4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

Ayuso ensaya una nueva corriente en el PP frente a los barones críticos con Casado

La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, posa con una botella de agua con su cara impresa.
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En enero de 2019, cuando Pablo Casado apostó por Isabel Díaz Ayuso como candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid para los comicios de mayo, muchos en el Partido Popular se llevaron las manos a la cabeza. Demasiado joven, demasiado poco conocida y sin experiencia de gestión como para ponerla al frente de la candidatura a una institución que, junto al Ayuntamiento de Madrid, es considerada en el PP la joya de la corona de la política autonómica y local. Casado llevaba sólo desde finales de julio al frente del PP tras la marcha de Mariano Rajoy y se jugaba mucho. No le salió mal porque la suma de su partido con Ciudadanos, más el apoyo externo de Vox, sirvieron para que su candidata fuera investida presidenta. La fuerza más votada, en todo caso, fue el Partido Socialista, que quedó, con 37 escaños, siete por encima de la lista encabezada por Ayuso. Ahora el contexto es otro. No hay encuesta que no ubique a la dirigente del PP a la cabeza. De confirmarse esta tendencia en las urnas y retener el Gobierno, las fuentes conservadoras consultadas coinciden en que se erigirá en un contrapeso a las baronías críticas con Pablo Casado inaugurando una nueva corriente, en principio, más cercana a la dirección nacional. 

Los dirigentes consultados creen que la presidenta madrileña tiene en bandeja igualar "en el escalafón" al gallego Alberto Núñez Feijóo, lo quepermitiría a Casado reivindicarla como modelo alternativo de éxito, teniendo en cuenta que fue su apuesta personalísima.

Esta misma semana, cuando la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre puso a Ayuso como modelo a imitar por Casado, el portavoz nacional del partido y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, salió a recordar que fue el presidente del PP el que la nombró candidata. La consigna es trasladar máxima sintonía ahora que en Génova ya han asimilado el mal trago que les supuso el adelanto electoral en pleno terremoto por la moción de censura en Murcia

"Caminamos hacia una reedición del aguirrismo aguirrismo con similares ingredientes: críticas al Gobierno central, decisiones arriesgadas, liberalismo sin complejos...", añaliza un líder territorial. Un estilo, pues, muy diferente al del presidente de la Xunta de Galicia, el único barón conservador que gobierna con mayoría absoluta, que hace gala de un discurso más centrado y hacia quien se dirigen las miradas cuando Casado está en horas bajas. 

Sintonía con Génova... de momento

Lo que, al menos de momento, se espera es que la relación entre la dirección nacional del partido y Ayuso como cabeza política del PP de Madrid sea más tranquila y estable que la mantenida en la etapa en la que Mariano Rajoy presidía el PP nacional y Esperanza Aguirre llevaba las riendas del partido en Madrid. Sobre todo porque a corto plazo Casado necesita servirse de lo que pase en estas elecciones para fundamentar ese "cambio de ciclo político", ese "agotamiento" del proyecto de Pedro Sánchez y de su Gobierno de coalición al que asomamos a ojos del principal partido de la oposición.

Desde la llegada de Casado a la presidencia del PP, dirigentes territoriales como el propio Feijóo, el andaluz Juanma Moreno o el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, han sido muy insistentes, tanto en público como en privado, en la necesidad de que el partido no se dejase influir por Vox, convencidos de que siempre que han logrado grandes mayorías lo ha hecho mirando al centro. Por eso el discurso de Pablo Casado en la moción censura a Pedro Sánchez planteada por Vox fue muy celebrado en los sectores más críticos.

La "refundación"

A nadie en el PP se le escapa que muchas partes del discurso de su líder en aquella sesión parlamentaria tienen que ponerse en cuarentena si Isabel Díaz Ayuso precisa de la extrema derecha para gobernar. No obstante, la formación pone ahora el foco en que la presidenta madrileña en funciones está logrando ampliar el electorado del partido, recuperando a votantes que se marcharon a Vox y votantes que en su día se marcharon Ciudadanos. De hecho, dirigentes del partido naranja se han pasado a su proyecto. El ejemplo más simbólico es el de Toni Cantó.

"En situaciones muy complicadas y partiendo de un mapa electoral con el centroderecha muy fragmentado está logrando aglutinar el voto bajo el paraguas de las siglas del PP y esa es la tarea que tiene Casado también por delante a nivel nacional, la de la refundación", subraya una diputada.

Esta misma semana, en una entrevista concedida a la cadena Cope, Casado fue preguntado sobre si considera que Ayuso será el 4M un "talismán" para el PP nacional. Su respuesta fue que, afortunadamente, en su formación hay "muchos talismanes". "España es muy plural y yo tengo que ser la media entre Feijóo y Ayuso, entre Moreno y Mañueco, entre Miras y Vivas. Esa es la dificultad pero también lo extraordinario de mi papel", completó. 

Poco después, el presidente de la Xunta fue preguntado por estas declaraciones y su respuesta fue que su discurso es "perfectamente compatible" con el de Ayuso. Diferenciar discursos entre ambos, dijo, "es una cuestión que no existe, ni como debate ni como problema, ni como objetivo ni como subjetivo". Tampoco le preocupa, añadió, que un triunfo de Ayuso vaya a suponer un refuerzo de posturas menos centradas en el PP. "Lo que temo es que no gane Ayuso y que en Madrid se amplíe el proyecto de PSOE y Podemos a la Comunidad de Madrid, el motor económico más importante de España", zanjó. En público ahora la campaña impone cierre de filas.

Sin barones en campaña: la marca es ella

A 25 de abril no hay noticia de que Ayuso vaya a contar en campaña con Feijóo, Moreno, Fernández Mañueco o el murciano Fernando López Miras —este último, como ella, más próximo a Génova—. Tampoco tiene previsto, salvo cambios de última hora, tirar de expresidentes como José María Aznar o Rajoy o sus antecesoras Aguirre o Cristina Cifuentes. "La marca es ella. A difererencia de Feijóo no esconde las siglas, pero ella se ha echado la campaña a sus espaldas", dice uno de sus fieles.

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Los riesgos para Casado

Tener un contrapeso de su lado en las baronías —en las direcciones provinciales ya hay procesos en marcha en los que Génova intenta construir estructuras más a su medida— es clave para Casado, especialmente en aquellos momentos en los que le vienen mal dadas. Pero también hay voces en el PP que ven un arma de doble filo en la consolidación del liderazgo de Isabel Díaz Ayuso por lo que pudiera suponer de amenaza para el jefe de los conservadores. "Ayuso dice que sólo piensa en Madrid, pero en el PP hay tradición de que todos los dirigentes que llegan al poder en la Comunidad o en el Ayuntamiento acaban pensando en su futuro en clave nacional", reflexiona con cierta ironía una veterana dirigente.

Pasadas las elecciones, el PP de Madrid tendrá que resolver una asignatura pendiente desde hace años: la de su presidencia, ahora en manos de Pío García-Escudero de forma provisional. Ayuso nunca ha sido muy clara sobre cuáles son sus aspiraciones, mientras que la dirección nacional prefiere huir de la acumulación de cargos en una misma persona. En todo caso, si la candidata gana y gobierna nadie en el partido podrá frenarla en caso de que su deseo sea liderar también el PP madrileño.

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