De series

Lola García, que se confiesa "antiseries", recomienda 'Borgen' para olvidar la imagen "despiadada" de la política

La periodista Lola García.

Lola García (Badalona, 1967), periodista y politóloga de formación, es actualmente directora adjunta del periódico La Vanguardia. Autora también de distintas publicaciones, como El naufragio (Península), una crónica de los vaivenes independentistas de los últimos años, participa en De series, dentro de la revista Verano libre, en la que a lo largo de agosto políticos, politólogos y periodistas comentan las producciones que más y que menos les han gustado. La periodista, aunque la haya abandonado, recomienda Borgen para aquellos que disfruten de la política tanto como ella. 

García se confiesa “bastante antiseries”. Por eso cuando tiene que recomendar alguna producción de otra temporada, lo hace con sorpresa. Pero, en parte, por muy pequeña que sea, Borgenresponde a lo que ella necesita: “Me gusta la política, no lo puedo evitar”. Y aun así, al quinto capítulo la abandonó. “Me aburrían las cuestiones que no tenían que ver con la acción política, los asuntos amorosos de los altos cargos y demás… Pero la idea de la serie es buena, acerca a la gente a los políticos, pueden apreciar que no es tan fácil y tampoco se da una imagen tan despiadada de líderes sin ningún escrúpulo, como puede pasar en otras series”. En otras series como, por ejemplo, House of cards.

Borgen, una serie danesa de tres temporadas que se estrenó en 2010, sigue los pasos de Birgitte Nyborg, interpretada por Sidse Babett Knudsen, que, entre sus conflictos personales y las tensiones propias del poder, ocupa el sillón de primera ministra en Dinamarca. Aclamada por la crítica, la serie se sirve de las trampas y las bondades del poder para buscar el entretenimiento, y por su éxito ha traspasado las fronteras danesas y ha sido ya vendida y emitida en decenas de países. A pesar de haberla abandonado, más por reticencias con el propio formato serie que por el contenido de la misma, García recomienda Borgen para quienes busquen entretenerse desde el rostro más atractivo de la política.

Chernobyl es una respuesta muy recurrente entre las personas que participan en esta sección. Aunque aún quedan estrenos y meses por delante, la producción de HBO tiene visos de ser la serie del año. Todavía se habla de ella. Y para Lola García sin duda es el éxito de la temporada: “Me enganchó. Sientes mucha angustia. Todo lo que tiene que ver con amenazas que no puedes ver me impresiona. Y si además se trata de algo que ocurrió y que puede volver a pasar, aún resulta más subyugante”. La miniserie, que hace una crónica dramatizada del antes y el después del accidente nuclear, también con elementos ficticios, es útil para abordar el evento desde múltiples prismas, desde los engranajes burocráticos y las dinámicas de poder de las democracias populares, como ya explicaba Pablo Simón en sus recomendaciones en esta misma sección, hasta la ferviente actualidad que nos ata a discutir sobre el cambio climático.

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Así lo cree también la periodista, que confiesa que le gusta “la política en estado puro” y que cree que la serie es “un buen ejemplo de hasta qué punto la política mueve nuestras vidas cotidianas”. Hablar sobre Chernobyl es hablar primero sobre historia y luego sobre política, y así responder a una de las claves de la serie: cómo tomar decisiones baratas tiene consecuencias tanto para la primera como para la segunda. La emisión de Chernobyl, que no trata de polarizar, sino de trazar los claroscuros de un hecho histórico, ha podido escocer en algunos sitios, como señala Lola García: “He leído que los rusos están algo enfadados con la imagen que se da de ellos en la serie y quieren hacer su propia versión. Hay una reacción patriótica… cuando yo creo que, como en todo desastre de esa envergadura, se reflejan actitudes mezquinas y otras heroicas”.

La directora adjunta del periódico catalán también se dejó a medio ver, por ejemplo, The Wire, aunque admite que es algo bastante común en ella: “Tengo que decir, de todas formas, que soy un bicho raro porque no veo series en general. Chernobyl es casi una película larga y de otras no he pasado de dos o tres capítulos”. Lola García no supo darle tiempo a la mítica serie que hace un retrato de Baltimore y de su complejo entramado de tráfico de drogas, que siempre se pelea con otras producciones, Los Soprano o Breaking bad, entre otras, por ver cuál ocupa el trono de las mejores series de la historia de la televisión. 

Producciones cortas, miniseries a poder ser, intensas en trama y argumento, y sin excusas de guion que hagan que la serie se rellene de superficialidades o decorados inútiles. Todo eso parece ser lo necesario para pegar a la periodista de La Vanguardia a la pantalla: “Me aburre que no haya un final, tengo la sensación de que todas las tramas se alargan innecesariamente y no me gusta que busquen la sorpresa constante. Creo que hay temas y guiones que no dan tanto de sí. Y recelo del mismo concepto de engancharme a algo”.

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