La portada de mañana
Ver
La red infinita del lobby de la vivienda: fondos, expolíticos, un alud de 'expertos' y hasta un pie en la universidad

Leyendo el BOE

Felipe Sicilia

Seguro que escucharon durante la conmemoración del Día de la Constitución a dirigentes del PP decir que ellos son los que más salvaguardan el texto constitucional, la mejor garantía de mantenimiento de nuestra Carta Magna.  

A estas alturas de sobra sabe usted que no es más que mera retórica y que los hechos demuestran lo contrario, y como prueba tenemos la no renovación del Consejo General del Poder Judicial. Y es que una cosa es querer mantener el texto Constitucional y otra cumplirlo.

Si para algo ha servido nuestra Constitución, que por cierto ya necesita algún repaso y modernización, ha sido para garantizarnos 40 años de convivencia en democracia. 

Por lo que de nada sirve erigirse en los mayores defensores de la Constitución cuando se ataca al bien superior al que esta da forma y que no es otro que nuestro sistema democrático. La democracia.

Y sin duda nuestra democracia peligra cuando se desprestigia y se ahonda en el descrédito de las instituciones que forman ese Estado democrático, que forman el armazón de una sociedad democrática.

Cuando se bloquea la renovación del CGPJ se está debilitando a la democracia, de igual manera que cuando se desacredita al Congreso de los Diputados se está debilitando a la democracia

Por tanto, cuando se bloquea la renovación del CGPJ se está debilitando a la democracia, de igual manera que cuando se desacredita al Congreso de los Diputados se está debilitando a la democracia.

En el caso del Congreso de los Diputados, ese descrédito se conforma a base de crispación e insultos lanzados desde los escaños, algo que no es puntual ni fruto de un debate acalorado.

No se lleven a engaño, forma parte de toda una estrategia para convertir el Hemiciclo en un estercolero en el que la derecha, en lugar de debatir, insulta; en lugar de proponer, crispa; y en lugar de buscar acuerdos, busca confrontación. Y todo para dañar la imagen de uno de los pilares básicos de una democracia, su Parlamento, y de quienes allí representamos a la ciudadanía. 

Y dado que esto no es casual, sino una estrategia, es por lo que empezaron meses atrás con la tensión y los insultos. Primero desde los escaños; ahora desde la mismísima tribuna de oradores. Primero sin atender al decoro parlamentario o al reglamento del Congreso; ahora sin atender y pitorreándose de las advertencias de la presidenta. Sin atender a la más mínima educación ni respeto a la ciudadanía a la que las diputadas y diputados insultados representamos.

Es verdad que la gente podrá llevarse una mala imagen de las bancadas y de los diputados que así se comportan, pero también se llevan una mala imagen del trabajo que se hace en el Parlamento y de la labor que hacen sus representantes, porque al final las tertulias televisivas terminarán dedicando más horas a cómo un diputado de Vox llama bruja a una diputada socialista o cómo los insultos de una diputada de extrema derecha hacen lloran a una ministra.

¿Hablar en las tertulias televisivas sobre las leyes que se han aprobado ese día? De eso ya se enterarán los ciudadanos leyendo el BOE.

_____________________

Felipe Sicilia es diputado del PSOE por Jaén.

Más sobre este tema
stats