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Banco Santander lanza un 'bono verde' para que los particulares puedan invertir en energías renovables

Aerogeneradores de electricidad en una imagen de archivo.

La preocupación por construir un nuevo modelo económico y social más sostenible y resiliente se ha trasladado a los productos de ahorro e inversión. Invertir en activos socialmente responsables es mucho más que una moda, es una oportunidad para apoyar proyectos con un impacto positivo en la sociedad sin renunciar a obtener rentabilidad. Este es el objetivo del nuevo bono verde que ha lanzado Banco Santander, líder en España en inversión sostenible.

Los particulares podrán invertir, a partir de 5.000 euros, en un instrumento cuyos fondos irán destinados a financiar proyectos que cumplan con criterios de sostenibilidad, en concreto al desarrollo de programas de energía eólica y solar. Este producto se comercializará a través de las sucursales del banco entre clientes de los segmentos de empresas, Select (rentas altas), banca privada, microempresas, intermediarios financieros e instituciones privadas con al menos dos años de experiencia en productos de riesgo. Se trata de un bono con el capital garantizado al 90%, de vencimiento a tres años, y una rentabilidad ligada a la evolución del índice Eurostoxx 50 ESG-X, un indicador bursátil de referencia europeo que incluye a las compañías con mejor puntuación en políticas responsables.

El grupo Santander está a la cabeza a nivel mundial tanto en financiación de grandes proyectos de infraestructuras "verdes" como en asesoría de operaciones en energías renovables, un mercado que ha emergido como uno de los sectores con mayor crecimiento en los últimos años. La colocación de este bono forma parte del plan global de emisiones sostenibles del banco, con el que se financiará actividad verde, social o sostenible como parte de las iniciativas de banca responsable de Santander: se ha marcado como objetivo facilitar más de 120.000 millones de euros en financiación verde hasta 2025, una cifra que se elevará hasta 220.000 millones hasta 2030. Según los últimos datos públicos de la entidad, ya ha destinado 22.000 millones de euros a este propósito durante el primer semestre de este año 22.000 millones de euros, cifra a la que se suman los 19.000 millones de 2019.

Dentro de este plan, Banco Santander emitió en octubre de 2019 su primer bono verde para inversores institucionales por importe de 1.000 millones de euros, una operación que ha permitido financiar 32 proyectos solares y fotovoltaicos con una capacidad instalada superior a los 6.300 megavatios (MW). “De acuerdo con la cuota de financiación de Santander en estos proyectos, se ha evitado la emisión equivalente al consumo de dióxido de carbono (CO2) realizado por más de 700.000 hogares en un año”, según señala el informe de esta emisión. Además, el pasado junio, lanzó otro bono verde, una emisión sénior no preferente también de 1.000 millones de euros.

Hacia un modelo económico más sostenible y resiliente

La pandemia sanitaria de la Covid-19 ha avivado en los últimos meses el debate sobre la necesidad urgente de construir un nuevo modelo económico y social más sostenible y resiliente. “El reto no es solo financiar lo que ya es verde, sino hacer verde el resto de la economía”, señala Ana Botín en un artículo publicado en su perfil de Linkedin, donde recuerda la necesidad de un crecimiento que impulse la inversión en tecnologías verdes. La presidenta de Banco Santander lleva tiempo reclamando una economía sostenible que cambie el modo de hacer negocios. “Necesitamos que el crecimiento sea sostenible e inclusivo. Un crecimiento que impulse y financie la inversión en tecnologías verdes. Un crecimiento que llegue a todos, para que a medida que nuestras economías y sociedades reduzcan las emisiones, las comunidades y los países no se queden atrás”. Y resulta evidente el importante papel que juega el sistema bancario, que representa dos tercios de la financiación a nivel mundial, y la relevancia de que gobiernos, empresas, clientes y comunidades trabajen juntos en este objetivo.

Un ejemplo de la estrategia del gigante financiero para alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas es el compromiso de cumplir 10 metas de banca responsable hasta 2025. Entre ellas, eliminar los plásticos de un solo uso de todos sus edificios antes de 2021; que el 100% de la electricidad que consume provenga de fuentes renovables en 2025 en los países donde sea posible certificar la fuente de la electricidad (en la actualidad es el 50% y el 100% en países como España, Alemania y Reino Unido); o que todos sus edificios y oficinas acaben este año siendo neutros en carbono, mediante la reducción y la compensación de todas las emisiones que generan sus instalaciones en su actividad diaria. Para alcanzar estos objetivos, Banco Santander ha puesto en marcha diversas iniciativas centradas en el ahorro de energía, el ahorro de materias primas, la reducción de residuos, la reducción de emisiones, y la sensibilización de los empleados, cuya implicación es clave para cumplir el compromiso real del banco con el medio ambiente. Todos estos esfuerzos han sido reconocidos en la última edición del Dow Jones Sustainability Index, que sitúa al Santander como el banco más sostenible del mundo.

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Líder en fondos y planes de pensiones ISR

Banco Santander tiene una larga trayectoria en la gestión de fondos de inversión y planes de pensiones sostenibles. La gestora de la entidad, Santander Asset Management, fue la primera en lanzar un fondo ISR en España en 1995 y, según sus previsiones, el próximo año gestionará un volumen de patrimonio más de 20.000 millones de euros en estos productos. Además, cuenta con el mayor fondo de estas características: Santander Sostenible Renta Fija 1-3, con un patrimonio superior a los 1.400 millones de euros.

Cada vez son más los inversores, tanto institucionales como minoristas, que consideran la ISR como un elemento clave a la hora de gestionar sus activos. Una tendencia que se ha visto impulsada por los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas, el apoyo por parte de foros internacionales y locales como Eurosif o Spainsif, así como por una mayor concienciación por parte de la sociedad. Pero también son los propios clientes quienes exigen productos de inversión que, junto al beneficio económico, ofrezcan un impacto social y ambiental positivo. Según el último informe de Global Sustainable Investment Alliance, estas inversiones con criterios sostenibles movieron en el ejercicio 2018 un volumen de 30.700 millones de dólares en todo el mundo.

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