Talento a la fuga

Adiós mi España querida 2.0

Adiós mi España querida 2.0

“Arquitectos, ingenieros, abogados y cantantes, científicos, camareros, bomberos, conferenciantes […] Igual que nuestros abuelos, todos somos emigrantes”, rapea El Langui en una renovada versión de El emigranteEl emigrante, la popular copla de Juanito Valderrama que su hijo, Juan Valderrama, decidió recuperar y actualizar en el año 2012 junto al rapero de Carabanchel. Reivindican así la vigencia de una canción que acabó convirtiéndose en casi un himno para toda una generación que se vio forzada a traspasar las fronteras españolas huyendo del hambre y la miseria que dejó tras de sí la Guerra Civil. Casi ocho décadas más tarde, una nueva oleada de jóvenes se marcha a miles de kilómetros al son de una música que también parece hablar del desarraigo, ilusiones rotas y esperanzas que se abren camino lejos de España. Un nuevo fenómeno migratorio que resulta difícil de concretar en cifras, pero que se abre paso en la producción cultural española.

La falta de registros que sean capaces de reflejar con relativa exactitud la salida de españoles, impide en gran medida determinar la magnitud de una realidad torpedeada por estadísticas dispares y contradictorias pero que, sin embargo, comienza a proyectarse con fuerza en el imaginario colectivo a través de su música, cine y publicidad. Ante esta ausencia de datos, la cultura española ha tomado la palabra para reflejar la figura del joven español emigrado del siglo XXI. Talento a la fuga lo ha hecho retratando, hasta el momento, a más de 30 profesionales que desarrollan ahora sus carreras en el extranjero. La precariedad, la falta de expectativas y de reconocimiento profesional, son tres de los elementos esenciales que computan en la decisión de estos miles de jóvenes que hoy viven fuera. Tres sensaciones compartidas que la cineasta Iciar Bollaín logró captar en su documental En tierra extraña (2014), una cinta que recoge el testimonio de un grupo de emigrantes españoles que residen ahora en Edimburgo, la capital de Escocia y una de las ciudades que recibe más españoles desde la entrada de la crisis. La directora de películas como Te doy mis ojos o Y también la lluvia trae a la actualidad los ecos de la anterior generación de emigrantes españoles a los que cantaba Concha Piquer en la copla que ahora sirve a Iciar Bollaín para dar título a su película. Un título que enlaza a dos generaciones de españoles que, separados por más de medio siglo, comparten anhelos y frustraciones, la nostalgia de la tierra que se ha dejado atrás y la esperanza de volver un día a una España mejor.

Una esperanza que Borja Calvín y Clàudia Mateus también reflejan en su corto documental One way ticket to London (Billete de ida a Londres), una obra que, en apenas 27 minutos, da cuenta de uno de los fenómenos más significativos de la España de la crisis: El éxodo masivo de jóvenes españoles. En esta ocasión se escuchan también las voces de jóvenes que, sin ninguna cualificación, se han visto obligados a marchar por una crisis económica que no ha respetado ningún perfil profesional. Se trata de una modesta producción audiovisual que plasma las dificultades a las que se enfrentan los miles de jóvenes que escogen masivamente Gran Bretaña como destino y que trata de abarcar el fenómeno migratorio en toda su amplitud.

Icíar Bollaín: “Los emigrantes españoles no tienen conciencia colectiva”

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Pero la fuga masiva de españoles no solo se ha retratado a través del género documental. Comedias como Perdiendo el norte, del director Nacho G. Velilla, han acercado esta realidad al espectador. Una película que refleja entre risas y gags la amarga realidad de una España en crisis que fuerza al exilio económico a sus ciudadanos. Lo hace a través de Hugo y Braulio, sus personajes protagonistas, dos recientes titulados que deciden emprender un viaje a Alemania en busca del futuro profesional que les ha negado su país. En seguida se enfrentarán a las barreras culturales e idiomáticas y a una precariedad laboral que también parece alcanzar al corazón de Europa. Las mismas barreras que, en definitiva, también se vio obligado a superar Andrés, un anciano emigrante español interpretado por José Sacristán que reserva una amarga protesta para el país que abandonó hace años: “Yo salí de una España que pasaba hambre para volver a otra en la que ni dios se acordaba de que, antes de ser ricos, éramos nosotros los emigrantes”.

En la cultura popular también se han dejado ver las heridas de una sociedad en la que cada vez más familias despiden a sus hijos. “Adiós mi España querida/cantan los hijos de España/esos que emigran cual golondrina”. Son parte de los versos de la comparsa cordobesa Adiós mi España querida, participante del Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval de Cádiz 2015. Una composición en la que los hermanos Amate Escudero y José Manuel Aranda Perales homenajean a los jóvenes emigrantes españoles con una ácida crítica: “Se va de España toda una generación, no terminamos de aprender y aquí se queda nuestra infanta de Borbón, Urdangarín, Rato y Puyol, los del PSOE y el PP, tarjetas negras, sindicatos e IU, nos adornan las noticias de las tres, mientras que tú dices adiós desde ese tren”.

El drama de la emigración ya no es solo una estadística arrojada en los telediarios o en las páginas de la prensa, sino que se cuela también en los hogares españoles a través de la publicidad. Campañas como la de una conocida marca de café que “regala viajes para traer a casa a los que están fuera”, dan buena cuenta de que la fuga de jóvenes es una realidad a la que la sociedad ya no puede dar la espalda. Ahora músicos, directores de cine y publicistas son también los cronistas de un fenómeno que muestra la otra cara de una pretendida recuperación económica que , siete años después del estallido de la crisis, sigue siendo incapaz de hacer un sitio a aquellos que un día se marcharon.

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