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¿En qué lado de la Historia quieres estar?

José Donoso

El pasado día 23 de mayo, el colectivo Rebelión Científica lanzaba esta pregunta en el marco de la concesión a este grupo del premio Ecozine Berta Cáceres 2022 por su labor a favor de la conciencia de la urgencia de actuar frente a la emergencia climática.

Rebelión Científica nos recordaba en su intervención lo que el propio Secretario General de la O.N.U., Antonio Guterres, nos decía hace pocas semanas: “Se nos acaba el tiempo”. También, el jefe asesor científico del anterior Gobierno del Reino Unido, David King, lo puso de manifiesto hace unos meses: en los próximos tres o cuatro años se define el destino de la humanidad.

Un hecho que, a fuerza de ser denunciado repetidamente, parece que la mayor parte de nuestra sociedad ha comenzado a asumir. Sin embargo, pese a que hemos asimilado la teoría, paradójicamente también hemos olvidado que necesitamos actuar en nuestro día a día.

La distopía del covid y la más reciente de la guerra de Ucrania, cuando no cualquier noticia de los últimos cinco minutos, han hecho pasar a un segundo plano a la urgencia que supone la emergencia climática. Lo más curioso de este fenómeno es que se produce también entre las personas u organizaciones que se definen como ambientalistas o con sensibilidad ambiental.

En un reciente encuentro de organizaciones energéticas y medioambientales con la vicepresidenta segunda del Gobierno, ninguna de ellas solicitó una mayor velocidad en la aplicación de políticas energéticas para paliar la emergencia climática, habida cuenta de que el consumo energético es su principal causante. Por el contrario, varias de ellas criticaron la forma en que se están implementando estas políticas.

La distopía del covid y la más reciente de la guerra de Ucrania, cuando no cualquier noticia de los últimos cinco minutos, han hecho pasar a un segundo plano a la urgencia que supone la emergencia climática

En sus intervenciones, en un neonegacionismo completo, daba la sensación de que el tiempo no era una variable que importara. Las quejas se centraban en la forma en que estas políticas se estaban llevando a cabo. Debate importante, pero que no nos puede hacer perder de vista que vivimos en una emergencia climática donde cada minuto cuenta. Un año en un retraso de implementación de medidas es un año de emisiones de CO2 que se podrían haber evitado. Es un tiempo a ganar en la carrera contrarreloj de disminuir los efectos de la emergencia climática.

Todos estamos en que se debe avanzar en la electrificación, pero siempre con la vista puesta en fomentar la eficiencia energética. Pero todos deberíamos estar convencidos también de que hay que aprovechar el recurso del autoconsumo al máximo, eliminando las barreras administrativas que quedan para aprovechar al máximo los 900 millones, incrementados recientemente en otros 500, en subvenciones para el mismo, dentro de los Fondos de Recuperación.

Además, es fundamental crear marcos regulatorios específicos que favorezcan las colectividades energéticas y los proyectos de pequeño tamaño, reservando parte de la capacidad de conexión disponible para estos proyectos. Paradójicamente, las medidas que se están adoptando en aras a una mejor inserción de los proyectos renovables en el entorno ambiental y socioeconómico hacen que estos proyectos tengan que competir en inferioridad de condiciones.

Pero sobreestimar la potencialidad real del autoconsumo o la velocidad de implementación de los proyectos hace un flaco favor a la lucha contra la emergencia climática. A la vez que se impulsa un modelo más descentralizado, es necesario continuar con la implantación de plantas en suelo: la velocidad de sustitución de combustibles fósiles sí cuenta.

Esto no quiere decir que todo valga. Las plantas en suelo se deben instalar desde la excelencia tanto en la integración ambiental como socioeconómica, sin ocupar zonas protegidas. Los estudios científicos demuestran que la biodiversidad de una planta solar adecuadamente diseñada y con medidas de renaturalización es superior en su interior que en su entorno. Si se opta por la compatibilidad del terreno con el uso agrario este debe ser de agricultura biológica.

Alemania ha duplicado su objetivo de energía solar para 2030 mientras que en España se habla de moratorias y cancelación de proyectos. ¿Damos de verdad importancia a la lucha contra la emergencia climática? ¿De qué lado de la Historia queremos estar?

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José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltáica (UNEF).

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