Lugares (imaginarios) para perderse

La frenética ruta sin mapas de Julián Hernández

El músico y escritor Julián Hernández.

“El lugar ideal para perderse y relajarse, y parafraseando a Melville, no está marcado en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca”. Julián Hernández, músico y fundador de Siniestro Total, deja a un lado la cartografía y se adentra de lleno en una escapada imaginaria donde la única brújula será el sentido de la desorientación. “Son mucho más interesantes los mapas y lugares imaginados, incluido el mapa de Borges, ese que es del mismo tamaño que el territorio” y que describía el escritor argentino en su texto Del rigor a la ciencia (El hacedor). Empieza la ruta imaginaria de Julián Hernández. Agárrense.

El músico gallego asegura que siente una especial predilección por los lugares solitarios, “de ahí que, para empezar, gane Locus Solus”, el monumental lugar del inventor Martial Canterel ideado por Raymond Roussel. Igual que Canterel invitó a sus amigos a compartir la soledad de sus siete maravillas, “eso de convidar amigos también está en el Palacio de la Montaña, esa especie de paraíso post-nuclear donde se desarrolla El jardí dels set crepuscles”, la obra que Miquel Palol escribe en 1989 y en la que sus personajes de la alta sociedad, refugiados de los destrozos de la guerra, van contando historias que se entrecruzan en una especie de vaivén narrativo.

“¡Y qué decir del Portugal de La quinta de Palmyra de Gómez de la Serna, o del Dublín de En Nadar-dos-pájaros de Flann O'Brien!”. Espera, Julián, calma, que nos perdemos. Entonces, ¿nos quedamos en Dublín? “Bueno, mejor la España imaginaria del Manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki”. Hernández, natural de pies inquietos, demuestra ser un firme defensor del derecho universal a perderse, hasta que el cuerpo aguante. “Yo querría perderme en sitios así en verano. Y en invierno. Y en otoño. Y en primavera”.

Pero esto no termina aquí. Los itinerarios imaginarios han de tener un final estelar, inesperado. “Definitivamente, si hubiera que escoger un sitio para perderse y relajarse, que tampoco tengo muy claro en qué consiste ninguna de las dos cosas, a lo mejor lo suyo es tirar por el infierno blanco que hay al final de La narración de Arthur Gordon Pym”, la única novela escrita por Edgar Allan Poe, publicada en 1838. Un final de la mano del maestro, que bien podría ser la mejor solución —imaginaria, pero igualmente eficaz— para paliar los efectos de un verano abrasador. “¡Espera! ¡Bah, no! ¡Vámonos a Mega-City One, con el Juez Dredd, que nos lo vamos a pasar en grande!”, concluye, refiriéndose a la saga de cómic de John Wagner, Carlos Ezquerra y Pat Mills.

Poco se puede añadir después de semejante ajetreo. Sólo una última cosa: Menos mal que nos queda Portugal.

Y en la vida real…

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Julián Hernández se encuentra completamente sumergido en la promoción de su primera novela, Sustancia Negra. “La ficción de largo recorrido ha irrumpido en mi vida como un elefante en una cacharrería”, cuenta Hernández, “si nuestro señor Jesucristo nos concede salud y buena vista, no será la última vez que nos zambullamos en esta procelosa piscina”.

En cuanto a la actividad de Siniestro Total, el grupo sigue siendo un hervidero frenético de giras y conciertos por todo el país. “El GPS nos lleva de concierto en concierto con la precisión de una señorita Rottenmeyer insoportable”, bromea. Acaban de publicar en edición digital un nuevo E.P. de tres canciones: Paseando sobre el agua (revisión de un tema de 1990 y a propósito de que "cumplimos la edad de Cristo"), Black Jack (con la colaboración de Sés) y Luís Tosar (en donde aparece el mismísimo Luís Tosar haciendo de sí mismo). “La idea es ir publicando las canciones en formato digital a medida que las vamos grabando con la perversa intención de reunirlas todas en un vinilo a finales de este Año del Señor de 2015”, explica.

Julián Hernández funda el mítico grupo vigués Siniestro Total en 1981, marcando un hito en el mundo del punk-rock español, hasta la actualidad. Hernández también ha colaborado con medios de comunicación como Público o El País, mediante columnas de opinión en las que reflexiona sobre temas de actualidad, política, y cultura. En 1999 publica el libro ¿Hay vida inteligente en el rock & roll?, y en la primavera del 2015 sale a la luz su primera novela Sustancia negra.

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