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Caso Nóos

Urdangarin cobraba a sus escoltas por usar el parking de Instituto Nóos

Iñaki Urdangarin, en una foto de archivo.

Ni olvido ni perdón para un solo euro por cobrar. Así podría resumirse la decisión de Iñaki Urdangarin de facturar a los escoltas que como miembro de la Casa Real tenía asignados para que abonasen la plaza de parking reservada a Instituto Nóos en su sede de Barcelona. Las facturas iban giradas a la Comisaría Especial de Seguridad de la Casa de su Majestad del Rey. Es decir, a la unidad que se encarga de la custodia y protección de la familia del rey y cuyo coste sufraga el Ministerio de Interior.

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El edificio donde se localizaba Instituto Nóos solo alquila plazas de aparcamiento a quienes ocupan allí una oficina. Dado que los escoltas del duque de Palma son policías y no oficinistas, pidieron a su protegido utilizar la plaza asignada a Instituto Nóos. La respuesta fue afirmativa pero no gratuita: Instituto Nóos pagaba el alquiler y, a su vez, repercutía el gasto a la Comisaría Especial de Seguridad de la Casa del Rey.

La contabilidad de Instituto Nóos, que tuvo como presidente al yerno del rey entre 2004 y 2006, solo recoge una factura anual por ese concepto, aunque fuentes conocedoras del caso sostienen que se trató de una práctica habitual mientras Urdangarin perteneció abierta y formalmente a la asociación. El importe de cada una de las tres facturas, todas ellas contabilizadas en la subcuenta 430029, oscila entre los 139,43 euros con IVA anotados en 2004 hasta los 243,60 euros de 2006. En 2005, aparece también una factura de estas características a la que, por razones desconocidas, no se aplicó IVA, con lo que se quedó en 213,23 euros.

El subarrendamiento de la plaza de aparcamiento no fue la única idea que, según fuentes del caso, pergeñó Urdangarin en relación a sus escoltas. Personas que conocen directamene el episodio aseguran que, tras la compra del palacete de Pedralbes, escriturado por 5,8 millones en septiembre de 2004, Urdangarin se propuso dos años más tarde alquilar a sus escoltas la garita de vigilancia de la mansión. Esa garita había sido una antigua casa de servicio que fue reformada durante las obras de acondicionamiento del inmueble. Su propietario concluyó que cobrar alquiler a la Comisaría Especial de Seguridad sería un modo de ir recuperando dinero pero sus asesores legales le advirtieron de que esa maniobra habría constituido una flagrante irregularidad: aunque la empresa de Urdangarin y la infanta se trasladó finalmente al palacete de Pedralbes, la casa estaba a nombre de los dos miembros de la pareja y no de la sociedad.

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