer: el país –y el mundo– estuvo paralizado durante meses para luchar contra la pandemia de covid-19. La estimación es del Observatorio de la Sostenibilidad, que este viernes, coincidiendo con el Día Mundial del Clima, ha publicado sus estimaciones [consulta aquí el informe en PDF]

¿Por qué han caído las emisiones de gases de efecto invernadero en España durante 2020? Hay razones obvias y otras no tan obvias: y hay motivos que invitan al optimismo con respecto al futuro y otros que muestran que la mejora puede ser flor de un año. "La crisis desatada por el coronavirus supuso el mayor desplome de las emisiones, lo mismo que sucedió con el PIB, el empleo o el aumento de la deuda pública", asegura uno de los autores del informe del Observatorio de la Sostenibilidad, José Santamarta. La expulsión de GEI del transporte por carretera, por ejemplo, cayó un 18,5%, sin que se haya producido en el país una electrificación masiva o una caída del parque móvil que lo explique: simplemente, estuvimos dos meses confinados y sin coger el coche, y la implantación del teletrabajo ha mantenido el tráfico durante meses en mínimos. 

Evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero en España.

"La tragedia de la pandemia del 2020 ha tenido importantes repercusiones sobre toda la economía, el consumo y la producción, pero sobre todo en la movilidad, el transporte terrestre y casi cerrado el aéreo; también sobre el sector del turismo y por ello en el consumo de carburantes, como se observa en las importaciones de productos petrolíferos", explica el informe. Los coches han permanecido aparcados, pero además casi todos los sectores productivos se mantuvieron al ralentí durante la primera ola. 

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Por otro lado, España ha abandonado para siempre la generación de electricidad por carbón. Las exigencias europeas con respecto a la contaminación recogidas en la Directiva sobre Emisiones Industriales y la subida del precio del CO2 un 423% en tres años han provocado que las grandes eléctricas se hayan decantado por el cierre, sin que el Gobierno haya tenido que presionar. De hecho, los esfuerzos de Transición Ecológica van ahora dirigidos a evitar el desempleo masivo de los trabajadores de las térmicas. Este factor se suma a la impresionante explosión de la generación por renovables: la producción eólica creció un 1,8%, y la fotovoltaica, que se había quedado rezagada en el país con más horas de sol del continente, ha aumentado un 68%. Abril de 2020 registró el máximo histórico de penetración diaria de energías no emisoras, con un 70,9%. Además, la quema de gas natural en las centrales de ciclo combinado cayó un 25%. Se juntan la caída de la demanda, una meteorología especialmente buena (combinando días soleados y lluvias) y el avance de tecnologías limpias. 

Teniendo en cuenta que las renovables aún no han alcanzado su techo, hay razones para pensar que la mejora seguirá manteniéndose durante los próximos años; pero también se puede defender que, con la llegada de la vacuna y la recuperación económica, la producción española volverá a lo que mejor sabe hacer, emitir dióxido de carbono. El Observatorio de la Sostenibilidad cree, al igual que Más País-Verdes Equo y los ecologistas, que el avance debe servir para que España vaya más allá en su objetivo para 2030: PSOE y Unidas Podemos defienden un 23% de reducción con respecto a 1990, pero en 2020 ya hemos llegado al 11%. "Estos datos ya observados permiten aumentar la ambición de los objetivos de reducción de la nueva Ley de Cambio Climático para conseguir una economía descarbonizada, más sostenible y más competitiva", asegura otro de los autores, Fernando Prieto. 

Los fondos europeos, defiende Prieto, no deben servir para llenar los bolsillos de las grandes empresas, precisamente uno de los riesgos que advierten tres organizaciones en este informe, sino para lograr una producción eléctrica limpia y descentralizada, donde un oligopolio no decida sobre el rumbo energético de todo un país. La tecnología del autoconsumo fotovoltaico lo permite. "Debe aprovecharse la magnífica oportunidad de los fondos Next Generation para permitir una recuperación verde baja en carbono y que reparta el dinero entre las pymes, los autónomos y la población en proyectos, por ejemplo, como un millón de tejados solares". En Alemania, según datos del Observatorio, cuentan con 1,4 millones de instalaciones de este tipo. En Reino Unido, 800.000; en Italia, 600.000; y en España, 10.000. 

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