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Negociaciones de gobierno

El PP agita la idea de que el PSOE busca que C's se apee del pacto

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No queda ni un mes para que, si el Congreso de los Diputados no inviste presidente del Gobierno a un candidato, se disuelvan las Cámaras y se convoquen nuevas elecciones generales. Esto ocurrirá el 2 de mayo, el 3 se publicará la convocatoria en el Boletín Oficial del Estado y la cita ante las urnas sería el 26 de junio. Si nada se mueve este es el guion más posible para los próximos días. Pero mientras llega esa fecha, los partidos afilan sus discursos para intentar culpar al rival de la ausencia de un Gobierno a cuatro meses de las elecciones generales. En el caso del Partido Popular, además de culpar a Pedro Sánchez del "bloqueo" se declaran convencidos de que los socialistas están intentando por todas las vías provocar que Ciudadanos abandone el acuerdo que sellaron para facilitar que, en el último minuto, se sume Podemos.

¿Cómo lo justifican los conservadores?

Las fuentes consultadas por infoLibre consideran que el jefe de los socialistas ha decidido jugar "al todo o nada" con la cuestión de la formación de Gobierno y que quiere ser presidente "a toda costa". En este escenario, sostienen que ahora para Pedro Sánchez el pacto suscrito con Ciudadanos es "un lastre" porque se ha convertido en una herramienta de bloqueo en tanto que impide cualquier tipo de aproximación a Podemos. Y no descartan "sorpresas" en los próximos días.

"Forzar" la situación

"Ni Podemos quiere nada con Ciudadanos ni Ciudadanos quiere nada con Podemos y Pedro Sánchez está en medio. Ha quedado claro esta semana en la reunión a tres", mantiene un miembro de la dirección nacional del PP. "Así las cosas", prosigue la misma fuente, "una de las pocas opciones que le quedan al PSOE de Sánchez es la de forzar que Albert Rivera diga que rompe".

Sería el triunfo de la vía del 161 (diputados), la favorita de Pablo Iglesias, frente a la 130 (PSOE más Ciudadanos) o la vía 199, esa que el PSOE ve cada vez más imposible. Una vía que, no obstante, por sí sola no pondría a Sánchez en la Moncloa, que necesitaría el voto de la mayoría de la Cámara, compuesta por 350 diputados, para ser investido presidente.

¿De dónde vendrían, entonces, los apoyos que faltan? Por mucho que en Ferraz insistan en que no se comprometerán con nadie que exija como condición previa una consulta en Cataluña, en el PP siguen haciendo bandera de la unidad de España y defendiendo que sólo ellos lo garantizan. 

Como argumentos, recurren a las reuniones "secretas" de los socialistas con el vicepresidente de la Generalitat y presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el portavoz de En Comú Podem, Xavier Doménech

Precisamente este jueves, tras la reunión entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, exigió a Sánchez que explicase su reunión con Junqueras. Quería saber, dijo, "si para él obtener los votos de los independentistas puede implicar algún riesgo para la unidad nacional". 

A juicio de los conservadores, estos encuentros podrían provocar nuevas tensiones entre PSOE y Ciudadanos. De hecho, recuerdan que en la formación de Albert Rivera no sentó nada bien.

"Jugando con fuego"

"Algunos están jugando con fuego y se van a acabar quemando [...] Sánchez sigue empeñado en su error y todas las maniobras que ha realizado están condenadas al fracaso porque Sánchez, aunque no se haya dado cuenta, perdió las elecciones", insistió Hernando.

Las reuniones han coincidido temporalmente con la aprobación, por parte del Parlament, de una moción en la línea de la declaración independentista del 9 de noviembre.

Se da la circunstancia de que al PP y a Rajoy esta fase de la negociación le pilla este sábado en Barcelona, donde los conservadores celebran una convención centrada en la unidad de España y en la que también se tocará el tema de la regeneración política y las medidas contra la Constitución

La llamada que no llega

En el PP y en el Gobierno en funciones insisten en público en que, para ellos, "la última de las opciones" es la de la convocatoria electoral. Y que su oferta sigue siendo la misma que el día 21 de diciembre, un día después de las elecciones. Se refieren al denominado "Gobierno de coalición" entre PP, PSOE y Ciudadanos liderado por Mariano Rajoy.

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En Génova presumen que frente a los "bandazos" y "experimentos" de Pedro Sánchez, Rajoy ha sido "coherente" desde el primer día. Y que, también a diferencia de Sánchez, no ha engañado a los españoles "haciéndoles perder el tiempo" sometiéndose a un debate de investidura para el que no contaba con apoyos. 

Pero no pasa inadvertido que en la postura del PP también ha habido algún que otro bandazo. Antes de fracasar el debate de investidura, Rajoy sostuvo que llamaría a Sánchez después del mismo. Tras el debate, la impresión que se trasladó desde el Grupo Parlamentario Popular es la de que la llamada iba a ser inmediata. Más tarde se dijo que lo lógico era esperar a que la situación "se enfriase". O que la llamada iba a producirse "después de Semana Santa". En definitiva, estamos a 9 de abril y no ha habido llamada. Señalan en Moncloa que Rajoy no tiene ningún inconveniente en ponerse en contacto con Sánchez, pero que tiene que darse la condición de que éste quiera hablar con Rajoy, algo que no ha sucedido en las últimas semanas.

El equipo de Rajoy lleva meses abonando el terreno para que, si hay elecciones, Sánchez quede como el máximo responsable. En el cuartel general de los conservadores aseguran no temer a la cita electoral e, incluso, confían en que mejorarían los 123 escaños del 20 de diciembre. Todo, pese al empeño de su jefe de repetir como candidato. Hay sectores en el PP, todavía minoritarios y con escaso peso orgánico, que creen que "cualquier otro candidato" que no sea Rajoy obtendría mejor resultado. "Nadie de su entorno va a atrever a decírselo. Salvo que la decisión la tome él", señala un dirigente regional que se incluye entre los críticos.

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