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Esa es su opinión

Aún faltan tres días para que comience la campaña, pero el del martes por la mañana en Mediaset fue el primer cara a cara antes de las elecciones del próximo 23 de julio. No fue un debate entre políticos: en una silla, Pedro Sánchez, en la otra, Ana Rosa Quintana. Quiso la periodista empezar afeando al presidente que llevase cuatro años sin acudir a su programa: usted tiene más canas, yo soy más rubia. El comentario, más banal que combativo, dio paso a una hora de preguntas y respuestas en las que una de las frases más repetidas por el presidente fue “esa es su opinión”. Quizá sea ese el resumen más valioso de la entrevista. Sánchez puso sus cartas sobre la mesa desde el inicio reconociendo que acudía al programa a pinchar la burbuja del sanchismo. Esa campaña, repite el presidente, repleta de mentiras que la derecha ha articulado en torno a él en los últimos años. Quintana, puede que advertida por las críticas que acusaron a Pablo Motos de ser poco incisivo en la entrevista que le hizo en El Hormiguero, trató de rebatir cada una de las respuestas del presidente sobre la gestión de su gobierno. Tanto refutó sus intervenciones que le interrumpió en numerosas ocasiones echando mano de juicios y opiniones personales y no de datos, como cabría esperar de una entrevista periodística. No sé de dónde saca esos datos, déjeme terminar, si me permite desarrollar el argumento, llegó a decir Sánchez. En algunos momentos, se hizo complicado distinguir quién estaba entrevistando a quién. 

Habló también Sánchez de esa derecha mediática de la que, hace tan solo unos días, la presentadora negaba la existencia y de la que hoy se ha vuelto a desmarcar. Es buen momento para recordar que fue esa derecha mediática la que, en las anteriores elecciones autonómicas y municipales, dio altavoz a quienes resucitaron a la banda terrorista ETA –desaparecida hace 12 años– y a los que gritaban Que te vote Txapote, la que compró el discurso sobre el pucherazo electoral o la que sigue dando alas a los bulos sobre okupación. Una derecha mediática que distorsiona el juego político y alimenta el discurso del miedo contra los que gobiernan y no contra los que quieren recortar derechos y libertades. Solo han bastado unas semanas para ver la hoja de ruta de los gobiernos formados por PP y Vox: negacionismo de la violencia machista, del cambio climático, censura cultural y retirada de banderas y símbolos del colectivo LGTBI. 

Una derecha mediática que distorsiona el juego político y alimenta el discurso del miedo contra los que gobiernan y no contra los que quieren recortar derechos y libertades

Si hay una frase que se repite estos días –más allá de la de derogar el sanchismo– es que la campaña electoral se libra en los platós de televisión. Pedro Sánchez reconoció que dejar de acudir durante cuatro años a medios hostiles había sido un error del que había aprendido y sus intervenciones en las últimas semanas dan buena cuenta de ello. El camino lo marcó Rodríguez Zapatero con su entrevista en el programa de Carlos Herrera. Con la vehemencia del que sabe que tiene la razón expuso los motivos que acreditaban que fue su gobierno -y no el de Aznar- el que acabó con el terrorismo en España. Sánchez lo ha vuelto a demostrar hoy: ha sabido recoger ese guante para desmontar las falsedades que se han vertido sobre él y su familia pero también sobre su gestión. Por eso, bienvenido sea cualquier espacio en el que podamos oír los planes de los que aspiran a gobernar el país en el que vivimos. Pero no deberíamos conformarnos con un combate dialéctico entre una periodista y un presidente del gobierno. Es una anomalía democrática que sean los políticos -en este caso, el líder de la oposición- los que decidan a qué debates electorales les conviene asistir. No deberían olvidar los representantes públicos que son uno de los momentos más importantes de las campañas, donde muchos electores que no han acudido a mítines o se han leído los programas, deciden su voto. Un derecho de los ciudadanos y ciudadanas y un espacio en el que escuchar propuestas y no opiniones.

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