La situación en el PP

Ayuso se apoya en su nueva mayoría para desbordar el liderazgo de Casado a las puertas de su investidura

Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso hacen gala de su buena sintonía. Y se elogian mutuamente siempre que se les pregunta por las posibilidades que tiene la segunda de sustituir al primero. Pero, más allá de la excelente relación que afirman tener, lo cierto es que la locuacidad de la presidenta en funciones, amplificada además por el altavoz que le otorga su reciente victoria en las elecciones autonómicas del 4 de mayo, está volviendo a poner en aprietos al líder del PP.

El papel del rey en relación con los indultos es un buen ejemplo de ello. Esta vez Ayuso no sólo cruzó una línea roja dentro del partido al implicar a Felipe de Borbón en el debate político abierto en torno a las medidas de gracia que el Gobierno planea aprobar para poner en libertad a los presos del procés —Casado quiere mantener al margen al monarca— sino que se ha atrevido a ir más lejos. Menos de 24 horas después de que el presidente del PP en persona la corrigiese con unas declaraciones en las que dejó claro que pase lo que pase con los indultos la firma del decreto correspondiente no salpicará al rey y de que ella misma matizase sus palabras, la presidenta madrileña en funciones dio marcha atrás este martes. “Si firma, si no firma… haga lo que haga está en tela de juicio”. “Es una absoluta vergüenza que el rey tenga que firmar semejante documento”. Es una “humillación” para él. Y fue más allá: Casado “opina lo mismo y no hay nada que rectificar”, remarcó.

Lo cierto es que, después de su victoria electoral, la apuesta de Ayuso por incorporarse al debate político nacional se ha incrementado. Lo ha hecho cuando la pandemia y las sucesivas polémicas que ha mantenido con el Gobierno central sobre la gestión de la emergencia sanitaria se lo han permitido. Como si la campaña electoral no hubiese terminado, el 14 de mayo acusó al Gobierno central de criminalizar a la sociedad madrileña y de estigmatizarla con “las cañas, los toros y las borracheras” después de que la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, asegurase que la “libertad” pregonada por la presidenta madrileña y los datos sanitarios de su región han influido en el hecho de que Reino Unido no incluya nuestro país entre los destinos seguros para el turismo.

Su vocación de competir con Casado en la tarea de control al Gobierno quedó clara bien temprano. Nada más ganar las elecciones, el 12 de mayo, anunció su intención de abrir en la Asamblea de Madrid una comisión de investigación sobre la relación entre la llegada de la covid-19 a España y las restricciones establecidas en el Aeropuerto de Barajas, un asunto que escapa a las competencias de su comunidad.

En sus intervenciones, y en apenas cuatro semanas, Ayuso ha tocado casi todos los palos de la gestión del Ejecutivo de Pedro Sánchez. La pandemia, la economía, los indultos e incluso la política internacional. A veces incluso asumiendo expresiones de la ultraderecha.

El 21 de mayo, desde Fitur, cargó contra el presidente del Gobierno acusándole de promover una “catequesis progre” después de que Sánchez presentase las propuestas elaboradas por un grupo de expertos sobre la España de 2050. Siete días después, en un acto organizado por el expresidente José María Aznar, descalificó los discursos de la izquierda sobre “la mujer, el género, la resiliencia, el ecologismo, el empoderamiento, lo inclusivo, lo diverso y lo migrante”, muy en línea con las guerras culturales que Vox ha normalizado en el debate público. Y el 9 de junio se puso del lado de Plácido Domingo como uno de los mayores embajadores españoles en el mundo de la música y la cultura, después de que el tenor fuese recibido con una larga ovación en el Auditorio Nacional a pesar de haber reconocido que acosó sexualmente a varias mujeres. “Para mí es un orgullo tenerlo entre nosotros, es uno de los mejores tenores y ha sido uno de los mayores embajadores que ha tenido España”, declaró la presidenta en funciones.

Ayuso, que este viernes será investida por segunda vez en sólo dos años presidenta de la Comunidad de Madrid con el apoyo de los diputados de Vox, brilló con voz propia el domingo en la Plaza de Colón y escuchó gritos de los manifestantes que le pedían que sustituyese a Casado.

Madrid como modelo frente a Sánchez

Su discurso contra los indultos se ha hecho hueco en la agenda al margen del presidente del PP. El 26 de mayo, dos días antes de la convocatoria de Colón, con la que se comprometió con entusiasmo, a diferencia de Casado, ya inició su particular campaña contra la medida de gracia. Pedro Sánchez sigue “una y otra vez equivocándose y tomando decisiones inoperantes e injustas para todos los ciudadanos”, aseguró. Frente a ese modelo, está Madrid, que defiende “la separación de poderes, la libertad y el trabajo de los jueces”.

Volvió sobre este asunto en varias ocasiones. El 10 de junio, en la presentación del libro Libertad o Igualdad, de Daniel Lacalle, el ideólogo de las propuestas económicas de Casado. Y repitió en las inmediaciones de Colón este domingo.

El 1 de junio denunció la “factura” económica y política que en su opinión deja el presidente del Gobierno tras tres años en la Moncloa. Una semana después defendió la necesidad de luchar “por la libertad” porque según ella España corre riesgo de “involucionar”. “El precio de defender la libertad siempre será más bajo que el de recuperarla”, declaró en un foro económico organizado por la derecha mediática. Allí habló de todo, menos de Madrid. “Nos duele ver a Europa preocupada y alerta por nuestra independencia judicial y la separación de poderes, en lugar de confiada por la oportunidad de transformación que tenemos gracias a los fondos Next Generation”.

Ayuso se siente cómoda en ese papel. Hace unos días, en una entrevista publicada por el diario británico The Times, de tendencia conservadora, celebró que alguien haya tenido la ocurrencia de compararla con Margaret Thatcher. “Ella defendió lo que creía hasta el final. Adoro a la gente que no se deja llevar por la corrección política, y eso no es populismo, es ser valiente y tener corazón”, argumentó.

Thatcher “se hizo cargo de situaciones difíciles y también procedía de una clase y entró en otra en la que la gente no siempre es admitida. Estas historias de superación de retos me representan”, confesó a The Times.

Su victoria el 4 de mayo, argumentó en la citada entrevista, “ha generado una esperanza tremenda en toda España para quienes están buscando un tipo alternativo de política” y permitirá “iniciar un nuevo camino para el centro y el centro-derecha españoles”.

La guinda la puso este jueves. Apenas unas horas después de ridiculizar en rueda de prensa a Sánchez por su saludo con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que Ayuso bautizó como “la cumbre de los 26 pasos”, por su brevedad, recibió en audiencia al encargado de negocios de la embajada de EEUU y actual responsable de la embajada, Conrad Tribble. Sobre la mesa, la necesidad de impulsar las relaciones comerciales, institucionales y de intercambio de conocimiento entre Madrid y Estados Unidos, según una nota oficial del gobierno madrileño.

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