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LA BATALLA DEL 28M

No solo es ganar más votos sino conquistar plazas clave: el PP se lía con su previsión de cambio de ciclo electoral

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante su visita la Feria de Abril de Cataluña.

El Partido Popular llevaba meses vendiendo un cambio de ciclo electoral a partir del 28M. Hablaba de una supuesta ola azul que teñiría toda España en comunidades y ayuntamientos. Un supuesto vuelco ideológico de los votantes que acabaría llevando al PP a La Moncloa a finales de año. 

Pero las expectativas del PP se han ido rebajando en las últimas semanas. Y en los últimos días Alberto Núñez Feijóo ha reducido esa euforia. Ante la cúpula del partido puso el listón mucho más bajo: ganar en votos y conseguir alguna autonomía más de las que compiten en mayo (sólo tiene tres gobiernos en juego ese día: Madrid, Murcia y Ceuta). ¿Lograr eso sería un cambio de ciclo?

Ni dentro de su partido creen que eso se podría clasificar como un cambio de ciclo. Varios dirigentes territoriales y parlamentarios populares consultados por infoLibre explican que lo primero que habría que hacer es ganar en votos en las municipales. Y además no sólo valdrían las papeletas, ya que habría que fijarse principalmente en las plazas que se conquisten también a nivel autonómico. No vale aumentar el poder en alguna autonomía con menos población como La Rioja o Cantabria.

Sólo se podría vender una gran victoria que anticipara las generales si se gana, por ejemplo, la Comunitat Valenciana, que es la gran joya de la corona de este 28M. A esto, además, habría que sumarle alguna victoria simbólica como Castilla-La Mancha o Extremadura, tierras tradicionalmente en manos de los socialistas. No sólo valdría mantener el Ayuntamiento de Madrid, sino que sería esencial para que los populares intentasen vender un cambio de ciclo arañando ayuntamientos clave que tiene ahora la izquierda, como Sevilla (el mayor consistorio en manos de los socialistas) o València (que ahora está gestionado por Compromís y los socialistas).

También dentro del PP sostienen varios cargos que habría que conseguir un aumento del resultado en Cataluña para poder arrancar titulares de cambio de ciclo, por eso le dan importancia esencial a que Xavier García Albiol logre el bastón de mando en Badalona (Barcelona). Otro de los factores que quieren vender los populares es que el PSOE quede tercero en Madrid, tanto en Cibeles como en la Puerta del Sol.

Cómo se mide un cambio de ciclo

Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia y experto en sistemas electorales, indica que lo del cambio de ciclo suele ser una “batalla de titulares”. Pero explica a continuación una serie de factores: ·”En primer lugar, cómo queda la configuración del poder regional. Si los gobiernos de coalición de izquierda se mantienen, aunque bajen de resultados, será un buen indicador del impacto menor de la polémica en Sumar y Podemos”.

“Estos son: Comunitat Valenciana, Illes Balears, Aragón y, en menor sentido, La Rioja, Cantabria y Navarra. Estas últimas tres son tan peculiares que no son extensibles. Pero las tres primeras son un termómetro de cómo irá la posibilidad de reeditar una alianza de izquierdas en el Gobierno central después”, reflexiona. Con otra consideración: “En la misma línea, habrá que ver sobre todo dos municipios: Barcelona y València”.

Según Rodríguez Teruel, en segundo lugar se tiene que prestar atención a la solidez de la base electoral del PSOE: “Ha habido mucha discusión sobre si el Gobierno de coalición ha desmovilizado a la izquierda socialdemócrata. Habrá que ver si eso se confirma en el voto autonómico, especialmente en aquellas autonomías donde gobierna el PSOE sólo o en coalición. Es verdad que la pérdida de algún gobierno regional podría ocultar o desplazar este dato, pero es importante para intuir la evolución del PSOE a nivel estatal. En una encuesta del CIS sobre elecciones autonómicas de hace unos meses, se recogió muy buena valoración de los gobiernos de izquierda, excepto en el caso de Extremadura, y sugería un apoyo robusto en las autonomías, supuestamente más díscolas con Sánchez, como Castilla-La Mancha y Aragón”.

“En tercer lugar, haría la misma reflexión sobre el PP: habrá que comparar los resultados de partido en estas elecciones con la suma de votos del PP y Ciudadanos en noviembre de 2019.  La comparación con las elecciones autonómicas anteriores puede ser engañosa, porque en aquel momento Vox era más débil. De esta manera, podemos ver si el PP se come todo el espacio de Ciudadanos, como sugieren varias encuestas privadas, o bien si hay desmovilización del centro”. “Lógicamente cuantas más autonomías recupere el PP, más verosimilitud tendrá una supuesta ola azul. Especialmente si cae la Comunidad Valenciana”, apostilla.

Para explicar a continuación el profesor: “En cuarto lugar, habrá que comparar el voto de Vox con el apoyo que tuvo en las elecciones generales de noviembre de 2019. Y, sobre todo, la capacidad que tenga de entrar en gobiernos autonómicos, incluso al margen de su evolución electoral. Si Vox entra en algún gobierno nuevo, esto dará verosimilitud a la idea de que las opciones de Feijóo pasan por el apoyo de Vox a nivel estatal. Si el PP recupera algunos gobiernos, sin tener que meter a Vox en el Ejecutivo, esto fomentará las opciones de Feijóo como recambio moderado de Sánchez”.

"La evolución de los aliados del Gobierno"

No se puede perder de vista otro factor: “Hay que prestar atención a la evolución municipal de los aliados del Gobierno en el Parlamento. Especialmente en Cataluña: si a ERC no le van bien las cosas, tendrá que ponerse más dura en un posible escenario de reedición del Gobierno de izquierdas a nivel estatal”. 

Rodríguez Teruel hace esta reflexión de cara al 28M y sus consecuencias en las generales: “Como último detalle, incluso si no hubiera cambios sustantivos en la composición de gobiernos autonómicos, habrá que ver en cuántos sitios el PP es capaz de superar al PSOE, incluso cuando no forme gobierno. Nos dará la medida de verosimilitud de un escenario endiablado para los próximos meses: que el PP gane las elecciones generales, sin poder formar mayoría con Vox, y que el PSOE quede segundo, con posibilidad de pactar con el resto de la oposición”. Con la otra cara de la moneda: “Ahora bien, también puede ser que por pequeños márgenes de voto, haya un decantamiento de varias autonomías, sin  un verdadero realineamiento electoral. Ahí es donde habrá que ver la batalla por los titulares sobre quién gana y quién pierde”.

Claves: el voto autonómico y el trasvase de bloques

Según Ana Sofía Cardenal, profesora en los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), no se puede fijar mucho uno en las municipales para hablar de un cambio de ciclo, y recuerda que los partidos intentan vender esta imagen apoyándose en sus resultados y no en unos datos concretos.

“Pero las locales tienen su lógica. Sobre todo, se puede ver en las elecciones autonómicas. La mejor medida sería ver si una mayoría de comunidades donde ganaban las izquierdas caen en manos de la derecha para hablar de un cambio de ciclo”, sostiene.

Entonces, Cardenal continúa así: “¿Pero qué comunidades? No todas son iguales. No es lo mismo ganar en La Rioja que en la Comunitat Valenciana. Esta última es muy importante el 28M. También sería importante, por ejemplo, Castilla-La Mancha porque allí sólo ha gobernado el PP una legislatura. Una de las preguntas es si ganan las derechas en comunidades tradicionalmente del PSOE y de izquierdas. Son dos cosas para fijarse: el tamaño y si cambian feudos tradicionales”.

El cambio de un ciclo pasa por los bloques. “Esto es lo importante”, señala la profesora, por lo que precisa que hay que fijarse en los “vuelcos” entre izquierdas y derechas.

"El PP tendría que cazar votos de centro izquierda, no le vales Cs"

El politólogo Ernesto Pascual hace la siguiente radiografía: “Para hablar de un cambio de ciclo real tendría que haber una ganancia de votos del PP en todo el territorio español que indique una tendencia de voto hacia las generales. Nunca son extrapolables las municipales con las generales porque hay comunidades con voto dual, como en Cataluña. Pero tendría que ser, por ejemplo, que el PP aumentara en un porcentaje realmente grande de votos respecto a las últimas elecciones generales”.

Y ahonda: “El cambio de ciclo tendría que romper una dinámica que ahora en España es evidente en las generales: que no hay volatilidad entre bloques. Los movimientos de votos ahora se han producido entre bloques, de Cs al PP, del PP a Vox, por ejemplo. O del PSOE a Podemos, o viceversa”. Por lo tanto, insiste en que para hablar de ese cambio: “El PP tendría que cazar muchos votos del centro izquierda, no le bastaría con Ciudadanos”. Esto llevaría a que el medidor sea la composición de los gobiernos posteriores.

“Es verdad que la suma total de votos es un indicador de la tendencia”, prosigue el politólogo, pero “la conformación de mayorías indicará si ese cambio de ciclo es o no es”. “Pero quizá eso dé pactos descarados entre el PP y Vox, y mucha gente del centro izquierda piense luego que para eso no le dio su voto a los populares”, agrega Pascual. Y advierte también que este 28M no van a las urnas comunidades como Andalucía y Cataluña, que suelen marcar tendencias.

La importancia de la tercera posición

El director de Análisis e Impacto Regulatorio, Ramón Mateo, dice que el propio PP está “inmerso en esa reflexión” de qué es el cambio de ciclo para intentar “calibrar” lo que se puede interpretar. “Va rebajando esos requisitos”, señala, para recordar después que los populares llegaron a hablar de “tsunami electoral”. “Ese término lo han abandonado y ahora hablan de cambio de ciclo”, añade.

Sostiene Mateo que ahora el PP intentará vender alguna plaza grande, especialmente mirando a la Comunitat Valenciana. Y también puede intentar vender un gran triunfo si logra Castilla-La Mancha por ser un bastión del PSOE. “Todo parece apuntar a victorias tácticas o puntuales que les permitan afianzar que el PSOE está en retroceso y ellos en esa carrera hacia La Moncloa, pero difícilmente se puede aventurar que estas elecciones den un resultado como las regionales de 2011”, ahonda.

Mateo recalca que hay una gran diferencia entre ganar las elecciones y lograr los gobiernos autonómicos. “Por eso, será fundamental quién consiga quedarse en tercera posición. El PP tendrá un crecimiento orgánico por la absorción de Ciudadanos en la mayoría de las comunidades, como pasó en Madrid en las últimas autonómicas, que luego se vende como una historia de éxito. Como ocurrirá en Murcia o Aragón, y tendrá así el relato de que crecen en toda España. A partir de ahí, las posibilidades de gobernar es si suman con Vox o no. El escenario nuevo dependerá de las fuerzas que puedan tener las izquierdas”.

¿Qué plazas serán clave? Mateo responde: “Bastiones serían Extremadura y Castilla-La Mancha, pero el PP tiene los ojos en la Comunitat Valenciana y Aragón. Y los otros dos puntos importantes son los ayuntamientos de Valencia y Sevilla. También sería muy interesante para el PP recuperar Valladolid o lograr Toledo. Eso les permitiría armar un relato de victoria”. En cambio, esto se vería muy contrarrestado por el PSOE, añade, si obtiene Barcelona porque es la segunda ciudad de España y le serviría para contraponerse con Madrid si el PP la retiene. “Sería muy importante en lo simbólico, pero también en lo cuantitativo porque señala que el PSOE puede ganar en las generales en Cataluña”, concluye.

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