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La crisis del coronavirus

Sánchez se resiste a parar la construcción confiando en que las actuales medidas frenen al virus sin hundir más la economía

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño.

¿Hay que cerrar toda la actividad del país, salvo sectores esenciales? ¿Es suficiente mantener las durísimas medidas de confinamiento y el patrón de actividad aprobado por el Gobierno a través de decreto de estado de alarma? Ese es el debate que enfrenta estos días al PSOE con partidos tan diversos como el PP y Más País. Y al presidente Pedro Sánchez con sus homólogos en algunas comunidades autónomas, como Quim Torra (Cataluña) y Fernando López Miras (Murcia). El primero de Junts per Catalunya; el segundo del PP.

La traducción de las medidas actuales en resultados visibles se está demorando. Las cifras de infectados y de fallecimientos no dan tregua, siguen aumentando, y eso ha hecho que el debate sobre la necesidad de extender el parón de la economía haya alcanzado al Gobierno de coalición. Aunque fuentes de la Moncloa consultadas por infoLibre, que reconocen la existencia de este debate, aseguran que no obedece a posiciones ideológicas ni a divide mecánicamente a los ministros de Unidas Podemos de los del PSOE. Es una discusión sobre la conveniencia, o no, de gastar en este momento la escasa munición que le queda al Gobierno.

La vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, está al frente de los que defienden la necesidad de preservar el funcionamiento de la industria no esencial. Y cuando habla de “industria no esencial” se refiere al sector de la construcción, el único con capacidad de mantener el pulso de la actividad después de que el automóvil se haya paralizado, afectado por la dificultad de mantener la cadena de suministros, que depende en gran medida de terceros países.

En cambio, el vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, y los ministros de Unidas Podemos son firmes defensores del cierre total. Transportes incluidos. Creen que si no se toman medidas extremas de confinamiento así como la paralización total de la actividad no esencial las medidas actuales no van a conseguir su objetivo. O van a tardar en dar frutos demasiado tiempo. En eso coinciden con Pablo Casado, el presidente del PP.

Iglesias, sin embargo, no va a convertir esta cuestión en una línea roja, según fuentes consultadas por este diario. Sus ministros están más interesados en sacar adelante otras medidas de soporte económico para autónomos, una moratoria en los alquileres y una renta extraordinaria para que los más vulnerables no se queden sin recursos mientras dure la paralización económica. Así que Unidas Podemos apoyará la decisión que Sánchez adopte finalmente en esta materia.

Los cálculos de los técnicos del Ministerio de Sanidad, con el doctor Fernando Simón a la cabeza, apuntan a la posibilidad de que esta semana la curva de infectados comience a moderarse. Si lo hace significativamente y se sostiene durante varias jornadas, el Gobierno verá en ese cambio de tendencia la confirmación de que las medidas aprobadas con el estado de alarma han comenzado a dar sus frutos, entre diez y catorce días después de que la orden de distanciamiento social entrase en vigor.

El propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad recordó este lunes que las medidas de distanciamiento y aislamiento aprobadas en el real decreto del estado de alarma tienen como objetivo reducir el riesgo de contagio a menos de una persona.“Si esto se logra empezaremos a descender automáticamente la transmisión de la enfermedad y habrá un periodo en el que podremos llegar a la transmisión cero”, remarcó.

Para entender la importancia del cambio de tendencia que espera el Gobierno hay que tener presente que desde que aparecen los síntomas hasta que se notifica un caso se tardan entre 7 y 10 días, periodo que se sitúa entre los 3 y 5 días cuando la persona va al médico y se notifica el caso. Por esa razón los datos actuales reflejan una situación que “sucedió hace unos días”, desde el punto de vista de la transmisión del virus, por lo que hay que esperar para conocer la evolución “real” de la infección tras las entrada en vigor del confinamiento. Si la transmisión cayó con el decreto de alarma, empezaremos a verlo a partir del miércoles o el jueves.

“Nuestra mejor medida nueva para doblar la curva no es añadir una nueva, sino garantizar que las que hay se están implementando bien y sabemos que se están implementando de una forma muy eficaz”, subrayó. España “no es China”, donde sólo se aisló a una región y el resto del país mantuvo su capacidad económica.

Ahí está la clave de la estrategia de Sánchez. La posibilidad de endurecer la parada económica no se ha descartado, pero de momento, y a la espera de tener buenas noticias esta semana sobre la evolución de los contagios, el presidente sigue el consejo de quienes le advierten del peligro que conlleva paralizar la construcción.

Mantener el ladrillo

Así que, mientras Sanidad no ordene otra cosa, los responsables económicos del Gobierno insisten en mantener el ladrillo en marcha para salvar la economía y conseguir la ya célebre recuperación en forma de V y no de L cuando la pandemia haya pasado.

“Hay que tener cuidado con paralizar completamente la actividad económica”, señalan las fuentes consultadas por infoLibre. Con las medidas que se han adoptado el impacto ya “va a ser muy duro”, así que ahora de lo que se trata es de que “no sea muy extenso en el tiempo” y de que luego la fase de recuperación sea rápida. Haciendo un símil médico, comparan la situación con la necesidad de mantener un mínimo de sangre en las venas para que el tejido productivo siga vivo. Si se paraliza todo, advierten, la crisis económica que vendrá será mucho mayor.

La construcción, razonan, es el sector en activo que probablemente tiene más efecto “hacia adelante y aha atrás en la cadena productiva”. Es demandante de material y proveedores de otras industrias y a la vez provee a un consumidor final. Es, además, muy intensivo en mano de obra y alimenta a cientos de miles de microempresas que “cosen el tejido productivo” por toda España. No todo en el adrillo es ACS o Ferrovial, subrayan.

Eso no significa que, si Sanidad lo pide, también se cierre. Las medidas se toman cada día en función de los acontecimientos, La situación, advierte el Gobierno a diario, no es una foto fija. Y si hay que “ser más draconianos, se hará”.

Pero Economía advierte de los riesgos: paralizar totalmente la actividad económica nos puede salir muy caro después. Hay que mantener un flujo de sangre por las venas para que el paciente “no se muera”. Y la construcción puede jugar ese papel.

Cerrar los transportes tampoco tiene partidarios suficientes, todavía, en el Gobierno. Entre otras cosas porque las cifras que este lunes facilitó el ministro del ramo, José Luis Ábalos, retratan una paralización de hecho, con caídas en la ocupación de entre el 80 y el 90% en ferrocarriles, carreteras y espacio aéreo. Hay trenes AVE que, según el ministro, han circulado sin pasajeros estos días. Otro motivo para no cerrar el transporte tiene que ver con la emergencia sanitaria: mantener una mínima capacidad es imprescindible para los sectores que sí son esenciales: industria química y farmacéutica, energía, servicios sanitarios o alimentación, entre otros.

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El debate sore los alquileres

Más allá del debate en torno a la conveniencia y los riesgos de cerrar el sector del ladrillo, el debate dentro del Gobierno en torno a la aprobación de nuevas medidas sociales continúa. Con los mismos protagonistas. De una lado, resistiéndose, las responsables económicas del Ejecutivo, las ministras de Economía y Hacienda, Nadia Calviño y María Jesús Montero, respectivamente, que creen que ya se han tomado suficientes medidas. Del otro, los ministros de Unidas Podemos, con especial protagonismo de Yolanda Díaz (Trabajo), con el apoyo de los titulares de Seguridad Social, José Luis Escrivá, Transportes, José Luis Ábalos, y Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes.

Sobre el tapete, la aprobación de una renta social y de una moratoria para los alquileres. Las dos cuestiones siguen sin resolverse —todo indica que hoy no saldrán del Consejo de Ministros— pero siguen vivas y eso en sí mismo ya es una victoria para Pablo Iglesias. Unidas Podemos confía en que el Gobierno acabe aprobándolas la semana que viene. En las últimas horas su formación ha aceptado distinguir entre los pequeños propietarios y los grandes tenedores de vivienda, para no perjudicar a los primeros, que también pueden estar en situación de necesidad, y limar así una parte de la oposición de Calviño a la medida. La propuesta de la formación morada es suspender el pago de los alquileres mientras dure esta situación de excepcionalidad y que, en algunas circunstancias, a algunos arrendadores se les compense una parte de importe.

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