Vacunas solidarias

Ana Prieto Nieto

En Todo lo que era sólido, Antonio Muñoz Molina nos recordó “qué lejos se nos queda ya el pasado de hace solo unos años”. Sí, la pandemia nos ha alejado, con pasos de gigante, de un pasado, de hace solo dos años, en el que el presente y el futuro nos parecían razonablemente seguros. El covid-19 lo ha envuelto todo en un manto de incertidumbre; ha generado una alarma que resulta imposible no sentir en toda su crudeza. Poco a poco, gracias a las vacunas, estamos rompiendo ese manto. Las vacunas funcionan y está claro que solo ganaremos la carrera frente al coronavirus cuando el mundo alcance la meta de la vacunación colectiva; sí, porque no hay fronteras para un virus que no entiende ni de prefijos ni de territorios y menos en la sociedad globalizada en la que vivimos.

Esta pandemia es un problema global, que aviva las desigualdades que ya existían en el mundo, lo que dificulta el camino a la vacunación. Por eso, garantizar el acceso equitativo mundial a las vacunas es la única manera de aminorar las consecuencias de la pandemia en la salud pública y, por añadidura, en la economía. El Gobierno de España, consciente de la trascendencia del momento que vivimos, se puso a trabajar desde el minuto cero.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, destacó recientemente la reflexión del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en cuanto a que “nadie estará a salvo hasta que el mundo lo esté”. El mensaje de España es claro: “Tenemos que vacunar a los europeos mientras donamos al resto del mundo”. Hasta la fecha, en nuestro país se han administrado más de 81 millones de dosis de vacunas. España es líder en vacunación. La Comisión de Salud Pública ha acordado comenzar la vacunación a los menores de 5 y 11 años; ya están en nuestro país las primeras vacunas pediátricas; vamos a ser un ejemplo para el mundo de vacunación de niños y niñas. Y, además, el Gobierno de España está comprometido solidariamente con otros países. Muestra de ello es el compromiso del presidente Pedro Sánchez de llegar a la donación de 50 millones de dosis de vacunas antes de que finalice el primer trimestre de 2022. Lo anunció el presidente hace semanas y podemos confirmar que, hoy, España, en un tiempo récord, cumple su objetivo y ha donado más de 40 millones de dosis de vacunas a través del mecanismo COVAX a decenas de países de África y de Latinoamérica. España cumple. Somos el 5º país del mundo en entrega de vacunas solidarias. El director general de la OMS ha agradecido el liderazgo y la generosidad de España en esta donación. La ministra de Sanidad asegura que “Europa puede y debe contribuir al objetivo de la OMS de vacunar al 70% de la población global para mediados de 2022, porque la solidaridad no es solo una palabra, es una cuestión de voluntad política”.

Sin duda, hay una tarea ingente y prioritaria que es la vacunación universal en todos los países. España está en la acción, con liderazgo decidido en la donación internacional de vacunas, porque de esta pandemia o salimos todos o no sale nadie. Es algo que debemos resolver entre todos. Esta es la política de la que podemos sentirnos orgullosos, la que mejora el porvenir y la vida de las personas. En los Presupuestos Generales del Estado (PGE) hay una partida de 1.463 millones de euros (fondos europeos más fondos nacionales), destinada a continuar comprando vacunas contra el covid-19; de ellos, 293 millones de euros se destinarán a adquirir vacunas solidarias. A los PGE, las derechas votaron no. Nosotros, los socialistas, sabemos a quién servimos y queremos vacunas solidarias. ¿A quién sirven las derechas? ¿Qué quieren las derechas?

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Ana Prieto Nieto es diputada por Lugo y portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados.

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