Partido Popular

Casado teme que un PP de Madrid controlado por Ayuso condicione todo su liderazgo

Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida en la manifestación de Colón.

Todavía no han comenzado las hostilidades, pero Pablo Casado ya está moviendo sus fichas para responder a la jugada de la presidenta de Madrid de trasladar a la prensa su decisión de presentar candidatura para hacerse con la presidencia del PP de Madrid, una de las marcas territoriales más importantes de los conservadores, tanto por número de militantes como por capacidad de influencia en la política nacional.

De momento son sólo tomas de posición, pero anticipan el escenario que ambos tendrán que afrontar cuando se celebre el congreso del partido en la Comunidad de Madrid, previsto para los primeros meses de 2022. Casado y Ayuso hacen gala desde hace tiempo de mantener una magnífica relación personal pero no es ningún secreto que la vocación nacional de la presidenta madrileña se ha convertido en más de una ocasión en un dolor de cabeza para el líder del PP, necesitado como está por reforzar su liderazgo para intentar disputar a Pedro Sánchez la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2023. Como cuando Ayuso se atrevió a cuestionar su autoridad emplazando al rey Felipe de Borbón a no firmar los indultos a los dirigentes políticos y sociales catalanes condenados por el procés.

Ayuso tiene una proyección en una parte de la derecha mediática y en amplios sectores de los votantes de Vox que Casado no tiene. Y su victoria en las elecciones de Madrid del pasado 4 de mayo no hizo sino reforzar su fortaleza dentro del partido y por tanto sus opciones de hacerse también con el control del PP en una Comunidad en la que muy a menudo ese puesto y la jefatura del Gobierno autonómico han estado separados.

Esa es, en principio, la prioridad de Casado y su equipo, al frente del cual está su número dos, Teodoro García Egea. A Génova le gustaría situar al frente del PP a la actual secretaria general, Ana Camins, una dirigente de absoluta confianza del aparato nacional perfecta para hacer de cortafuegos dentro del partido a las ambiciones nacionales de Ayuso.

Una elección que además serviría para dar continuidad a la actual dirección, encabezada por Pío García Escudero y nacida de la gestora que hace tres años se hizo cargo de la organización cuando Cristina Cifuentes abandonó todos sus cargos abandonódespués de la difusión de un vídeo de un hurto en unos grandes almacenes cometido en 2011.

La solución sería perfecta para Casado si no fuera porque la presidenta de Madrid acaba de anunciar, a través de su entorno, su decisión de presentar candidatura a la presidencia del PP de Madrid en el próximo Congreso. Un anuncio que no sólo cuestiona las preferencias de Génova sino la estrategia de Casado de enterrar ese asunto al menos hasta después de la convención que tendrá lugar en octubre y que su partido lleva meses preparando cuidadosamente para relanzar el proyecto político del PP como alternativa de todo el centroderecha al actual Gobierno de PSOE y Unidas Podemos.

El propio Casado, interpelado sobre si está dispuesto a ofrecer su apoyo a la candidatura de Ayuso, evitó este lunes dárselo. “Tendrán que decidir los militantes de Madrid”, respondió, incómodo, en un acto al que asistían la presidenta de Madrid y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. “En la sala tenemos a dos militantes muy cualificados”, acertó a decir Casado, poniendo al regidor madrileño en el disparadero como alternativa a Ayuso, “que saben que van a tener mucho peso en esa decisión. La dirección nacional no tiene que meterse en esos procesos”, se justificó.

Lo cierto es que Génova no quiere ni oír hablar de este tema. Planean poner todos los focos sobre Casado y la convención. Por eso ha encajado mal que Ayuso, justo ahora, haya movido ficha. Así que sus dirigentes, con García Egea a la cabeza, trasladan el mensaje de que la vida interna de los partidos no interesa a los ciudadanos, preocupados por cosas como el recibo de la luz o la crisis económica provocada por la pandemia.

Almeida como recurso

Su objetivo sigue siendo la fórmula Camins, pero para el caso de que la presidenta de Madrid decida echarle un pulso, como ha hecho saber a través de su entorno, Casado ya ha tomado posiciones situando a Almeida en la carrera electoral orgánica. El alcalde de la capital, cuya popularidad no ha hecho más que crecer en la ciudad desde que se hizo con el bastón de mando y que goza de la simpatía de gran parte de los militantes conservadores de la Comunidad, es el único dirigente capaz de desafiar de tú a tú a Ayuso en un combate político por la presidencia del PP madrileño. Y nunca ha negado que vaya a entrar en la disputa. Todo lo más se la limitado a señalar que “de momento” “no toca” hablar del asunto. Muy en línea con las consignas de Génova, se ha negado reiteradamente a respaldar los deseos de Ayuso de hacerse con la presidencia del partido en Madrid.

No obstante, fuentes del PP insisten en que todo está abierto. Casado no puede correr el riesgo de perder un pulso con Ayuso que erosionaría su liderazgo a un año de las elecciones generales, así que nadie descarta que acabe cediendo si cree que puede perder el envite. Pero el líder conservador tampoco quiere que el control del aparato orgánico de Madrid sirva a la presidenta madrileña para consolidarse en la escena política nacional. Todo el mundo en el PP recuerda cómo Esperanza Aguirre utilizó su poder orgánico —y apoyo de la vieja guardia de José María Aznar— para enfrentarse a Mariano Rajoy, hasta el punto de atreverse a desafiar su poder en el congreso que el partido celebró en València en 2008.

De nuevo aquí, el papel de Aznar puede resultar fundamental. El expresidente subraya sus simpatía por Ayuso tanto como regatea el respaldo a Casado. La presidenta de Madrid, de acuerdo con los criterios del responsable de la Fundación FAES, ya “se ha ganado sus galones”, cosa que el presidente del PP todavía no ha conseguido.

La batalla por el control del PP de Madrid arruina el relato de Casado para reconstruir el proyecto político del partido

La batalla por el control del PP de Madrid arruina el relato de Casado para reconstruir el proyecto político del partido

El resultado del congreso de Madrid y el rol que desempeñe Ayuso es de gran importancia no sólo para la imagen de Casado de cara a las elecciones sino, de acuerdo con los analistas consultados por infoLibre, para lo que pueda pasar después de ellas en el caso de que el PP no sea capaz de ser investido presidente del Gobierno. Sería entonces cuando el liderazgo de Casado, tras tres fracasos electorales consecutivos, abriría de nuevo en el PP el debate sobre su continuidad al frente del partido.

Martínez-Almeida ya advirtió a finales de mayo, en plena fiebre ayusista tras la victoria de Madrid, que él es contrario a que Ayuso se haga con la presidencia del partido. Él prefiere una fórmula como la que representa Camins porque, argumentó entonces para enfado de los partidarios de la presidenta, de ese modo Ayuso podrá dedicarse “al 100%” a sus tareas de gobierno.

En la misma línea, García Egea subrayó esta semana en una entrevista concedida a Antena 3 que el modelo de bicefalia actual del PP en Madrid, que separa la presidencia del partido y la presidencia de la Comunidad, “ha funcionado”. Y advirtió: “Sin partido no hay Gobierno” y cuando el PP se ha olvidado de sus principios, ha acabado sin partido y sin Gobierno. Una distancia con Ayuso muy reveladora, sobre todo teniendo en cuenta que hace sólo dos meses el número dos de Casado mostró, en una entrevista en La 1, su “total apoyo” a Ayuso como presidenta del PP de Madrid.

Más sobre este tema
stats