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Ya somos otros y somos los mismos. Aunque no nos demos cuenta, cómo no iba a transformarnos esto. Ahora que sabemos ciertamente que la salud es un derecho humano fundamental la defenderemos de cada una de las embestidas que quieran precarizarla.
Elegir quién dirige un territorio también era esto: sentir la certeza de que todos somos iguales ante el peligro. No expulsar a nadie al otro lado de nuestras fronteras.
El sistema no se rompe. Pero podemos llegar a tensarlo: seamos responsables. Asumamos como nuestra también la contención de esta crisis. Y calma.
Decirlo una y mil veces: un niño se ha muerto ahogado en el agua fría de la costa de Lesbos. Han insultado a unas mujeres que llegaban en una patera.
Estoy aún en el primer peldaño, pero adivino que no me interesa un feminismo que solamente se ocupe de las mujeres que son como yo.
Antes de saber qué hace España con la exaltación del franquismo se debería saber qué hacer con el franquismo en sí.
Somos orgánicos y solidarios y pagamos el fin de semana a casi 1.000 euros en una casita de pueblo reformada de Extremadura. Para ahorrar, haremos la compra en el Lidl que nos pille de camino.
Una de las consecuencias del coronavirus que sí ha conseguido propagarse por todo el mundo es la discriminación a personas de origen asiático.
En realidad, yo también le puse un pin a mi hijo eligiendo la pública: una educación lo más libre posible, solidaria e igualitaria para todos.
El invierno demográfico, la incertidumbre sentimental, la precariedad laboral, el infantilismo, el laicismo y el feminismo atraviesan hoy lo que antes era un hecho insólito de la vida y hoy es una elección: quiero ser madre, ¿necesito a alguien?
¿Por qué iban a identificarse con un deporte movido y promovido por hombres donde aún a día de hoy se hace la vista gorda con el machismo?
www.infolibre.es ISSN 2445-1592