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La mejora de la calidad del aire en la primera ola evitó unas 150 muertes prematuras en España

Capa de contaminación sobre la ciudad de Madrid.

infoLibre

La mejora de la calidad del aire durante la primera ola de la pandemia del coronavirus evitó alrededor de 150 muertes prematuras en las capitales de provincia españolas, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) –centro impulsado por la Fundación La Caixa– junto con el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS), ha informado Europa Press.

El estudio, publicado en la revista Environmental Pollution, es el primero en analizar los cambios en los niveles de contaminación atmosférica –dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3)– durante los 57 días de confinamiento y 42 de desconfinamiento que vivió España entre marzo y junio de 2020, según un comunicado este martes.

Los resultados del estudio muestran que los niveles de NO2, que proceden principalmente de los vehículos, se redujeron en un 51% durante el confinamiento y un 36% durante el desconfinamiento de la primera ola; y que el ozono–que aumentó en algunas ciudades– se redujo en un 1,1% y un 0,6%, respectivamente.

Ante estos datos, los investigadores han estimado que la reducción de los niveles de NO2 evitaron en las principales ciudades españolas alrededor de 120 muertes durante el confinamiento y unas 50 muertes durante el desconfinamiento, es decir, un total aproximado de 170 muertes prematuras.

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El primer autor del estudio e investigador del ISGlobal, Hicham Achebak, ha explicado que "para estimar los cambios en la mortalidad, el estudio se basa en un modelo epidemiológico que ha sido ajustado específicamente en cada una de las capitales de provincia con datos históricos de salud y contaminación atmosférica".

Los confinamientos por covid-19 han llevado a "reducciones sin precedentes en las concentraciones de NO2, especialmente cuando se aplicaron las medidas más estrictas para reducir la transmisión del virus, llegando hasta un 65% en algunas de las ciudades estudiadas", ha explicado el investigador del BSC-CNS Hervé Petetin.

En el caso del ozono, ha indicado el ISGlobal, la reducción fue "tan mínima" que no consiguió evitar la mortalidad prematura y, de hecho, se estima que la mortalidad prematura se incrementó en aproximadamente 20 muertes en relación con este contaminante durante todo el período estudiado.

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