Hector de Miguel Martín, Quequé, da el salto a la televisión nacional en 2001, gracias al II Certamen de Monólogos de El Club de la Comedia. Sus primeros pasos como guionista y actor son en La corriente alterna (Telecinco), Splunge (TVE) y La Noche… con Fuentes y Cía (Telecinco). En 2005 se incorpora al programa Noche Hache (Cuatro), donde, entre otras cosas, se ocupa de La guerra de los medios, un irónico análisis de las noticias aparecidas en diversos medios de comunicación y de la actualidad política. En 2008 se estrena como presentador en Estas no son las noticias (Cuatro). En radio ha colaborado en Abierto hasta las dos (RNE) y desde 2014 hasta hoy es parte de La Vida Moderna (SER), que también está de gira en su versión teatral.
Ingenuo de mí, yo pensaba que ya existía un partido al que votaban con gusto las gentes de ultraderecha y no tenía ningún interés en saber cuántos eran, tal vez porque intuía que no eran pocos.
Desde muy niño tuvo clara su vocación: "Trabajar lo menos posible y ganar la máxima cantidad de dinero que fuera posible para no esforzarme".
Nuestro Código Penal incluye pintorescas y medievales excentricidades como el delito de injurias a la Corona o el de enaltecimiento de algo que ya sólo existe en los congresos del PP.
Isabel aprendió a ser política en la Academia Esperanza Aguirre. De allí pudo extraer varias enseñanzas. Como que que hagan chistes sobre ti no sólo es bueno, sino deseable. O que si el Gobierno estatal es socialista, tú serás la aldea de Astérix y lo más parecido a Andorra que te puedas permitir.
Todavía hay quienes no se dejan vencer por la idea de que la desazón es lo único que se va a nacionalizar durante esta legislatura.
La vacuna tendrá que llegar a sitios tan dispares como los barrios más marginales de Gaza, Siria, Venezuela, Senegal o Afganistán; o no habremos conseguido vencer al covid-19.
Ganó Biden y aquí va mi gran análisis sobre las elecciones norteamericanas, condensado en una frase que tomo prestada de los magníficos guionistas de Locomundo: la mayor y quizá la única razón para votar a Biden es que no era Trump.
“¡Al teatro se viene tosido!”, cuentan que gritó una vez Sacristán en mitad de una obra. Quizá antes mucha gente tosía en el teatro por la misma razón por la que mucha gente suelta estupideces en las redes sociales: para llamar la atención.
Fantaseo con la idea de tirar hasta Oporto a hincharme de francesinhas un minuto después de que nos digan que nos vuelven a encerrar. A ver cómo es una pandemia en un país civilizado.
James Altucher regentaba un club de comedia en Nueva York cuando llegó la pandemia. Al quinto mes de encierro, lo vio claro: la ciudad que él amaba había muerto.
No se oye decir “yo no soy monárquico, soy felipista”, tal vez porque Felipe VI no nos representa. Sería un buen rey para Dinamarca, donde él y su familia encajarían a nivel estético, pero aquí un rey está en entredicho en cuanto empieza a aburrir.
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