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La vacuna de Putin y otros cinco conejos en la chistera de Ayuso para distraer la atención en plena pandemia

La presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso observa un maniquí que simula a un paciente durante su visita al Complejo Hospitalario 12 de Octubre.

Prácticamente desde que desembarcó en la Puerta del Sol, y sobre todo durante el año de pandemia, la política comunicativa de Isabel Díaz Ayuso se ha basado en el despliegue continuo de cortinas de humo con las que dibujar un Ejecutivo regional a pleno rendimiento. No importa si cada anuncio lanzado a bombo y platillo es, a todas luces, inviable. O si se deshace como un azucarillo en cuestión de horas. La propuesta se deja caer –en público o a través de medios afines– en el momento oportuno, el debate público se desvía hacia ella y los ciudadanos se quedan con la idea de que alguien vela por ellos. Un guión que se ha seguido al milímetro este martes, en plena precampaña del 4M, con la famosa vacuna rusa Sputnik V y que ya se venía ensayando en los últimos meses con planteamientos que nunca terminaron cristalizando en nada concreto y promesas incumplidas.

1. La medicalización fantasma de las residenciasfantasma

El 12 de marzo de 2020, dos días antes de que se decretara el primer estado de alarma y cuando el número de positivos por coronavirus a nivel nacional superaba ya el millar de casos, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, convocó a los medios de comunicación en la sede del Gobierno regional para anunciar la puesta en marcha de un plan para hacer frente a la crisis sanitaria. Durante aquel encuentro, el dirigente conservador situó uno de los focos de atención sobre los geriátricos de la comunidad, que terminaron convirtiéndose en un auténtico agujero negro. "Los pacientes de residencias de mayores que den positivo por coronavirus serán atendidos en la propia residencia. Es decir, también vamos a medicalizar las residencias de la región", afirmó el titular de Sanidad ante los periodistas sentados en aquella sala.

El problema es que esta medicalización nunca llegó a los centros sociosanitarios en aquellas duras jornadas. De hecho, esa era una de las preocupaciones que trasladaba el entonces consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, a Ruiz Escudero en una misiva fechada el 31 de marzo y revelada por infoLibre: "No se trata de otra cosa que de poner en marcha la tan anunciada ‘medicalización’ de las residencias, que como bien sabes no es una realidad en nuestras residencias. Para aquellos enfermos que no pueden ser derivados al hospital y tienen la enfermedad, deben implantarse medidas de hospitalización en las propias residencias, reduciendo el riesgo de contagio y aplicando todas las medidas para garantizar, en el caso de que sean necesarias, unos cuidados paliativos adecuados". Algo en lo que volvió a insistir en una segunda carta enviada justo un mes después del anuncio.

Desde Sanidad se repite por activa y por pasiva que estos centros sí que fueron medicalizados. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ya dejó claro en un auto a finales de abril que medicalizar conlleva "modificar el uso' de estos centros en orden a 'su utilización como espacios para uso sanitario". Es decir, lo que sí se hizo en algunos hoteles de la capital y en el recinto ferial de Ifema pero que, según quien fuera gerente de la Agencia Madrileña de Salud (AMAS), no se llevó a cabo en los geriátricos. Según la versión que ofreció en la comisión de investigación parlamentaria, el único caso en el que sí se pusieron recursos hospitalarios fue en la residencia de ancianos La Paz, donde dos días antes de decretarse el estado de alarma se detectó un primer brote descontrolado de coronavirus.

2. La cartilla covid rebajada a la mínima

A finales de julio, con la primera ola de la pandemia superada, el Ejecutivo regional volvió a convocar a bombo y platillo una rueda de prensa en la Real Casa de Correos para presentar su Estrategia covid. Madrid no se para. En aquella ocasión, el consejero estuvo acompañado por la propia Ayuso. Ella fue quien se encargó de abrir la comparecencia. Y lo hizo con un anuncio sorpresa cuando solo llevaba algo más de tres minutos de intervención. "He pedido a la Consejería de Sanidad que promueva un proyecto experimental de cartilla covid-19 que simule la cartilla internacional de vacunación. [...] Con esta cartilla sería mucho más fácil evitar confinamientos, acceder, por ejemplo, a establecimientos como gimnasios, museos, cines y cualquier recinto cerrado", describió la líder del Gobierno autonómico.

La propuesta se convirtió automáticamente en la noticia del día. El repunte de los contagios que se había empezado a registrar por entonces en la región quedó en un segundo plano. Al igual que la falta de rastreadores. Porque por aquel entonces, la comunidad autónoma disponía de menos de uno de estos sabuesos por cada 30.000 habitantes, entre seis y siete veces menos de lo que los especialistas estimaban necesario

Todos sabían perfectamente que el planteamiento ya había sido rechazado por la mayoría de expertos en Salud Pública. A pesar de la insistencia de Ayuso, poco a poco varios miembros del Ejecutivo fueron matizando el anuncio, de forma que en solo unas horas el globo sonda ya se había desinflado totalmente. Al final, el proyecto quedó reducido simplemente a un volcado en la tarjeta sanitaria virtual de los datos diagnósticos que se incluyen en el historial clínico sobre pruebas PCR, serológicas o de antígenos que se haya hecho cada ciudadano tanto en la sanidad pública como la privada. Información que, por supuesto, no será determinante, a diferencia de lo que dejaba caer la presidenta madrileña, a la hora de acceder a determinados establecimientos de la región.

3. Pruebas para todos que quedaron para casos con síntomas

La vuelta al colegio tras el parón estival trajo también consigo el regreso de nuevas promesas por parte del Gobierno autonómico. Por aquel entonces, la región se situaba de nuevo en una situación epidemiológica delicada. La Comunidad de Madrid era la segunda con las cifras más elevadas de incidencia acumulada –385 casos por cada 100.000 habitantes a dos semanas– y de ocupación de camas covid –12,8%–, solo por detrás de Aragón. Y el regreso a las aulas se antojaba como una auténtica prueba de fuego. Sin embargo, Ayuso quiso llamar a la tranquilidad de los padres. "Hemos adquirido dos millones de test rápidos para que se pueda hacer un test en ese mismo día a toda la clase y desinfectar el colegio entero. Si ninguno está contagiado, pues solo se iría a casa el que lo está", respondía la presidenta en una entrevista en 20minutos cuando se le preguntaba por cómo evitar el cierre de las escuelas cuando se detectara un positivo.

Un primer protocolo de actuación en los centros educativos, fechado el 31 de agosto, iba justamente en esa línea: "Se indicará la realización de una PCR a los contactos estrechos con el objetivo de detectar precozmente nuevos casos positivos". Sin embargo, un par de semanas después del inicio del curso, el documento se modificó en este asunto. Desde entonces, no hay prueba para los contactos estrechos. "En la situación epidemiológica actual, la realización de una prueba diagnóstica de infección aguda a los contactos estrechos del ámbito escolar, en general, no se indica salvo que desarrollen síntomas", recoge el protocolo en vigor actualmente. A diferencia de Madrid, hay más de una decena de comunidades autónomas que a finales de febrero, según publicó El País, ponían en cuarentena y hacían test a todo el grupo burbuja.

4. Zendal, el almacén de vacunas que no fue

Los últimos meses del 2020 de la pandemia, el Ejecutivo regional se esforzó al máximo por visibilizar todo lo posible la gran joya de la corona de la gestión sanitaria de Ayuso: el Hospital Enfermera Isabel Zendal. El centro, cuya construcción fue considerada innecesaria por los colectivos sanitarios y al que se ha señalado permanentemente por los sobrecostes que ha llevado asociados, se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la propaganda que sale desde la Puerta del Sol desde antes incluso de su apertura. A comienzos de noviembre, la presidenta madrileña llegó a ofrecerlo como "almacén principal de la vacuna". Solo un mes más tarde, el Gobierno regional suscribía con Logista Pharma un contrato para los trabajos de logística para almacenamiento, preparación y distribución de las dosis, así como el suministro de ultracongeladores. Unos aparatos que todo el mundo buscaba y nadie encontraba en la apertura a bombo y platillo, retransmitida en directo, del centro sanitario.

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5. Vacunación prioritaria a taxistas o camareros

Con el comienzo de la vacunación se abrió una nueva ventana de oportunidad para continuar desplegando cortinas de humo. A principios de febrero, la presidenta regional aprovechó una reunión con representantes del sector de la hostelería para comprometerse a estudiar la posibilidad de priorizar en el suministro de dosis a los camareros y otros profesionales en permanente contacto con el público una vez finalizada la inoculación de todos los grupos de riesgo –residentes y personal de estos centros, sanitarios o grandes dependientes–. "Hemos analizado la posibilidad de, con la vacunación masiva, agilizarla en sectores altamente expuestos: profesores, taxistas, cajeros de supermercados, camareros... Pero lo primero es tener vacunas y para los más vulnerables", se encargaba ella de confirmar en las redes sociales lo que habían ido publicando los medios aquella mañana.

En aquel mensaje, sin embargo, Ayuso se olvidaba de recalcar –otra vez más– que esa decisión no dependía de ella. Los grupos de vacunación se definen en la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones, de la Comisión de Salud Pública, desde donde se elevan, para su aprobación, al Consejo Interterritorial de Salud. Cuatro semanas después de aquel planteamiento que volvió a marcar parte de la agenda pública, Sanidad agregó nuevos grupos de vacunación tras los prioritarios. Quitando el caso de los profesores, ninguna de las profesiones puestas sobre la mesa por la líder del Ejecutivo regional fueron incluídas explícitamente en el de los colectivos con una función esencial para la sociedad. Ni en ese ni en ningún otro de los que, hasta ahora, se han ido sumando a la estrategia de vacunación.

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