GALICIA

El pueblo gana a la inacción: así recogen 'pellets' los voluntarios en las playas de Muros

Operarios de empresas contratadas por la Xunta y vecinos de la zona retiran los 'pellets' en la playa de Area Maior, en Muros.

Ana G. Liste (Praza.gal)

“Baja a la arena, allí los verás a todos en la línea de marea”. Cae una buena tromba de agua en Louro (Muros, A Coruña) y los contratados por la empresa enviada por la aseguradora de la armadora del barco causante del vertido de pellets siguen trabajando tras más de tres horas limpiando en la playa de Area Maior. La lluvia y el viento dificultan aún más su labor. El granulado plástico se mezcla con otros restos y en función de cómo le dé la luz puede resultar imperceptible a la vista. Llevan diez días acudiendo a este arenal al pie del Monte Louro, que linda con la laguna de As Xarfas, un espacio natural protegido que ya está lleno de pellets, y al que no se puede acceder para recogerlos.

El 4 de enero, María Candamo, de 23 años y natural de Louro, bajó por primera vez a Area Maior para comprobar con sus ojos si el mar traía bolitas de plástico: “Estaba repleta de pellets”, lamenta. La línea de marea era literalmente blanca por la acumulación de pellets. Ese día se convirtió en voluntaria y, hasta hoy, no faltó un solo día en la playa para participar en las labores de limpieza. Ella ya estaba acostumbrada a recoger plásticos en las playas, lo hacía en sus paseos para ayudar a la descontaminación de la costa y desde hace un año también para hacerse con material para sus piezas artísticas, que firma como Lixo (Basura).

“Nosotros lo comparamos con el Prestige porque es una marea blanca, se trata de un vertido concreto y está invadiendo las playas. Es muy fuerte. Tenemos claro que, de la playa, los pellets no se van a retirar nunca porque es imposible quitarlos todos, las bolas son minúsculas y están mezcladas con la arena, muchas ya enterradas. No sabemos cuándo el mar va a dejar de traerlas hasta la costa. De momento, cada día que bajamos a la playa vemos que cada línea que deja la marea te deja otra nueva línea de pellets, unos días más y otros menos, pero todos los días está dejándonos algo”, explica Candamo.

“Inexistente”. Así califica la gestión autonómica de la crisis de los pellets la alcaldesa de Muros, María Lago. “Respecto a nuestro ayuntamiento no hubo gestión. Recibí una llamada del conselleiro del Mar el día de Reyes a mediodía diciendo que en veinte minutos iba a estar en Muros y que se quería reunir conmigo. Fue el primer contacto que tuve con él. Voy a esa reunión, en la que vemos cuál es la situación. Allí había personal técnico de una empresa que envía la Xunta, que recibe unas directrices del conselleiro sobre cómo proceder a recoger los pellets, y no lo hicieron”, detalla, para añadir que sí contactaron con el municipio para ofrecer ayuda desde la Fegamp y el Servicio de Costas del Estado.

El único día que contactaron con la alcaldesa de Muros desde la Xunta para comunicarle que iban a mandar operarios fue el domingo 14 de enero, cuando recibió una llamada alrededor de las nueve de la mañana informándola de que cuatro operarios iban a estar en la playa de Ancoradoiro, para la que no tenían solicitada la limpieza porque en ese momento ya la llevaba toda la semana limpiando la empresa contratada por la aseguradora del buque Toconao, que perdió seis contenedores en los que transportaba este granulado plástico en aguas portuguesas a la altura de Viana del Castelo.

Fue la propia aseguradora a que contactó con el Ayuntamiento de Muros, una “gestión muy sencilla y directa”, según confirma la alcaldesa, que lleva todo el mes con una actividad frenética –para muestra, su teléfono móvil, que no deja de sonar mientras recibe la Praza.gal en la casa consistorial–. “Sé que el mismo contacto que tuvieron con nosotros lo tuvieron con otros ayuntamientos y con la Consellería del Mar, por lo que no me explico la inacción”, apunta Lago. 

Uno de esos otros ayuntamientos es el Ribeira, pues fue en las dunas de Corrubedo donde se encontraron los primeros sacos de pellets. El alcalde de Ribeira, Luís Pérez, informó esta semana de que había llegado a "un buen entendimiento” con la empresa aseguradora, que a través de la compañía Ardentia Marine iba a contratar “aproximadamente a 25 vecinos y vecinas” que ya comenzaron limpiar los arenales.

“Esto lo vamos a pagar todos, es contaminación pura. No es como el Prestige, pero... la Xunta nos siguen engañando”, dice Mari Carmen Suárez, que mira desde su ventana a la playa de Area Maior. “Sin los voluntarios estaríamos muy mal. Los de la Xunta limpiarán ahora y, una vez pasen las elecciones, no sé, creo que las bolitas que lleguen a partir de ahí tendremos que limpiarlas los vecinos y voluntarios. Ojalá me equivoque”, afirma.

El marido de esta vecina de Muros recogió de las rocas del lado de su casa un saco lleno de pellets a principios de enero, fue a buscarlo antes de que se rompiera y no fuera de vuelta el mar. “Lo que no vamos a permitir es que sacos que se pueden recuperar enteros se rompan por ahí. Lo más importante es recoger los pellets, después había debido venir el papeleo”, destaca en referencia al Gobierno gallego.

La empresa especializada Leibar del Naval,, con sede en Vigo, recibió el encargo de limpiar los arenales de Muros por parte de la compañía de seguros de la armadora del Toconao. Comenzó haciendo todo el proceso en los arenales, pero ahora alquiló una nave próxima para cribar allí los pellets. Todos los contratados –la mayoría vecinos que ya eran voluntarios– tienen la orden directa de no hablar con los medios de comunicación y las fotos no están permitidas. El encargado en la nave, desplazado desde Vigo, manifestó la Plaza.gal que optaron por hacer los cribajes en un local privado para “evitar” la presencia de “periodistas”. Por otra parte, aseguró que desde allí envían información diaria a la Consellería del Mar.

En esa nave centralizan los capachos llenos de pellets, arena y demás materia orgánica que llevan los operarios al final de cada turno a pie de playa. El sistema de cajas con doble filtrado que emplean viene de los primeros días de prueba/error de María Candamo. “Al ver que con los coladores era imposible sacar solo los pellets porque nos venía muchísima materia orgánica, mi hermano y yo pensamos que había que hacer un sistema de doble cribado para que nos quede ya en la parte de arriba la materia orgánica y el resto de plásticos que son más grandes, y después en la segunda capa pasen los pellets, de los que por último se separa la arena que fue quedando. Hasta el momento, esto fue lo que mejor nos funcionó”, cuenta.

Como muchos de sus vecinas y vecinos, María Candamo está rota emocionalmente. “Yo ya estaba acostumbrada a ver muchísimo basura en las playas, más aún en estas de mar abierto, a las que llega mucha basura siempre. Pero el primer día que me encontré con esto, estaba yo sola en la playa, había ríos enteros de pellets. Fue devastador ver esa marea blanca. No estaba saliendo en ninguna parte, solo por las redes, y no teníamos medios para luchar contra ella. Básicamente, estábamos con la misma gestión de hace veinte años. Es de una impotencia enorme ver la inacción de las administraciones y cómo intentan engañar a la gente desde algunos medios de comunicación”, expone.

Ya ha pasado un mes desde que comenzaron a llegar los pellets a Ribeira y aun no existe un protocolo estandarizado para su recogida elaborado por quien tiene las competencias, que es la Xunta. En Muros tienen un protocolo elaborado a partir de las recomendaciones de la organización ecologista Adega y de la propia empresa contratada por la aseguradora. El Gobierno gallego no hizo públicas ni siquiera las recomendaciones para manipular este granulado plástico de un informe encargado a un centro tecnológico de A Coruña.

“El trabajo de organizaciones como Adega, que está dando incluso formación a los voluntarios, es lo que debía estar haciendo la Xunta. Aunque esta sea la primera vez que nosotros sufrimos algo así, este tipo de accidentes no son algo nuevo, por desgracia. Hubo sitios donde fue mucho más grave, y ya en ese momento hubo quien discurrió y quien se puso a trabajar. Aquí tuvimos que buscar esa información, cogemos como referencia las medidas que aplicaron en el accidente en Sri Lanka de 2021”, destaca la alcaldesa María Lago.

“Los dos primeros días bajé sin guantes, después fue cuando se comenzó a mover por redes que podía ser tóxico y que no se sabía exactamente la composición. Fue a partir de ahí que comencé a ponerme guantes, pero macarilla no”, recuerda la voluntaria María Candamo, quien incide en que “el personal que manda la Xunta a las playas sigue yendo con menos medios que los voluntarios y sin organización”.

Información y defensa del producto del mar

Para el Ayuntamiento de Muros sigue resultando incomprensible que el Gobierno gallego solo pida ayuda al Estado para localizar este granulado plástico en el mar. “Estamos en contacto con los marineros para ver si en sus cajones del fango recogen pellets porque así podríamos ir mapeando por donde están flotando, y todos insisten en que en el mar no los ven. En los cajones del fango no encuentran bolas, no sabemos si es porque recogen bastante abajo y están más en la superficie, aunque podrían recogerlas por aspiración. Pero esta semana hablamos con un marinero que comentó que en los aparatos fueraborda sí que les entran. Y los que van a recoger la mejilla dicen que los notan en las piedras, aunque no siempre los ven porque cuando está mojado no se aprecian, pero cuando ponen el pie arriba notan que les patina. En las piedras es muy difícil de recuperar”, detalla Lago.

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La alcaldesa también se está implicando en reclamar mayores medidas de seguridad en Europa y este jueves acompañó a la eurodiputada Ana Miranda en una reunión con el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius. “Para preservar la calidad de nuestro producto del mar, tenemos que exigir medidas de seguridad en el transporte de mercancías –resalta– en lugar de asustar la gente y hablar de campañas para no manchar el nombre de nuestros productos”.

“Yo, a día de hoy, consumo producto fresco del mar con toda la tranquilidad del mundo porque sé que hay una garantía sanitaria en todo lo que se pone a la venta. La Xunta había debido potenciar este mensaje. Hay unos controles muy estrictos que se siguen haciendo también en esta situación. La forma de transmitir tranquilidad, por mucho que se empeñen en infantilizar la gente, es aportar datos reales y actualizados de lo que está pasando. Cuando se trabaja con tanto hermetismo y opacidad como hace la Xunta, el único que generas es desconfianza porque tenemos miedo de lo que no conocemos”, asevera María Lago.

Aquí puedes leer el texto original en gallego.

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