Envidia literaria

Iván Repila viaja a Marte con Ray Bradbury

El escritor Iván Repila.

Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Ese es el libro que le habría gustado escribir a Iván Repila (Bilbao, 1978) si no lo hubiera escrito ya egoístamente Ray Bradbury, y si no se hubiera convertido, con su publicación en 1950, en un clásico casi instantáneo del género de la ciencia ficción. Se le pregunta al escritor por el principal objeto de sus envidias literarias, dentro de esta sección en la revista Verano libre en la que infoLibre pregunta a autores y autoras por ese libro, de entre todos los leídos, que les habría gustado escribir. La respuesta es, al principio, sorpresiva. Y el propio Repila lo admite: "Sin ser un libro que suela mencionar cuando hablo de referentes...".

 

Y es verdad que a quien conozca la escritura de Repila solo por El niño que robó el caballo de Atila (Seix Barral, 2017), le chocará que el autor de esa fábula construida con potentes imágenes elija, entre todos, a un autor que ha transitado más bien por los caminos de la ciencia ficción, la fantasía y el misterio. Y más aún puede sorprenderle que hable de un libro de relatos —aunque también se ha hablado de Crónicas marcianas como una novela episódica—, cuando su obra se desarrolla en el territorio de la novela. Pero el escritor se explica: "En muy pocas páginas aúna ciencia ficción, poesía, misterio, tragedia... Quizá lo que más valoro es el poso que deja una vez terminado; y que a mí, que no suelo leer relatos, todavía me vienen a la cabeza, años después de su última lectura, muchos de ellos".

Como suele suceder, esta obra, de alguna manera fundacional, acompaña al escritor vasco desde hace tiempo. "Lo leí (por primera vez) durante una época de inmersión absoluta en la ciencia ficción", cuenta, "en la que apenas leía otro género, a principios de siglo (¡cómo suena esto!)". A principios de siglo, Repila era un afanado lector veinteañero y todavía faltaba para que publicara Una comedia canalla, su primera novela, en 2012. Pero intuye qué vio allí: "Quizá me llegó especialmente por su poética y su tristeza y su fuerza alegórica, que lo diferenciaban notablemente del resto de lecturas. Y por su aparente simplicidad (subrayo lo de aparente)".

Benjamín Prado, tras los pasos de Juan Marsé y Carmen Laforet

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Porque llega el momento de recordar que el último libro del escritor vasco es El aliado, que, si se resiste —apenas— a ser llamado ciencia ficción, sin duda se mueve dentro de la ficción especulativa: en un futuro muy cercano, el protagonista, convencido de la importancia de la lucha feminista, decide que esta solo triunfará si es violenta, y se hace pasar por un machista radical para fundar un comando terrorista patriarcal. ¿El objetivo? Desencadenar, con sus acciones, la revolución de las mujeres. En este proyecto se ve de forma más clara un interés compartido con Bradbury: usar la ficción especulativa —en el caso del estadounidense, ciencia ficción con todas sus letras— para hablar, no de lo que ocurriría en un Marte aún lejano, no de lo que pasará pasado mañana, sino de lo que sucede aquí y ahora

El autor ha dado ya otra clave: esa mezcla de "ciencia ficción, poesía, misterio, tragedia" que podría resultar también de introducir todos los libros de Repila en una coctelera. Él se queda dándole vueltas a de qué manera Bradbury ha podido infiltrarse en su escritura. Primero, un matiz: "Creo que son los libros, más que los autores, los que nos influyen". Y luego: "Supongo que todos ellos, de una manera más o menos consciente, ocupan un espacio abstracto en nuestra memoria y aparecen sin que nos demos cuenta, muchas veces, mientras escribimos". Por ahí andará Bradbury. Perdón, por ahí andarán sus Crónicas marcianas, agazapadas en alguna página pasada o futura de Iván Repila. 

 

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