Los escollos que el Gobierno afronta en un 2022 marcado por la recuperación y citas electorales autonómicas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

En mitad de la incertidumbre que genera una pandemia de duración impredecible y que viene a añadir nuevas dosis de inestabilidad al ya de por sí turbulento mapa político, el Gobierno se esfuerza en el arranque del año por trasladar a la opinión pública un mensaje de sosiego: legislatura larga, presupuestos en vigor y el horizonte de la recuperación económica. El Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva ya meses volcado en conseguir que, de la mano de los multimillonarios fondos europeos, esa recuperación empiece a dar frutos cuanto antes para que sea percibida por la ciudadanía. Y la idea es que la hipótesis de ese escenario le vaya restando foco con el paso de los meses a los no pocos escollos que la coalición aún tiene por delante. 

La gestión de la actual sexta ola es un buen ejemplo de ese plan. Tras una primera mitad de legislatura marcada por la emergencia sanitaria y con el Ejecutivo central asumiendo el liderazgo y, por tanto, el desgaste de la toma de decisiones relacionadas con la restricción de movimientos o la paralización de la economía, la hoja de ruta ahora es diferente. El indiscutible éxito del proceso de vacunación en España le ha brindado al Gobierno la posibilidad de apostar por una estrategia mucho menos intervencionista en la adopción de medidas, invitando a que sean las comunidades autónomas quienes asuman un mayor protagonismo en la gestión dentro del marco de sus propias competencias. De hecho, incluso los mensajes que tienen que ver con el covid-19 y que se emiten desde la Moncloa intentan conjugarse en clave exclusivamente positiva: vacunación, recuperación económica y escudo social. Un guion que solo trastocó en parte la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores. 

La economía, pendiente del virus

En su balance de gestión del año, el propio Pedro Sánchez reconoció que el plan ahora es "aprender a convivir y entender el virus con la variante ómicron alcanzando un equilibrio entre la salud pública, la salud mental y el crecimiento económico”. Aun así, lo cierto es que en el Gobierno son más cautos que hace tan solo unas semanas respecto al escenario que pueda arrojar a medio plazo la pandemia. Todo se confía a unos datos de población vacunada difícilmente superables y que se espera que, con el calendario de la dosis de refuerzo, permitan estabilizar la tasa de contagios más pronto que tarde. El gran temor, por el contrario, tiene que ver con las nuevas mutaciones que puedan surgir en el futuro y que hacen imprevisible la duración que aún tendrá el impacto del virus a nivel global. Eso sí, nadie quiere siquiera imaginar la posibilidad de que, de cara a la temporada turística de verano, la pandemia no haya entrado en una nueva fase que permita desplegar la actividad económica a pleno rendimiento. 

Sobre la recuperación de la economía los mejores datos llegan mes tras mes de la creación de empleo. Según las cifras de diciembre, España no solo ha recuperado los puestos de trabajo destruidos durante la pandemia: hoy hay 140.000 parados menos y 574.000 afiliados más a la Seguridad Social que antes de la aparición del coronavirus, con unos niveles de empleabilidad equiparables a 2005 y con el mejor mes de diciembre de toda la serie histórica. Datos récord que invitan a un optimismo no correspondido por otros parámetros, como el consumo o la evolución del PIB, en los que la economía no termina de arrancar. Aun así, el Gobierno mantiene sus previsiones de crecimiento para 2022 en el 6.5%, una cifra que rebajan otros organismos institucionales. 

Nuevo ciclo electoral

En lo puramente político, la segunda mitad de la legislatura podría marcar algunos puntos de inflexión que compliquen la vida al Gobierno. El más importante tiene que ver con la cercanía del próximo ciclo electoral, que será largo y que arrancará en febrero en Castilla y León. La cercanía de las urnas siempre es garantía de un mayor grado de dificultad en la convivencia entre socios políticos. Algo que el Gobierno podría comprobar muy pronto con la tramitación en el Congreso de leyes como la reforma laboral, la ley mordaza o la ley de vivienda, que no tienen ni mucho menos garantizados los apoyos de la mayoría parlamentaria que ha sustentado hasta ahora al Ejecutivo y que, a partir de ahora, ya ha anunciado que está dispuesta a elevar el precio de cada voto a favor. 

Una dinámica que no es descartable que afecte incluso a los socios de coalición del propio Gobierno. La mayoría de las incógnitas sobre el proyecto político que debe liderar Yolanda Díaz continúan sin despejarse, pero todo el mundo asume que, más temprano que tarde, la vicepresidenta segunda “se pondrá a ello”. Hay quien opina en el PSOE que, de hecho, Díaz “a su forma, ya lleva tiempo en ello”, aunque también tienen claro que con el paso de los meses su rol de candidata se intensificará y que eso, inevitablemente, supondrá roces. En la parte socialista del Gobierno llegan a ver con ciertos recelos “la ambición” de la vicepresidenta segunda por intentar que su espacio pueda llegar mucho más allá del terreno habitualmente reservado a la izquierda del PSOE, un planteamiento que a algunos socialistas genera una intranquilidad bastante mayor que la que generaban las candidaturas de Pablo Iglesias. A pesar de que se intenta naturalizar en el seno del Ejecutivo que Sánchez y Díaz compatibilicen sus papeles institucionales con el de competidores políticos, nadie sabe a ciencia cierta cómo puede salir eso. 

Castilla y León y Andalucía

Coinciden las personas de más peso político del Gobierno que, sea como sea, el año que acaba de comenzar puede resultar determinante para las expectativas electorales de Pedro Sánchez, de Yolanda Díaz y del conjunto del bloque progresista. Con las encuestas dibujando desde hace meses un horizonte completamente abierto respecto a las posibilidades de formar Gobierno, existe una preocupación real en los entornos de los partidos del Gobierno sobre las dos citas electorales que servirán de pistoletazo de salida al nuevo ciclo electoral. 

La primera, ya confirmada, será la de febrero de Castilla y León, donde las perspectivas de la izquierda no son nada halagüeñas y donde las encuestas sitúan al borde de la mayoría absoluta al PP de Alfonso Fernández Mañueco. Esa primera cita con las urnas podría confirmar además la consolidación de la extrema derecha y la práctica desaparición de Ciudadanos, poniendo por tanto al bloque conservador en igualdad de oportunidades con el progresista en cuanto a la fragmentación del voto. 

No son mejores los augurios en Andalucía, enclave histórico del socialismo perdido hace casi cuatro años y que podría tener su cita con las urnas en primavera u otoño. Allí las encuestas también otorgan una amplia mayoría al PP de Juanma Moreno y sitúan a la izquierda en una auténtica encrucijada por un candidato socialista con poco tirón y un sinfín de candidaturas disgregadas en el espacio político de Unidas Podemos. La hipótesis de dos derrotas consecutivas de la izquierda en 2022, sumada a la de la Comunidad de Madrid del pasado mes de mayo, podrían acabar de componer un clima electoral adverso en la recta final de legislatura. 

Contra esos augurios, el Gobierno destaca que “pese a todas las complejidades y dificultades de la pandemia y de un parlamento fragmentado, el Ejecutivo avanza”, según manifestó el propio Pedro Sánchez en su comparecencia de balance anual. El presidente insistió en que lo que necesita España es “estabilidad y abordar la ingente tarea de reformas con legislaturas de cuatro años”, y quiso reseñar que, frente al ruido de la oposición y los mensajes catastrofistas, “somos el primer país en recibir unos fondos europeos que van a servir para que España avance y se modernice. Si hemos sido los primeros de toda Europa en recibirlos es porque Europa sabe que España cumple”, sentenció. 

En la Moncloa confían en que los escollos, en cualquier caso, sean coyunturales y no impidan que la ciudadanía valore la gestión de un Gobierno que tomó posesión al mismo tiempo que estallaba una pandemia: “A pesar de enfrentarnos a una crisis sanitaria sin precedentes y a sus consecuencias, hemos sacado adelante proyectos importantes como la subida del SMI, la ley de educación, la reforma de las pensiones, la ley de la infancia, la ley del cambio climático, la estrategia de salud mental…”, rememoran. 

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