La situación en el PP

Casado cuestiona los acuerdos del diálogo social y los compara con la opinión “del círculo de tenis”: “¿A mí qué me importa?”

El líder del PP, Pablo Casado, conversa con el presidente del Cercle d'Economia, Javier Faus, y el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, en el acto celebrado en Barcelona en el que los empresarios defendieron los indultos.

La herida abierta en las relaciones del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la patronal y los empresarios que apoyan la decisión del Gobierno de indultar a los presos del procés que permanecían prisión sigue abierta. Y no parece que vaya a cerrarse pronto. El líder de la oposición evidenció este martes la profundidad de su malestar con quienes son sus aliados habituales en el debate político y económico de España. Fue en una entrevista en Onda Cero en la que negó incluso toda representatividad al diálogo social, en el que tradicionalmente se dan cita la patronal y los sindicatos para llegar a acuerdos sobre todo en materia laboral.

Según Casado, los empresarios catalanes que apoyan la medida de gracia aprobada por el Gobierno “no representan a nadie”. Ni ellos, añadió, ni los que el lunes se sentaron en el Liceo a escuchar al presidente Pedro Sánchez y que “no tienen un acta” de diputado.

Su enfado con la patronal le llevó incluso a cuestionar el diálogo social, el mecanismo informal mediante el cual, desde los Pactos de la Moncloa, el Gobierno convoca a sindicatos y empresarios para buscar acuerdos, sobre todo en materia laboral.

En plena entrevista con el periodista Carlos Alsina en el programa Más de Uno, Casado se quejó de que el Gobierno le pida apoyar en el Congreso los acuerdos a los que están llegando esta legislatura sindicatos y empresarios en el marco del diálogo social. Entre ellos están los ERTE para proteger a los trabajadores y las empresas durante la pandemia, la subida del SMI, la ley de teletrabajo o la reguladora de las plataformas que emplean falsos autónomos.

“Oiga, que esto lo he hablado con los sindicatos y con la patronal”, sostiene que le dice a menudo el Gobierno. “¿Y a mí qué me importa? ¿Qué español ha votado a los sindicatos y a patronal? Como si me viene del círculo de tenis. Oiga, este es un Parlamento de una nación cinco veces centenaria”.

El diálogo social, subraya, “es previo al diálogo democrático en el Parlamento. Quienes tiene que decidir, reivindicó, “son los españoles a través de sus diputados y senadores”.

Según Casado, “estamos viviendo un vaciamiento del parlamentarismo en España” porque ahora se dice que “todo se va a pactar con las ONG, la sociedad civil, los empresarios y los sindicatos. Y no. La soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto, representado por senadores y diputados”.

De seguir así, añadió, “va a llegar un momento en el que voy a llegar a una sesión de control” del Congreso “y van a decir: ‘No, señor líder de la oposición, espere, que tiene la palabra no sé qué presidente de una asociación”. Sustituir el legislativo por las organizaciones sociales, aseguró, fue lo que le planteó Sánchez durante la pandemia porque le propuso que en los pactos de reconstrucción participasen el Gobierno, los presidentes autonómicos, los municipios, asociaciones, sindicatos y empresarios. “¡Pero bueno, oiga, esto qué es! Es que voy a acabar negociando una ley con el padre Ángel. O con un deportista. O con un chef. Esto es una democracia. Aquí se vota y aquí se tiene una representación en el Parlamento”, sentenció.

Agresión al Estado de Derecho

Esta forma de plantear la política, añadió, es una estrategia del presidente del Gobierno para que parezca “que habla con la sociedad”. “Y lo siento mucho, con la sociedad se habla en el Parlamento”. Sánchez, a quien culpó de protagonizar la “mayor agresión al Estado de Derecho en democracia”, “no puede empezar a hacer performances con teatros o con pianistas cuando la competencia legislativa la tienen las Cortes”.

El Congreso “no puede decidir nada” desde hace un año porque el Gobierno se apoya constantemente en la aprobación de reales decretos, enfatizó Casado pasando por alto que esas normas también se debaten y votan en la Cámara. Y que prácticamente todas ellas han conseguido el respaldo de la mayoría, muy a menudo con el voto afirmativo del propio PP.

El líder de la oposición ni siquiera trata de disimular su malestar con una sociedad civil y empresarial a la que acusa de unirse a la persecución que, según él, existe en Cataluña “contra los constitucionalistas”. Una actitud en la que se ha visto respaldado por la derecha mediática a través de artículos y editoriales en los que se han multiplicado las críticas hacia los empresarios. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que la semana pasada se atrevió a decir en una entrevista que “si los indultos sirven para algo bienvenidos sean”, ha sido el blanco preferido de estos medios.

La desconfianza de Casado hacia la patronal, especialmente hacia los grandes empresarios, viene de lejos. Un buen ejemplo tuvo lugar el pasado octubre, en el turno de preguntas de un acto organizado por la Asociación de Empresa Familiar de Castilla-La Mancha en la localidad de Toledo. Allí el líder del PP se mostró dolido con la actitud de los grandes empresarios españoles por haber mostrado su respaldo al plan de reconstrucción del Gobierno. Mientras al PP le niegan “el pan y la sal”, lamentó, esos empresarios “miran de reojo el Boletín Oficial de Estado” esperando ayuda. “¿Algunas empresas que miran de reojo el BOE van a aguantar lo que viene” sólo “porque les invitan a los actos” del Gobierno? ¿Y pidiendo a la oposición que no crispemos?”, se quejó.

“Algunos tienen que reflexionar”, sugirió entonces, ya casi al término del acto. Porque nos enfrentamos a una “recesión brutal”. Y “si algún empresario o algún medio o alguien piensa que se van a librar por ser amigos de los del BOE, que luego no vengan a decir que dónde estaba la oposición. Pues haciendo su trabajo. La oposición lleva demasiados meses clamando en el desierto. Simplemente hago esta advertencia”, dijo, porque ve “una sociedad demasiado dormida. La sociedad española tiene que despertar”. Alguien tiene que dar una campanada y despertar”, concluyó.

Empresarios divididos

Las diferentes patronales no quisieron responder, a petición de infoLibre, a las acusaciones de Casado. Pero sí precisaron su posición sobre los indultos. Como la patronal madrileña CEIM —integrada en CEOE—, a la que algunas informaciones atribuía haberse pronunciado contra la medida de gracia, pero que según su presidente, Miguel Garrido, no lo ha hecho. “Hemos tenido Junta Directiva y sí, mayoritariamente las voces contra los indultos son un clamor. Pero esa misma mayoría ha decidido, como organización empresarial que somos, no posicionarse sobre algo que es puramente político”, precisó. Igual que ATA, la principal asociación de autónomos —también parte de CEOE—. Están en contra a título personal pero no se pronunciarán como patronal, segun las fuentes consultadas por este diario.

En cambio, Uatae, otro de los grandes colectivos de autónomos españoles, sí se muestra a favor. “Siempre que los indultos conlleven un retorno a la normalidad y una mejoría de los negocios, todo ello relajando la tensión artificial creada con el procés, perfecto”, declaró un portavoz de esta organización a infoLibre.

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En la misma línea se expresó este martes en distintos medios Pimec, la gran patronal catalana de pequeñas y medianas empresas:Los representantes políticos deben alejarse de los frentismos y favorecer los espacios de diálogo en beneficio del bienestar social y del impulso de las políticas sociales y económicas necesarias”, declaró su presidente Antoni Cañete.

Pimec y Uatae forman parte de la nueva patronal Conpymes, que pretende disputar a CEOE el monopolio de la representación de las empresas en el diálogo social, especialmente ahora que está a punto de llegar el dinero de los fondos europeos.

El presidente de una patronal estatal de ascensores que prefiere no revelar su identidad, declaró a este diario: “El independentismo es un anacronismo que nos distrae de los grandes retos de nuestro tiempo”. Pero eso no significa que no se deban conceder los indultos. “No hay más remedio que hacerlo y me parece bien cómo se ha planteado”, subrayó.

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