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El Gobierno sacará adelante el plan de reparación para víctimas de abusos con o sin la Iglesia

Daniel Basteiro: “Necesitamos más suscriptores para seguir siendo independientes, fiables y no tener miedo”

Con el final de este 2021, el director de infoLibre, Daniel Basteiro (Vilalba, Lugo) hace balance de un año repleto de acontecimientos inesperados y condicionado de forma decisiva por la imprevisible evolución de la pandemia. Políticamente, 2021 no ha tenido prácticamente descanso. La polarización y la electoralización permanente de todo lo que sucede apenas ha dejado hueco a la posibilidad del entendimiento o de la apertura de un debate mínimamente sosegado. En estos doce meses, hemos asistido a importantes cambios en la evolución del Gobierno y de la oposición. La expectativa de los próximos tiempos no parece mostrar algún cambio significativo en estas tendencias. 

El Gobierno de Pedro Sánchez

“El Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido, quizás, el reto más complicado que un Gobierno puede tener y es hacer frente a una pandemia de estas proporciones. Sin embargo, seguimos aquí con una tasa de vacunación récord. Se ha protegido el empleo con los ERTE. Se han puesto en marcha unos fondos de recuperación llamados a modernizar la economía y que no entre en una espiral austericida, como la última crisis. El Gobierno lo que tiene que hacer ahora es gestionar esa postpandemia. Creo que Pedro Sánchez acertó cuando hizo una remodelación de su gobierno. El nivel de conocimiento de los ministros es bajo a pesar de que tienen el perfil adecuado. Veremos si en este nuevo ciclo electoral, que ya se abre por las elecciones en Castilla y León, tienen la oportunidad de demostrar que hay una España más moderna, más feminista, más verde, más digital, con una política más ejemplar, que permita al Gobierno de coalición seguir en el poder”.

El PP de Pablo Casado

Creo que es evidente que hay partido en la política española, porque el PP se está zampando a Ciudadanos. No son más que las consecuencias en diferido de ese batacazo enorme de Albert Rivera y de su gran error estratégico, que fue querer liderar a la derecha en vez de convertir a Ciudadanos en un partido liberal de corte europeo. De esos polvos, estos lodos. Estamos viendo cómo el Partido Popular está creciendo en expectativa de voto tan solo porque ha eliminado a uno de sus rivales, que le disputaba, hasta ahora, la hegemonía en la derecha, pero hay otro que no se ha ido a ninguna parte y ese es Vox. Vox sigue muy fuerte. Casado cada vez grita más y pienso que él, gritando, cree que gana en firmeza, que gana en valentía, que gana en convicciones, cuando lo que está perdiendo son los papeles, la educación y el respeto. Pablo Casado se está convirtiendo en un líder demasiado inseguro y demasiado previsible.

A la izquierda del PSOE

Yolanda Díaz es, en parte, el espíritu primigenio de Podemos. Tiene la frescura de los primeros años de Podemos, no hay ninguna duda, y tiene un discurso transversal, que se fue de Podemos cuando Errejón fue expulsado —o abandonó—, según las tesis y las teorías diferentes del partido. Yo creo que Yolanda Díaz es una líder en ascenso porque es empática, porque parece normal, porque habla en el idioma de la gente y porque no es una líder que, como ella dice, quiera quedarse en una esquinita. Está por ver si el sistema de partidos español soporta eso. En otros países hemos visto que es posible y, en España, estas experiencias han tenido un éxito efímero. Pero si uno mira desde el punto de vista de los que la tienen que acompañar, corren el riesgo de estar muertos electoralmente sin Yolanda Díaz. El declive de Unidas Podemos en las encuestas parece claro, aunque tenga un suelo. Yolanda Díaz, en estos momentos, es la esperanza de Unidas Podemos y también la esperanza del PSOE si quiere mantener una coalición de Gobierno.

Vox

España parecía una excepción, pero ya no lo es. La ultraderecha llegó, está aquí. Empieza a ser estructural. Tiene ya un suelo bastante alto de votantes y está condicionando el debate público. Para empezar, arrastra al Partido Popular a debatir en su propio ring, con sus guantes, con sus tortazos limpios y, después, genera en parte de la izquierda un efecto espejo o efecto a la contra, que lleva a la polarización. Vox lo contamina todo porque es imposible no indignarse, a veces, ante una falta de valores tal como de la que hace gala la ultraderecha. Pero que nadie se equivoque: tanto el Partido Popular como la izquierda en este país tienen que perseguir sus agendas propias, hablarles directamente a los ciudadanos, solucionar los problemas de sus vidas y no sólo reaccionar a cualquier barbaridad que vaya diciendo la ultraderecha.

Pandemia y vacunación

La vacuna para el covid es la mejor noticia para la humanidad después de una pandemia —la peor en cien años— y la tasa de vacunación en España es, sencillamente, desterrar, yo creo que para siempre, esa leyenda negra sobre España, a la que le cuesta adaptarse a Europa o que está subdesarrollada o que tiene problemas culturales respecto al resto del continente... Es al revés. España ha dado una lección al mundo de unidad. La aceptación de la vacuna es una realidad en todas las comunidades, en todas las ciudades, en todos los municipios, en todo el país. Y eso es muy importante cuando nos preguntamos si somos capaces de hacer cosas juntos. Yo creo que la asignatura pendiente es que los políticos aprendan de los ciudadanos y que comprendan que esa unidad que hemos visto con la vacuna se puede trasladar también a la política.

La sanidad pública

La apuesta por la sanidad pública en Madrid ha sido a golpe de gran anuncio y de negocio para muchos empresarios privados. Lo que estamos viendo estos días en Madrid es un auténtico desastre. Autodiagnósticos, personas que se rastrean, se hacen los test, guardan la cuarentena sin que haya ningún tipo de intervención pública. Eso no puede ser la libertad. La libertad no puede ser la autogestión, la ley de la selva, el sálvese quien pueda. Yo creo que tenemos que aprender de la gestión de la pandemia en Madrid, en todo el conjunto de España y, por cierto, España es uno de los países que menos dinero destina en su plan de recuperación al fortalecimiento de la atención primaria y la sanidad pública. La sanidad pública nos ha salvado. Sin la sanidad pública, sin lo de todos, sin lo público no hubiéramos salido o no hubiéramos podido tener la esperanza de empezar a salir de esta pandemia.

La salud mental

La salud mental es ya una de las grandes conversaciones en la vida pública en España. Yo creo que estamos peor de lo que estamos dispuestos a reconocer. Tenemos tantas ganas de vivir, tenemos tantas ganas de salir adelante, de dejar atrás la pandemia, de volver a abrazarnos, que yo creo que hay heridas que no estamos siendo capaces de identificar. Las enfermedades mentales son uno de los principales problemas que tiene este país. Es una de las principales causas de mortalidad entre los jóvenes y cuando digo mortalidad, quiero decir suicidio. Creo que toda esta pandemia ha despertado un debate que era muy necesario y que tiene que traducirse en políticas públicas ambiciosas. No puede ser que aquel que necesite atención psicológica tenga que pagársela. Tiene que ser algo que se tomen en serio las Administraciones públicas y yo creo que los medios de comunicación tienen un papel importantísimo de no estigmatizar.

Líderes populistas y coronavirus

Las fiestas en Downing Street demuestran que Boris Johnson es, por supuesto, de cartón piedra. No es que no lo supiéramos hasta ahora, pero se ve cómo el populismo ataca, aprovecha, enardece bajas pasiones, apela a las tripas sin después tener ningún tipo de coherencia o de razonamiento consecuente. Lo vimos, por supuesto, en Estados Unidos, con un Donald Trump absolutamente enloquecido y me temo que lo seguiremos viendo en otros países del mundo. Tenemos que hacer todos un gran esfuerzo, sobre todo en los medios de comunicación y también los políticos en su ámbito, para buscar la serenidad de las cosas, la gestión, el debate público, los datos, los argumentos. Necesitamos ejemplaridad y eso pasa por desterrar todo comportamiento de corrupción, sean unas fiestas contra todos los protocolos sanitarios, o sea la corrupción patria que tenemos en España.

El rey emérito

Sabemos que un jefe de estado que actuó con patente de corso en España durante décadas, con la complicidad, además, de muchos medios de comunicación, es un defraudador fiscal confeso. Es obvio que hay muchas diferencias muy notables entre el rey Felipe VI y Juan Carlos I, pero creo que los españoles demandan transparencia, ejemplaridad, demandan desarrollos legislativos pendientes desde hace décadas y que no se quede en el control de daños. Para bien o para mal, este rey Felipe VI no tiene un elemento de legitimación enorme como fue el 23-F —así fue visto por la sociedad española—, que consolidó hasta nuestros días la monarquía en España. Yo creo que Felipe VI tiene la gran tarea de probar que no reacciona a golpe de escándalo, sino que quiere ser un rey absolutamente modélico y para eso va a tener que hacer un esfuerzo en transparencia. Y si no lo hace él, es el Gobierno, es el Parlamento, el Congreso y el Senado, quien se lo tiene que exigir.

Cataluña

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Si algo nos enseña la situación en Cataluña y su evolución es que hay que huir de los extremos. Hay extremos en Cataluña y en el conjunto de España que quieren la gresca, que quieren el enfrentamiento, que quieren pelearse entre ellos desde una trinchera desde la que es muy cómodo autojustificarse, pero desde la que no se construye nada nuevo ni nada bueno. A mí me parece que a muy pocos les interesa, realmente, un debate a fondo sobre las competencias en castellano y en catalán de los niños en Cataluña. El castellano, según la Constitución, según su artículo tres, es una lengua que tenemos en España la obligación de conocer y el derecho a utilizar. Y hay otras lenguas oficiales —cooficiales— en buena parte de España que tienen que ser igualmente protegidas.

Las lenguas cooficiales hay que protegerlas. Hay que cumplir con las sentencias judiciales, pero también hay que reconocer que sistemas como el de la inmersión lingüística funcionan.

Periodismo de pago

La pandemia ha acelerado lo que infoLibre viene defendiendo desde hace muchísimos años, que el periodismo fiable —el buen periodismo— requiere de ciudadanos comprometidos. La información que recibes depende de ti. Parece una perogrullada, pero es cierto. Si tú no te comprometes con la información; si tú quieres información gratis, alguien la está pagando. Estamos muy lejos de lo que ocurre en otros países. El socio editorial de infoLibre en Francia, Mediapart, tiene más de 200.000 socios. Eso es más que cualquier periódico en España, incluso los más grandes. En infoLibre tuvimos una evolución muy positiva durante el año 2020. El año 2021, para muchos periódicos ha sido el año de consolidar esos incrementos de socios de 2020, convencerles de que tiene sentido que sigan con nosotros, pero en infoLibre necesitamos más suscriptores, necesitamos más ciudadanos comprometidos porque solo gracias a ellos podremos seguir siendo independientes, fiables y no tener miedo.

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