Comunidad de Madrid

Los barrios pobres concentran el aumento de casas de apuestas en Madrid durante la pandemia

Manifestación contra las casas de apuestas en Carabanchel, en diciembre de 2020.

La crisis del coronavirus lleva un año poniendo a la economía madrileña contra las cuerdas. Desde los bares y restaurantes hasta el pequeño comercio pasando por los hoteles. Todos los sectores se han visto obligados, en mayor o menor medida, a echar el cierre, a ver cómo se esfumaban establecimientos con décadas de historia a sus espaldas. O, mejor dicho, casi todos. Porque el casino siempre gana. Durante la pandemia, el número de establecimientos de apuestas y juegos de azar en la capital, lejos de disminuir como ha ocurrido con gran parte de los negocios, ha aumentado en casi un 9%, según los datos que recopila mensualmente el Ayuntamiento dirigido por José Luis Martínez Almeida. En la actualidad, la gran urbe cuenta con una treintena de casas de este tipo más que las que había justo cuando comenzó la brutal crisis sanitaria y económica. Un aumento que absorben, principalmente, los distritos con las rentas más bajas de Madrid. Zonas como Carabanchel, Usera, Villaverde o Puente de Vallecas, entre otras, que en febrero acumulaban uno de cada tres desempleados de todo el municipio.

El consistorio de la capital dispone desde hace años de un censo en el que recoge la información de todos los locales repartidos por la ciudad, así como el tipo de acceso del que disponen, su situación o la actividad. En marzo de 2020, justo cuando el coronavirus comenzó a convertirse en un problema de primer orden, aparecían registrados como abiertos 117.809. De ellos, 375 eran establecimientos privados centrados en el negocio de las apuestas, tragaperras, las ruletas y todo tipo de juegos de azar –se excluyen, por tanto, las administraciones de lotería y cualquier otro tipo de locales de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado–. Una cifra que ahora, tras un año de crisis, se sitúa en los 407, según la última actualización disponible del fichero, correspondiente al mes de febrero. Casi un cuarto de ellos tienen en sus carteles la marca de alguno de los gigantes del sector. Sportium cuenta con, al menos, 40 negocios de estas características distribuidos por la urbe. Codere, con 35. Y con el nombre de Luckia figuran 19 en el listado oficial.

En el gran encierro, las casas de apuestas, como cualquier otra actividad no esencial, se vieron obligadas a bajar la persiana. Y su reapertura no se produjo hasta la tercera fase de la desescalada, a pesar de las presiones de la patronal del juego. Sin embargo, una vez superada la primera ola, estos salones han estado permanentemente en el centro de la polémica. Principalmente, en todo lo relativo a la gestión de la crisis sanitaria. Tanto es así que en algunas comunidades autónomas se llegó a dar la paradoja de que mientras los bares, restaurantes y cafeterías se veían obligadas a cerrar a media tarde por el incremento de contagios a una hora determinada, los locales de apuestas podían continuar funcionando hasta entrada la noche. "Este tipo de establecimientos no han sufrido unas restricciones tan severas a lo largo de la pandemia", apunta al otro lado del teléfono Bruno Cortés, psicólogo de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (Apal).

Es cierto que la Comunidad de Madrid ha sido la más permisiva de todas en cuanto a la hostelería, por lo que estos establecimientos apenas han sufrido un agravio comparativo respecto a los salones de juego. Algo que no ha ocurrido, sin embargo, con algunas otras actividades. A comienzos de septiembre, por ejemplo, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso trataba de atajar el aumento de contagios en la región introduciendo ciertos cambios en la orden que había aprobado durante el verano. Una actualización en la que, mientras se fijaba una restricción de las reuniones privadas a un máximo de una decena de personas tanto en lugares cerrados como al aire libre, se establecía un aforo del 60% para velatorios, bodas, parques de atracciones y casas de apuestas, frente al 50% de las salas y espacios multiusos. Unos locales que también continuaron abiertos mientras parques y jardines, en plena segunda ola, permanecían cerrados en zonas en las que la incidencia estaba disparada.

Por distritos

Algo más de un tercio de los locales de este tipo –142– se encuentran actualmente ubicados en los cuatro distritos con menor renta neta media por persona de la capital. Dentro de este grupo destaca Carabanchel. Con una media de ingresos por vecino situada por debajo de los 11.000 euros, según los últimos datos del INE, cuenta con 49 establecimientos de apuestas y juegos de azar en el censo del consistorio, lo que no quiere decir que no pueda haber alguno más sin inscribir en el listado. Le siguen de cerca Puente de Vallecas y Usera, los dos distritos con menor renta: 43 y 30, respectivamente. En Villaverde, donde el nivel de ingresos se ubica en los 9.875 euros, hay una veintena. Fuera de las cuatro zonas más castigadas económicamente, solo Tetuán, cuya renta por persona se ajusta mucho más a la media de la ciudad –15.180 euros–, tiene una situación similar. A día de hoy, constan como registrados allí 38 salones. 

De hecho, son casualmente estas zonas de rentas bajas las que se han encargado de absorber el aumento de negocios de estas características durante la pandemia. En Usera, Puente de Vallecas, Villaverde, Carabanchel, Vicálvaro, Villa de Vallecas y Latina, los siete distritos más humildes de la gran urbe, constan actualmente 24 locales más que en marzo del año pasado. Una cifra a la que hay que sumar también 9 aperturas más en Ciudad Lineal, Tetuán, Centro y Arganzuela. "Estas empresas siempre han dicho que proliferan más en estos lugares por la densidad de población. Sin embargo, tiene más que ver con la necesidad. Al final, tienes a muchísimas personas con una situación económica poco estable que pueden ver en el juego una posible solución a sus problemas económicos", explica Cortés. Según los datos del Ayuntamiento de Madrid, sólo los cuatro distritos con menor renta de la capital acumulaban en febrero un tercio de los desempleados de toda la ciudad.

Estas cifras de aumentos, que se pueden ver en el mapa superior, contrastan con lo que ha ocurrido en las siete zonas con rentas más altas. Allí, o se mantienen como están –Hortaleza–, o sólo ha levantado la persiana una casa de apuestas más respecto al año pasado –Retiro, Moncloa-Aravaca y Chamberí–, o se han cerrado locales de este tipo –Fuencarral-El Pardo, Salamanca y Chamartín, una en cada uno–. Una disminución que sólo se ha producido en un distrito madrileño con unos ingresos netos por persona por debajo de la media de la capital: Moratalaz, que ha pasado de cinco a cuatro salones de juegos. 

Aumenta el juego en línea, cae el presencial

Durante la crisis sanitaria, pocos han sido los sectores que han logrado mantenerse a salvo. Es el caso, por ejemplo, de las plataformas tecnológicas de entretenimiento, el comercio electrónico, las grandes farmacéuticas... y el juego en línea. En el primer semestre de 2020, los jugadores por internet perdieron 425 millones de euros, un incremento del 15% respecto a los 371 millones del mismo periodo del año anterior. "La tendencia al crecimiento del canal online sigue su curso, apenas afectado por la pandemia, ni para acelerar ni para frenar su crecimiento”, indica Cejuego, la principal patronal del sector, en el Anuario del Juego en España 2020.

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Efectivamente, el dinero que los jugadores entierran en internet crece sin parar: en 2015 fueron 328 millones y en 2019 se llegó a los 776. Un 137% más en cuatro años. Esas cifras se corresponden con lo que la patronal denomina “juego real”, que en el caso de internet equivale a las cantidades depositadas por los clientes menos los premios. En otras palabras: el dinero que pierden en conjunto los usuarios.

El comportamiento fue, lógicamente, muy distinto en el caso del juego presencial. Cejuego calcula que, entre enero y octubre de 2020, los ingresos de las empresas que explotan ese tipo de juegos “estaban alrededor de la mitad” de los registrados en el mismo periodo de 2019. “Han influido, además del cierre de tres meses, el impacto económico de la desastrosa temporada turística y la precaución de los consumidores a los espacios cerrados pese a las garantías de las empresas y su personal para mantener todas las normas de higiene previstas”, sostiene la patronal.

En los últimos meses, las distintas administraciones han incluido al sector dentro de sus planes de rescate por el zarpazo económico derivado de la pandemia. Las casas de apuestas, por ejemplo, formaron parte, junto con bares o restaurantes, de la lista de beneficiarios de las rebajas fiscales que el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha para tratar de insuflar oxígeno a los negocios locales durante la pandemia. En concreto, el Consistorio acordó, sin ningún voto en contra –Más Madrid y PSOE se abstuvieron–, que los titulares de este tipo de actividades se pudiesen descontar durante tres meses un 25% de dos recibos municipales: Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) e Impuesto de Actividades Económicas (IAE).

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