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Crisis del coronavirus

"Que los gobernantes no olviden nuestro dolor y la sociedad cuide a sus cuidadores"

Familiares del auxiliar de Enfermería Pablo Riesgo, fallecido a consecuencia del coronavirus, durante el acto de homenaje a las víctimas.

La Plaza de la Armería del Palacio Real ha acogido este jueves el segundo homenaje de Estado a la víctimas de la pandemia de covid-19. Con extrema puntualidad, a las 9.00 horas de la mañana ha arrancado el tributo, que ha sido conducido por el periodista Fernando Ónega y ha contado con la presencia de todo el Gobierno y de la mayoría de los presidentes autonómicos exceptuando al catalán Pere Aragonès, al vasco Íñigo Urkullu, al aragonés Javier Lambán y al extremeño Guillermo Fernández Vara. El acto, organizado por Moncloa, ha servido para dirigir palabras de gratitud a las víctimas del coronavirus y honrar su memoria. "Pido a nuestros gobernantes que no dejen de tener presentes a nuestros fallecidos" y a la sociedad que "cuide a sus cuidadores", ha expresado María Díaz, cirujana pediátrica e hija de uno de los profesionales fallecidos durante la crisis sanitaria.

El acto ha comenzado así rindiendo tributo a los más de cien sanitarios que fallecieron a consecuencia del covid. María Díaz ha recordado en su intervención a su padre, el doctor Joaquín Díaz Domínguez, que fue director médico y jefe del Servicio de Cirugía y aparato digestivo de hospital madrileño de la Paz, donde murió con 67 años en abril del año pasado, poco después de jubilarse. Su hija ha tomado la palabra para lamentar no haber podido despedirse y para trasladar su agradecimiento a los profesionales sanitarios lo acompañaron en sus últimos momentos: "Ellos fueron nuestras manos y nuestros ojos, ellos hicieron un esfuerzo sobrehumano para lidiar con el sufrimiento. Trabajaron sin descanso para que nuestros familiares no sintieran dolor, para que se pudieran ir en paz".

"Hoy estoy aquí porque mi padre ya no está, como tampoco están hijos, parejas, padres, hermanos de todas las familias que hoy asistimos a este homenaje, hago mías todas sus palabras, todo su dolor", ha dicho. Ante los micrófonos, la sanitaria ha pedido a los gobernantes que "no dejen de tener presente" a los fallecidos y no olviden su dolor. "Saldremos adelante, pero dejan ausencias que ocupan demasiado, silencios atronadores, heridas que ningún cirujano puede cerrar", ha reconocido. Díaz también ha lanzado un mensaje de súplica a la ciudadanía: que "cuide a sus cuidadores". "Denles tiempo para recomponerse, para reconstruir su vocación".

Pese a las profundas secuelas que deja la crisis sanitaria, también ha tenido palabras de esperanza. A pesar de la "pena incrustada", ha afirmado que "no hay sombra sin luz", en referencia a la vacuna que permite "ilusionarnos con un futuro mejor" donde, ha añadido, "podremos recuperar el consuelo en los abrazos que el virus nos quitó". "La ciencia ha ganado de nuevo", ha afirmado, para agradecer después a los hombres y mujeres de ciencia que "con sus manos y sus conocimientos han luchado contra este virus".

Al término de la intervención, Fernando Ónega ha recitado los nombres de los profesionales homenajeados en el acto, en presencia de familiares visiblemente emocionados, como los padres del auxiliar de Enfermería Pablo Riesgo, de tan solo 26 años y trabajador en el asturiano Hospital de Jove. "Dedicó su vida a ayudar a los demás y estuvo en primera línea de la lucha contra la pandemia hasta su muerte en febrero de 2021", ha recordado el comunicador.

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Precisamente, y como cara visible de esa "esperanza" —como ha dicho Ónega—, que trajo la vacuna, Araceli Hidalgo, la primera persona vacunada en España —en la residencia Los Olmos, en Guadalajara—, ha tomado la palabra para mostrar su agradecimiento al personal sanitario, "que con su  esfuerzo ha salvado y está salvando muchas vidas". Y ha lanzado una advertencia sobre el aumento de los contagios, especialmente entre los jóvenes, a los que ha pedido "que respeten la pandemia".

También han estado en la Plaza de la Armería más mayores que estuvieron entre los primeros vacunados en distintas comunidades autónomas y cuyas edades oscilan entre los 78 y los 96 años.

Antes de sus palabras, el rey ha entregado  cuatro grandes cruces de la Orden del Mérito Civil a los familiares de cuatro sanitarios fallecidos por covid: a los de Díaz Domínguez; a la de Jesús Algaba, otorrinolaringólogo; a la de Pablo Riesgo; y a la de Nedialka Veleva, ginecóloga. Felipe VI ha entregado otras 98, aunque no de manera pública. La condecoración fue aprobada por el Consejo de Ministros, que la otorgó a 120 sanitarios. Las cruces han sido recibidas mientras sonaba el adagio del Concierto para oboe de Alessandro Marcelo. El rey Felipe VI ha querido advertir igualmente sobre la quinta ola y pedir más esfuerzo para conseguir que el virus no se expanda. "En este esfuerzo nadie puede quedar al margen ni quedar indiferente, seguimos luchando contra el virus y sus efectos contra la vida, la salud, el trabajo y la actividad económica", ha dicho.

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Los monarcas han dejado después una corona a los pies del pebetero y se ha guardado un minuto de silencio, con el intermezzo de la Ópera Cavalleira rusticana de Pietro Mascagni de fondo. 

Durante el evento, se ha proyectado un vídeo con el título de Esperanza, en el que ha intervenido el futbolista Andrés Iniesta, presentando historiales reales de superación en la pandemia y tras escucharse el Hallelujah de Leonard Cohen, a llegado el discurso del rey, que además del aviso para frenar la quinta ola, ha trasladado la "gratitud infinita" que siente todo el país hacia quienes combatieron en primera línea contra el virus, "anteponiendo su deber a su seguridad". También ha querido recordar a los fallecidos, y especialmente a los mayores. "España jamás olvidará a todos los que fallecieron en soledad", ha dicho. 

Con sus palabras, unos 45 minutos después de que comenzara, el acto ha finalizado con la interpretación de la canción Por eso cantamos juntos, compuesta por Josu Elberdin, e interpretada por el Orfeón Pamplonés, bajo la dirección de Igor Ijurra Fernández.

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