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Día clave en la mayor federación del PSOE

Espadas y Díaz contemplan un resultado muy ajustado que complicaría la unidad del PSOE-A el día después

Susana Díaz y Juan Espadas durante el debate de las primarias del PSOE.
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Los dos equipos se muestran, cómo no, convencidos de la victoria. Por supuesto, ninguno de los dos lo está en realidad. 45.374 militantes están convocados a votar este domingo. Lo harán en urna, en secreto, lo que hace aún más imprevisible quién se convertirá en el candidato de la mayor federación del PSOE a la presidencia de la la Junta de Andalucía. Los dos contendientes principales son:

1) Susana Díaz, secretaria general, presidenta entre 2013 y 2018, cuyo mensaje central es que ella es la garantía de un PSOE-A autónomo de Ferraz. Díaz insiste en que ha cambiado, que ya no es la impetuosa dirigente que intentó tumbar sin éxito a Pedro Sánchez. Tras soñar con llegar a Moncloa y acabar perdiendo San Telmo, Díaz reitera que ha aprendido las lecciones y ha ganado en humildad y escucha. En su contra juega que su victoria supondría repetir la candidata que fracasó en diciembre de 2018.

2) Juan Espadas, alcalde de Sevilla y exconsejero andaluz, que se presenta como el hombre moderado y tranquilo que unirá al partido tras un lustro de enfrentamientos entre susanistas y sanchistas y que logrará darle la vuelta a una inercia favorable a la derecha. Pesa contra él la acusación de ser "candidato de Ferraz", así como el menor margen de tiempo con el que ha contado su campaña y el menor conocimiento de su figura.

El tercer aspirante es el economista Luis Ángel Hierro, un sanchista sin opciones de victoria pero que incrementa las posibilidades de que ninguno llegue al 50%, con lo que habría una segunda vuelta el 20 de junio.

Flaquezas y puntos fuertes

La impresión más compartida –sintetizada tras escuchar a partidarios de los dos principales candidatos tanto de dentro de sus equipos como de la militancia de base– es que Juan Espadas partía como favorito, pero Susana Díaz ha hecho una campaña eficaz y que el juego está abierto. Escapan muchos matices a ese esquema, porque hay afines a una y otro que no muestran la menor duda de que su aspirante ganará. Pero, conforme la conversación se torna más franca, aparecen siempre las dudas. Unas dudas que revelan la impresión generalizada de que difícilmente habrá un resultado holgado para uno de los contendientes, lo que complica la unidad del partido. Ese será –coinciden todos– el gran desafío del partido. 

Una parlamentaria que ha hecho campaña en primera línea por Díaz contrasta el ánimo bajo del arranque del proceso, cuando la secretaria tuvo que aceptar a regañadientes unas primarias que no quería, con su final de campaña "in crescendo". "La gente lo que me dice es que ve a la Susana del principio, alegre, con fuerza, cercana, que habla claro", explica. Otro partidario de Díaz, activo durante la campaña, admite que Espadas sigue siendo a priori favorito, pero cree que la campaña ha ido a favor de la secretaria general, que además cuenta a su favor con que, fuera de Sevilla, Espadas es poco conocido. "Además, con los fichajes, [Espadas] se ha lucido", ironiza en referencia a antiguos susanistas reconvertidos "de repente" en partidarios del alcalde, como el caso del malagueño Miguel Ángel Heredia. "Esas cosas no gustan en el partido", añade.

Un secretario local que apoyó a Díaz ante Pedro Sánchez en 2017 y ahora es un firme partidario de Espadas afirma que el alcalde de Sevilla tiene una carta decisiva a su favor: "Todo el mundo en el partido sabe lo que ha pasado. Perdió las primarias contra Pedro, perdió la Junta por primera vez, en dos años no se ha hecho buena oposición y el PP está fuerte. ¿Vamos a presentar lo mismo?". No obstante, también reconoce que Díaz, sin agenda institucional, ha tenido ventaja a la hora de hacer campaña. Y lo ilustra con un ejemplo: "Piensa en un pueblo pequeño de la sierra de Sevilla, donde haya unos 20 militantes, todos muy cercanos al alcalde, que llevan 8 o 10 años votando a Susana en elecciones andaluzas y primarias, una vez detrás de otra. Ahora Susana va, se gana al alcalde, se reúne con ellos, habla, explica, se toma algo. Y Juan no ha tenido tiempo de pasar por allí. Pues así en muchos muchos pueblos, porque Susana lleva muchos meses de campaña mientras Juan no podía".

Afines a Espadas reconocen que este es uno de los motivos que llevó a presionar a Ferraz para que adelantase las primarias: el tiempo corría a favor de Díaz. Un próximo al alcalde de Sevilla se muestra confiado en el trabajo hecho durante la campaña por Espadas, del que es común destacar que es un hombre amable y nada afectado, que deja buena impresión en el trato. "El que quiere se toma algo con él, con total naturalidad", afirma un militante que lo ha acompañado y que lamenta que haya faltado tiempo. Espadas suple esta falta de margen para llegar a cada rincón con un énfasis en el carácter "municipalista" de su candidatura, con el aval de su condición de alcalde. Cerrará la campaña en Marmolejo, un pueblo de 6.800 habitantes en Jaén, provincia donde Espadas tiene el apoyo de la dirección del influyente Francisco Reyes. Y con él, según dan todos por hecho, de la gran mayoría del censo de militantes jiennenses, provincia que puede ser clave. Díaz cierra campaña en Sevilla capital. 

Sin favorito claro

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¿Quién va a ganar? Imposible afinar un pronóstico, incluso para los más avezados. Son más los que creen –creen, no saben– que ganará Espadas. Pero sin dar nada por hecho. Hablamos del partido que eligió a Borrell en vez de Almunia, a Zapatero en vez de a Bono y a Sánchez en vez de a Díaz. Nada es previsible.

Díaz ha sido hasta ahora imbatible en Andalucía: fue elegida y reelegida secretaria general sin que nadie lograse reunir los avales para enfrentarse a ella. En las elecciones primarias que perdió contra Sánchez en 2017, en Andalucía ella fue la más votada, con más de un 63%, más de 30 puntos por encima de Sánchez. Pero ha llovido desde entonces. Hoy Sánchez, para empezar, es presidente y Díaz no es presidenta. Antes era al contrario.

Además, ahora se da la paradoja de que quien más insistentemente se reivindica como candidata "de los militantes" es una secretaria general y expresidenta de la Junta –cargo al que llegó señalada por José Antonio Griñán–, que hizo campaña para conquistar Ferraz en 2017 apoyada por todo el aparato. Y el supuesto cantidado orgánico es, en realidad, prácticamente nuevo en el conocimiento de los entresijos del partido.

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