Talento a la fuga

“Jamás veré este sueldo en España, pero soy un patriota: prefiero investigar para mi país”

Jamás veré este sueldo en España, pero soy un patriota: Prefiero investigar para mi país

Si Esteban Palomo hubiera optado por la empresa privada, quizá no se hubiera visto forzado a vivir en Ecuador, la nación que lo acoge y que se ha puesto a la cabeza de América Latina en la captación de talento extranjero. Doctor en Ingeniería informática y especializado en el área de la inteligencia artificial, a este malagueño de 33 años probablemente le estarían lloviendo ahora las ofertas laborales de un sector al que apenas le han alcanzado los efectos de la crisis. Sin embargo, eligió la carrera investigadora y docente en la universidad pública española, una opción que, aunque asegura, le reporta enormes satisfacciones, lo enfrenta diariamente a las continuas trabas que se interponen en el camino para acceder a una plaza en una institución asediada, tanto por los recortes, como por una baja tasa de reposición que se ha mantenido en caída libre durante los últimos años. Ahora, vive en Ibarra, donde acumula horas de docencia e investigación en la universidad de Yachay con el fin de poder engrosar su currículum y poder regresar a España cuanto antes.

Sistema de concurso público arbitrario

Premio extraordinario de doctorado por la Universidad de Málaga, Esteban, que lleva varios años luchando por una plaza, acumulando experiencia profesional y prestigiosas publicaciones en un sector a la vanguardia de la Ciencia y la Tecnología, no duda en cuestionar los arbitrarios criterios que rigen el sistema de concurso público para el acceso a un puesto en la Universidad. “He concursado a bastantes plazas”, asegura tras enumerar al menos ocho universidades de todo el territorio español. Y continúa: “Lo que pasa es que, como las ofertas salen con cuentagotas y la investigación está tan mal, los departamentos demandan un perfil docente e investigador muy concreto, y así, se aseguran de que accederá la persona a la que está destinada”. Esteban lo ejemplifica con la experiencia que le ha acompañado en los últimos años: “Yo me he encontrado plazas en las que el perfil investigador y docente demandado se ajusta al tema de investigación de la persona que es del departamento que la oferta y que casualmente ha quedado primero”.

Asegura que esta es una cuestión bien conocida por toda la comunidad investigadora. “Es vox pópuli entre la gente que está intentando acceder a un puesto”, señala tras precisar que la mayoría de las veces se ha quedado a las puertas de la ansiada plaza: “Mi codirector de tesis me decía: Si te dieran una plaza por cada dos en las que has quedado segundo, ya tendrías para elegir”, comenta con una amarga risa. Cansado de ver su nombre siempre a un paso en las listas de acceso, y tras su último intento de entrada en la Universidad de Sevilla, ha decidido alzar la voz y denunciar. “Ahora me he presentado a siete plazas de lenguajes y sistemas informáticos. Había 15 o 16 aspirantes y he quedado noveno. ¿Sabes cuántas candidaturas había del departamento? Ocho. De todos los que no éramos de Sevilla, yo he quedado el primero”, protesta. Convencido de que en esta cuestión ya es hora de “remar todos juntos”, ahora se plantea coordinar una denuncia colectiva entre los candidatos que se han quedado fuera. “Muchos de los que no hemos accedido, teníamos mejor currículum”, insiste, sin embargo, y sin más opción que la de interponer un recurso de alzada, Esteban cree que la protesta quedará, como todas, en aguas de borrajas.

Gasto público en Ecuador vs recortes europeos

“Me parece increíble que un país como Ecuador, que tiene un nivel de desarrollo muy bajo, me dé la oportunidad de trabajar como docente e investigador cuando España, que pertenece a la moderna Unión Europea, no es capaz de hacerlo”. Es la dolorosa comparación que no puede dejar de hacer un investigador que anhela tener la oportunidad de devolver a la sociedad española el esfuerzo invertido en su educación. “Yo estoy muy agradecido porque me han dado una plaza y me pagan un sueldo que no vería en mi vida en España, ni aunque fuera catedrático”, asegura, “pero evidentemente tengo un sentido del patriotismo: Prefiero investigar para mi país”. Un país que, tristemente, está dejando escapar a raudales un talento del que ahora se beneficia la nación andina, decidida en los últimos años a multiplicar sus esfuerzos en gasto público para intentar colocarse a la cabeza en investigación y desarrollo de Latinoamérica. “Yo no es que sea fan de Rafael Correa. Me parece un poco populista y tiene cosas malas, pero hay que reconocer que está haciendo políticas muy acertadas en cuanto a inversión pública en Ciencia, Sanidad, Educación e infraestructuras”.

Esteban lamenta la deriva de recortes que están llevando a España a la cola en investigación y desarrollo. “A grandes rasgos lo que ha hecho Ecuador es gasto público e inversión. Y yo creo que ese es el camino del progreso. Lo mismo hizo EEUU cuando empezó la crisis; lo contrario que Europa, y salieron mucho más rápido de la recesión”, declara. Y protesta por el desprecio de su país hacia una generación brillante que ahora se ha visto obligada a regalar su talento a países como Alemania, Inglaterra e incluso Ecuador. “Estamos en pleno siglo XXI, España es miembro de la UE, es un país desarrollado y moderno, y lo que tiene que hacer es comportarse como tal e invertir en Ciencia. Cualquier país del mundo moderno que se precie lo es porque tiene una gran inversión en Ciencia, y eso es correlación absoluta”, asevera.

“En España la idea de trabajar y hacer Ciencia gratis está excesivamente arraigada”

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¿Recuperación económica?

Hastiado por las corruptelas que afectan a casi todos los estratos de la esfera política española, Esteban defiende la Ciencia y el Conocimiento como la verdadera senda de la recuperación económica que ahora el Gobierno se empecina en proclamar mientras todavía, cientos de investigadores se le escapan por la puerta de atrás. “Me río yo de lo de la recuperación, que más bien es un espejismo. ¿Si hasta hace un momento éramos el país que más empleo destruía, que más recesión tenía y que era lo peor en todo, cómo ha pasado de un extremo tan malo a otro tan bueno?”, reflexiona.

Alejado de los extremos, Esteban defiende la pertinencia de lo que llama "enfoque científico" para curar los males que aquejan a una sociedad que, opina, no termina de ver en el conocimiento y la Ciencia un modelo de desarrollo. Cansado del "que inventen otros", continua acudiendo cada día al centro de investigación de Yachay, la joven institución universitaria que pone todo su esfuerzo en convertirse en el Silicon Valley latinoamericano. “Vas por la calle, por cualquier sitio y la gente te habla ilusionada del proyecto de Yachay o con que se invierta en Ciencia, y eso es algo que me llama la atención, porque aquí en España no me imagino a la gente ilusionada con proyectos así”.

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