Crisis del coronavirus

El Gobierno abre la puerta a colaborar con Cs sin sacrificar el núcleo esencial de su programa de izquierdas

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en su escaño del Congreso el pasado miércoles.

Satisfacción y tranquilidad. Esas son las dos sensaciones que ha dejado en los dos socios del Gobierno coalición la victoria política cosechada este último miércoles en el Congreso al hilo de la autorización de la prórroga del estado de alarma. Satisfacción porque PSOE y Unidas Podemos creen que la estrategia del PP se ha estrellado, gracias sobre todo a la decisión de Ciudadanos de negociar y llegar a acuerdos, y tranquilidad porque están convencidos de que los motivos que llevaron a Esquerra a situarse en el ‘no’ son coyunturales.

La conclusión del Gobierno es que no ha cambiado el tablero político. Siguen situando a ERC en la mayoría de la investidura y a Ciudadanos en la oposición. Pero reconocen que se han abierto otras posibilidades en el contexto de un Congreso atomizado en el que, para negociar cada proyecto, sigue siendo necesario multiplicar las negociaciones.

En el ámbito de Unidas Podemos no preocupa en absoluto el acuerdo suscrito con Ciudadanos para prolongar quince días más las medidas extraordinarias aprobadas por el Gobierno en el marco de la declaración del estado de alarma para limitar los derechos de libre circulación y de reunión. Fuentes de la dirección de la organización morada recuerdan a infoLibre que no esperan que el partido de Inés Arrimadas vaya ganar influencia en las decisiones del Ejecutivo, del mismo modo que tampoco cuentan con que otros partidos, con los que también se ha llegado a acuerdos en algún momento, como es el caso del PNV, Esquerra Republicana o EH Bildu. acaben marcando el rumbo de la coalición.

El análisis de los de Pablo Iglesias de lo ocurrido el miércoles en el Congreso es muy semejante al que hacen desde las filas socialistas. Por una vez “un partido de derechas hizo algo responsable”, afirman,y eso sirvió para “compensar” lo que consideran un “grave error” de cálculo de ERC y garantizar la mayoría necesaria para mantener la vigencia del estado de alarma.

No obstante, no esperar que Arrimadas gane influencia en la coalición de Gobierno no significa que Unidas Podemos no prevea que la puerta abierta a Ciudadanos sea aprovechada para “enredar” por quienes los morados consideran sus principales adversarios dentro del Ejecutivo, en especial la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, con quien han sostenido varios encontronazos internos desde el comienzo de la legislatura.

Más allá de eso, en UP reconocen que la actitud de Ciudadanos interesa al PSOE porque “centra” al Gobierno, especialmente en las provincias donde más desconfianza despierta la buena relación con Esquerra. Les permite “vender moderación” y, en la medida en que combate el retrato que el PP y la derecha mediática hacen del Ejecutivo como un gabinete radical, “le viene bien hasta a Podemos”, reconocen.

Pero en Unidas Podemos ni se plantean que la relación con Ciudadanos, más allá de que puedan dar soporte a determinadas iniciativas, vaya a afectar al núcleo fundamental del programa de gobierno de la coalición y que tiene como ejes la defensa de lo público, la reconstrucción del Estado de bienestar (más ahora como consecuencia de la pandemia) y la justicia social para que las grandes empresas paguen lo que les corresponde, luchar contra el fraude y poner en funcionamiento los gravámenes sobre determinados servicios digitales y una parte de las transacciones financieras que afectan a las sociedades que cotizan en el IBEX 35.

Del lado socialista del Gobierno, las fuentes consultadas creen que Arrimadas compatibilizó ser “muy dura con Sánchez” con hacer visible la versión más útil del partido y de ese modo empezar a reconciliarse con el millón de votos que, según los cálculos de Moncloa, dilapidó Albert Rivera y se fueron a la abstención en las últimas elecciones generales.

Es este un grupo de votantes que, según los analistas de Moncloa, está fuera del alcance del PSOE pero también del PP, y sólo volverá a las urnas para apoyar a Ciudadanos. La diferencia entre recuperar o no esa bolsa de votantes es la misma que va de los diez diputados actuales de Cs a contar con un grupo parlamentario por encima de la treintena. Y eso, en un escenario de atomización partidaria como el actual, recuerdan las mismas fuentes, puede marcar la diferencia e incluso dar acceso a tareas de Gobierno, como ha ocurrido con Unidas Podemos con apenas 35 escaños.

En cualquier caso, nadie en el Gobierno considera definitivo el gesto de Arrimadas hacia el Gobierno ni entiende la votación del miércoles como un alteración de las mayorías en el Congreso. El escenario, subrayan fuentes de la parte socialista del Ejecutivo, sigue siendo muy complejo y obliga a continuar aplicando la geometría variable para sacar adelante las medidas y los proyectos. Los intereses del PNV no son los de Cs, ni tampoco los de los nacionalistas canarios y los regionalistas cántabros, remarcan.

Porque este sigue siendo un Parlamento en el que para sumar mayoría absoluta hacen falta al menos tres partidos, lo que obliga a buscar apoyos constantemente. El Gobierno es una coalición, recuerdan, con un programa de izquierdas. Para llegar a acuerdos prefieren a Esquerra, pero si los republicanos no quieren, como ocurrió esta emana, la obligación del Ejecutivo es “buscar a otros”.

La disposición de Ciudadanos

La disposición real de Ciudadanos a explorar una colaboración con el Gobierno en términos presupuestarios sigue siendo una incógnita. La presidenta del partido, Inés Arrimadas, lleva varios días esforzándose en explicar que su partido se ha limitado a apoyar la continuidad del estado de alarma y que sigue siendo extraordinariamente crítica con el Gobierno, con Pedro Sánchez y en particular con Unidas Podemos.

El presidente del grupo de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa, alimentó este viernes las dudas al alentar la posibilidad de otros escenarios en una entrevista en Ràdio 4 en la que abrió la puerta a la posibilidad de apoyar unos Presupuestos “siempre y cuando tengan medidas para hacer frente a esta pandemia” . Ciudadanos, razonó, quiere introducir responsabilidad en el debate político en una situación de emergencia sanitaria, económica y social.

En relación con ERC, las fuentes de la formación morada consultadas por infoLibre creen que los republicanos entraron en pánico el lunes, creyeron que el Gobierno se iba a estrellar en la votación y, en el contexto del clima preelectoral catalán, quisieron ser “más Torra” que el propio presidente de la Generalitat, a cuya formación, Junts per Catalunya, pretenden batir en cuanto se convoquen las urnas. No obstante, en Unidas Podemos creen que la dirección de Esquerra ya es consciente del error cometido y dan por descontado que en los próximos días hallarán el modo de reconducir las relaciones constructivas que existían antes de que el estallido de la pandemia metiese en un cajón todos los demás asuntos, incluido el diálogo sobre Cataluña en el que tantas esperanzas políticas ha puesto la formación que lidera Oriol Junqueras.

Del lado socialista del Gobierno también confían en recuperar la confianza de Esquerra y no creen que hoy por hoy esté en peligro la mayoría que le dio la investidura. Se muestran además muy comprensivos con Gabriel Rufián y su grupo parlamentario, al que el PSOE reconoce en privado no haber prestado la atención necesaria. En las filas socialistas, espoleados también por el PNV, admiten que en el futuro habrá que cuidar más la relación con los socios de la investidura y evitar la sensación que ha cundido entre algunos de ellos de que todas las decisiones “se toman en un grupito” en Moncloa.

Con la votación del miércoles, “los que pierden” son Esquerra y el PP. “No puedes ir de farol si vas de líder de la oposición“, aseguran las fuentes consultadas en referencia a la actuación de Pablo Casado, que acabó optando por la abstención, cuando su posición ya era irrelevante, después de varios días jugando a que iba a votar ‘no’.

El futuro no está escrito, pero Moncloa traslada la idea de que las apuestas centrales del programa de la coalición no han cambiado y siguen pasando por el refuerzo del sector público, la reconstrucción del Estado de bienestar o la justicia fiscal, sin olvidar asuntos tan relevantes para el presidente como la igualdad, la adaptación de la economía a la transición ecológica y digital y el fortalecimiento de los derechos sociales y civiles.

Para conseguir esos objetivos, el Gobierno se siente mucho más próximo, por razones ideológicas pero también de comprensión de la complejidad territorial de España, a grupos como Esquerra o Bildu que a Ciudadanos o al PP, explican las mismas fuentes. Y muy cohesionado, gracias al entendimiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que se han convertido en la piedra angular de la coalición.

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Pero no descartan nada. Si la votación del miércoles abre la puerta a atraer a Ciudadanos a los Presupuestos Generales del Estado para 2021, “no está mal”, señalan. Porque ya eran imprescindibles antes de la pandemia y ahora se han hecho decisivos para afrontar la crisis económica causada por el virus.

Sacar adelante los presupuestos con la mayoría actual implica “pagar una factura” a todos los socios con los que se han suscrito acuerdos, como el PNV, Esquerra, el BNG, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias y Más País. Así que habrá que ver, llegado el momento, qué es lo que pide Ciudadanos, porque a Arrimadas le puede interesar seguir jugando la carta de que la formación naranja vuelve a ser “un partido útil”.

Si hay presupuestos para 2021, subrayan en Moncloa, significará que hay espacio para prolongar la legislatura durante dos o tres años. Y eso equivale, admiten, a un “premio gordo”.

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