Pactos postelectorales

El PP espera que la presión de otras elecciones en Madrid lleve a que Cs y Vox rebajen sus exigencias

García Egea, Casado, Almeida y Ayudo en el salón de plenos del Ayuntamiento de Madrid.

El pasado 11 de junio se constituyó la Mesa de la Asamblea de Madrid. Juan Trinidad, de Ciudadanos, fue elegido presidente de la Cámara madrileña con el apoyo de los votos de los grupos parlamentarios del Partido Popular y Vox. Una triple alianza que, además, sirvió para que la derecha se hiciese con la mayoría absoluta del órgano de gobierno de la Cámara, es decir, con su control. El siguiente paso debe ser la elección de la persona que gobernará la Comunidad de Madrid Comunidad de Madrid durante los próximos cuatro años.

Con este pacto para la Mesa de la Asamblea como base, en el partido liderado por Pablo Casado daban por hecho —aseguran que así lo tienen firmado tanto por Cs como por Vox– que su candidata, Isabel Díaz Ayuso, no iba a tener demasiados obstáculos para ser investida presidenta antes del 11 de julio, fecha tope para celebrar el pleno de investidura. Pero la resaca de la constitución del Ayuntamiento y la tensión entre Cs y Vox a cuenta de la entrada o no de la extrema derecha en el gobierno municipal lo ha emborronado todo. Vox no quiere avanzar en las negociaciones para la investidura hasta que no se les garantice concejalías de gobierno en el consistorio y el partido naranja tiene como línea roja que la extrema derecha no entre en los ejecutivos asegurando que su pacto es sólo con el PP.

El PP hace malabarismos para no molestar en exceso a ninguno de sus dos socios. Y todos los dirigentes consultados por infoLibre confían en que la presión de una repetición electoral en Madrid lleve a que Cs y Vox rebajen sus exigencias. En los últimos días, desde la dirección de Ciudadanos se ha hablado de esta posibilidad, pero enfocada en que este escenario sería el precio a pagar si Vox sigue boicoteando su pacto con el PP

Las fuentes consultadas consideran que los otros dos partidos del bloque de la derecha son los menos interesados en una repetición electoral en la capital porque la pelea que han mantenido "por los sillones", consideran, sería "penalizada" por los madrileños en las urnas.

Para complicar el contexto adverso en el que el PP intenta retener la Comunidad de Madrid, hay que meter en la coctelera las tensiones entre Albert Rivera y Manuel Valls, que han culminado con la ruptura entre Cs y el candidato al que los naranjas apoyaron en Barcelona. Y con una tremenda reprimenda pública del político francés a sus ya exsocios en la que les ha sacado los colores por su relación con Vox. "Cs era un partido liberal y ahora pacta con reaccionarios", disparó Valls.

El calendario

Según se recoge en el Reglamento del Parlamento regional, en el plazo de 15 días hábiles desde la constitución de la Asamblea de Madrid –fue el pasado día 11– debe proponerse un candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Con el calendario en la mano, esto tiene que ocurrir antes del 2 de julio.

Formalizada ya la propuesta, la Presidencia de la Cámara, en manos de Ciudadanos, debe fijar una fecha para la celebración de la sesión de investidura. Para este segundo trámite la fecha tope es el 11 de julio.

Como ocurre en el Congreso de los Diputados, en la primera votación es necesario que el candidato propuesta reúna los votos de la mayoría absoluta de la Cámara, ubicada en 67 escaños.

PP (30), Cs (26) y Vox (12) suman 68, uno más que la mitad más uno. Con el punto en el que están ahora las negociaciones, Isabel Díaz Ayuso tendrá complicado ser investida presidenta en la primera de las votaciones. 

En el Partido Popular recuerdan que, llegados a este punto, tanto Cs como Vox tendrán que explicar por qué dejaron por escrito que la "única" candidata a la investidura era Díaz Ayuso e incumplen ese pacto. 

Se refieren en el PP a los dos documentos que Cs y Vox, respectivamente, firmaron antes de la constitución de la Asamblea y en los que ambos partidos, y en los que. según adelantó infoLibre, además de aportar por Ayuso y Trinidad como presidentes de la Comunidad y la Asamblea, dejaba rastro de cómo debía ser el reparto de poder en el Gobierno regional. Para Cs, si se hablaba de consejerías; para Vox, el PP prefirió borrar del documento la palabra "consejerías" y optó por sustituirla por "entes y presupuesto".

"Si en la primera votación no se alcanzara la mayoría absoluta requerida, se someterá la misma propuesta a una nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza de la Asamblea se entenderá otorgada si se obtuviere mayoría simple de los diputados presentes", puede leerse en el citado reglamento.

Si "transcurrido el plazo de dos meses a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato propuesto hubiere obtenido la confianza de la Asamblea de Madrid, esta quedará disuelta, convocándose de inmediato nuevas elecciones". Este es el punto al que en el PP esperan que no se llegue confiados en que serían sus siglas las que concentrarían el llamado "voto útil" de la derecha después del eventual fracaso de dos votaciones.

¿Transparencia? Cero

Este miércoles, PP, Cs y Vox siguieron enfrentados a costa de los pactos con el reparto en el Ayuntamiento de Madrid como origen. 

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunció este lunes una estructura de la Junta de de Gobierno del Ayuntamiento en la que Vox no tenía reservado ningún asiento, lo que provocó el enfado del partido de extrema derecha anunciara una ruptura de relaciones con el PP. Todo, pese a que Martínez-Almeida y Javier Ortega Smith, el líder de Vox en el Consistorio se habían dado 20 días para negociar.

En el partido de extrema derecha no sentó nada bien que Martínez-Almeida anunciara las concejalías y que Vox estuviera ausente.

Fuentes conocedoras del contenido de las negociaciones aseguran que nunca engañaron a Vox. Que desde la madrugada del sábado, horas antes del Pleno del Ayuntamiento, en el partido de Abascal sabían que iban a acceder a concejalías pero no estrictamente de las consideradas de gobierno. Recurriendo a los términos del Gobierno central, las mismas fuentes señalan que Vox siempre ha sabido que no entraría en el Consejo de Ministros.

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Así, la oferta de PP a Vox, cuentan, siempre ha sido la de concejalías de distrito, hasta tres en total. Y la de una concejalía delegada. Es decir, el segundo nivel de una concejalía de gobierno. Se trata de cargos que no tienen asiento en la Junta de Gobierno. A ojos de los conservadores, estas ofertas no supondrían una invasión de la línea roja de Ciudadanos: que Vox no esté en el Ejecutivo Municipal

En el partido de ultraderecha aseguran que no es esto lo comprometido y que lo pueden demostrar porque lo tienen por escrito. El PP no muestra ese documento que, en teoría, recoge una serie de compromisos con Vox a nivel global. En Vox amagan con mostrarlo para dejar en evidencia al PP. De momento, el partido de Abascal no ha pasado de la amenaza.

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