Lecciones que ha aprendido la coalición: menos ruido, explicar más las cosas y negociar con discreción

Sánchez, Calviño y Díaz, en el Congreso

Cuando casi todas las encuestas daban por hecho un Gobierno del PP con la ultraderecha, los españoles el pasado domingo abrieron realmente otro escenario con su voto en las urnas. Pedro Sánchez es ahora el favorito para lograr una investidura si logra armar una mayoría progresista.

El líder socialista, además, ha prometido reeditar un Gobierno de coalición junto con Yolanda Díaz (Sumar), lo que supondrá la segunda experiencia de este tipo en democracia después del Ejecutivo socialista y de Unidas Podemos durante esta legislatura. Estos intensos casi cuatro años han servido para engrasar un modelo inédito hasta ahora, pero también para aprender lecciones y errores que admiten en público y privado dirigentes de las dos partes.

El Gobierno de coalición que nazca será una evolución del anterior pero con diferencias. La primera es la propia relación entre los líderes Sánchez y Díaz, completamente diferente a la que había antes con Pablo Iglesias. En las dos partes admiten que hay mucha mejor sintonía entre ellos dos, que hablan mucho y se coordinan mucho más de lo que evidencia en público. 

Esto no significa que no tengan sus diferencias y compartan todo en todo momento, pero su forma de resolver las brechas es muy distinta a la época de Pablo Iglesias, al que muchos socialistas achacan un modus operandi que ponía a veces a la coalición contra las cuerdas públicamente. Algunos ministros del ala de PSOE se quejan en privado que el antiguo vicepresidente estaba detrás de filtraciones a los medios sobre diferentes medidas o discrepancias.

Sánchez y Díaz han funcionado como tándem electoral durante la campaña, siendo esta una de las diferencias respecto a otros comicios: nunca los partidos a la izquierda habían ido tan de la mano y contaban los votos de los otros como suyos, como indican fuentes de ambos espacios. Incluso dirigentes de las dos formaciones se conjuraron para hablar de voto útil en cada circunscripción para favorecer al bloque en su conjunto de la izquierda, no como forma de destruir a sus rivales dentro del espectro ideológico.

Las dos partes también tienen claro que en la legislatura que nace tiene que haber “menos ruido interno”. Es una sensación que han admitido hasta en público Sánchez y Díaz, quienes tienen la intención de que las discrepancias entre las dos formaciones no se aireen constantemente evitando situaciones de choque constantemente explicitadas ante los medios durante día y noche.

Su intención es que toda la atención se centre en la gestión del propio Ejecutivo y en las medias que se saquen adelante. La coalición también se adentra a esta legislatura, según fuentes socialistas, con la intención de aprobar menos leyes. No será tan prolija legislativamente (se han sacado 215 iniciativas en el Parlamento en estos cuatro años). La idea que tienen en el PSOE y Sumar es que hay que profundizar todas esas medidas y centrarse además mucho en la gestión, especialmente a través de los fondos europeos Next Generation.

Y en el PSOE y Sumar dan especial relevancia a la pedagogía sobre lo que se hace y a explicar constantemente su acción, sin dejar todo el espacio a la derecha política y mediática. Esta fue una de las grandes conclusiones que sacaron tras el varapalo del 28M. Por ello, Sánchez reorientó la estrategia y se volcó en acudir a programas y medios considerados hostiles y que durante años habían sido extremadamente críticos con la izquierda.

En La Moncloa y en Ferraz creen que ha sido un acierto rotundo ese cambio de rumbo porque el presidente salió airoso y desmontó bulos y mentiras en espacios como El hormiguero o El programa de Ana Rosa ante audiencias masivas. El propio presidente reconoció que no lo había hecho antes porque había estado centrado en la gestión en plena pandemia o por las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania. 

Otro de los aspectos que también han aprendido y que van a implementar, según ambas partes, es la “discreción”. El ejemplo más claro son las negociaciones de cara a formar la investidura, cuyos detalles no han empezado a trascender. Desde el PSOE se apela a no radiarlas para que lleguen a buen puerto y desde Sumar hablan también de la forma en la que trabaja Díaz en un sentido similar, como ha servido con éxito para llegar a múltiples acuerdos con los sindicatos y la patronal. 

También en las dos partes subrayan que, a pesar de las críticas de la derecha, la política de pactos ha sido validada y que hay que explicar por qué se han logrado acuerdos parlamentarismo con formaciones como EH Bildu. Por eso, seguirán insistiendo en que haya un bloque de investidura centro no en el quién sino en el para qué.

"Estamos entrenados": el PSOE anticipa una legislatura con menos leyes pero no teme a la aritmética

"Estamos entrenados": el PSOE anticipa una legislatura con menos leyes pero no teme a la aritmética

En el PSOE y en Sumar han aprendido también otra lección, como confiesan sus dirigentes: no se puede volver a producir una situación como la brecha por la ley del sólo sí es sí. Tanto Pedro Sánchez como Yolanda Diaz han reconocido el error y han pedido perdón por los efectos indeseados, mostrando que no debía haberse alargado tanto tiempo esa situación y que se tendrían que haber puesto de acuerdo las dos partes antes.

Sobre la futura estructura del Gobierno no ha trascendido nada, aunque Sumar ya ha dejado claro durante esta campaña que quiere reducir el número de ministerios. Fuentes del PSOE deslizan además que la propia Díaz será la encargada de seleccionar a los miembros de Sumar que ocuparán futuras carteras. Y en Ferraz también están atentos al funcionamiento del grupo parlamentario de su coaligados: “Esperamos y exigimos que voten siempre juntos”, indican en la dirección socialista.

En la coalición, como dicen en el PSOE, también llegan “entrenados” para armar mayorías con sus socios, a lo largo de estos años también han ido aprendiendo a negociar, aunque ahora tendrán también que limar asperezas con algunos (como la relación entre ERC y Sumar o la siempre imprevisible Junts) para sacar adelante las normas porque sólo les vale ir con el bloque progresista. Esa primera prueba de fuego será el 17 de agosto con la sesión constitutiva de la Cortes, donde quieren hacerse con la mayoría de la Mesa. Sumar quiere servir también de puente con Junts, a través de Jaume Asens, pero desde el PSOE avisan de que ellos serán los encargados de pilotar las negociaciones.

Más sobre este tema
stats