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Nacho Corredor: "A este país le conviene romper la dinámica de ruido en la que se ha instalado una parte del arco parlamentario"

El politólogo Nacho Corredor (Santander, 1990) ha publicado hace unos días su libro El activismo tranquilo (Ariel). En él, intenta alertar de la necesidad de asumir la excepcionalidad que supone disfrutar de un régimen democrático. En esa línea, defiende que “los partidos demócratas tienen que renovar complicidades para que los reaccionarios no dominen el tablero político”. Explica cómo “la democracia es una excepción en la historia de España y su perpetuidad no está garantizada”. Y resumiendo el contenido de su libro, concluye con una inquietante advertencia: “El orden liberal, el sistema en el que más democracia, libertad, derechos, desarrollo y bienestar ha habido en la historia, está amenazado y tiene a sus enemigos dentro”.

 Valorar la democracia

 “Creo que la invasión de Rusia en Ucrania lo que evidencia es una obviedad que parecía no estar muy interiorizada en el debate público de nuestro país, que es que España es una democracia y que las democracias consolidadas son una excepción en el mundo. Solo el 6% de los países tiene una democracia consolidada. Lo que hemos visualizado claramente es que durante mucho tiempo cuestionar si España era o no una democracia, si el Gobierno era o no legítimo, ha formado parte de nuestro debate público. Considero que con el paso del tiempo y con este contexto se ha visualizado que no solo aquello era falso sino que es una frivolidad. La Unión Europea fue posible después de la Segunda Guerra Mundial. La Transición fue posible después de cuarenta años de dictadura y después de una Guerra Civil. Muchas veces tengo la sensación de que para impulsar grandes reformas hace falta visualizar claramente una amenaza revolucionaria o contrarrevolucionaria”.

El reto de Pedro Sánchez

“Pedro Sánchez es investido como presidente del Gobierno después de que consiguieran echarle del PSOE y después de demostrar que la mayoría parlamentaria que él quería construir y que algunos negaban era no sólo suficiente sino posible para gobernar este país. El tiempo permite visualizar en qué punto estamos. Sánchez ha sido probablemente el presidente del Gobierno de España de las últimas tres décadas, con la Transición al margen, que se ha enfrentado en menos tiempo a más retos. Después de la invasión de Rusia en Ucrania entramos en un cambio de paradigma de muchas cosas y Sánchez se verá obligado a evolucionar de alguna manera. Será necesario que adapte su capacidad de legislar a una nueva circunstancia y creo que vale la pena incorporar a la vida política española una lógica de acuerdos que vayan más allá del bloque exclusivamente de Gobierno”.

UP ante la guerra

“Considero que hay que defender el derecho a dudar. Quien no tiene dudas incluso en un escenario de guerra es más peligroso que quien tiene dudas. El temor que tengo es que Podemos acabe dedicando más energía a dudar, a la discrepancia y a que parezca que tiene cierto complejo de formar parte de un Gobierno que está tomando decisiones, en vez de reivindicar la aportación que tiene su presencia en este Gobierno. Podemos ha tenido un impacto transformador en la política española y su presencia en el Gobierno ha llevado al PSOE a ambicionar más de lo que ya ambicionaba. Todo el discurso que tiene que ver con la intervención del sistema eléctrico, que está en la agenda y que está liderando Pedro Sánchez, forma parte del discurso y de la praxis política de Podemos. ¿Por qué no lo reivindican? Se está hablando de la necesidad de impulsar la transición ecológica y de convertir a España en una industria de energías renovables. ¿Por qué no lo reivindican?”.

La alternativa de Yolanda Díaz

“Le deseo suerte a Yolanda Díaz, porque creo que su aportación a la política española va más allá del liderazgo que pueda tener en su espacio político. Considero que su éxito puede ser el éxito de otro tipo de política. Venimos de unos años en los que el liderazgo de Iglesias y Casado han compartido una característica: una visión muy confrontativa de la dialéctica en el debate público y probablemente Yolanda Díaz contribuya a romper esa dinámica con una forma de hacer política distinta. Considero que a este país le conviene romper la dinámica de ruido en la que se ha instalado una parte del arco parlamentario. Aunque creo que el nivel de responsabilidades de ese ruido no es simétrico. Creo que la vocación que tiene Yolanda Díaz de buscar el reconocimiento de los ajenos inicia una dinámica distinta en la política española, ni con qué rédito electoral ni con qué capacidad final de transformación, pero, desde luego, nos señala un camino distinto”.

El discurso del PP

“El PP tiene un problema no resuelto que va mucho más allá de una cuestión orgánica, de una lucha de poder entre la dirección nacional y la de Madrid y que va mucho más allá de una cuestión de liderazgo. Tiene un problema de proyecto político. El diagnóstico del PP respecto a la política española en los últimos años se ha basado en señalar que hay un Gobierno ilegítimo que quiere acabar con la economía de libre mercado y que quiere fracturar a nivel territorial nuestro país. La base de los hechos demuestra que es falso. Estamos en el menor punto de apoyo a la independencia de Cataluña de la última década. Nunca había habido un nivel de tensión tan bajo a nivel institucional en Cataluña. Da reparo tener que justificar que la propiedad privada no ha estado en cuestión en España. La contradicción a la que se enfrenta el PP en estos momentos es: ¿Va a dar carta de legitimidad al Gobierno de España? Hacer esto de la noche a la mañana va a tener un coste porque hay una parte del electorado que ha interiorizado lo que se ha dicho”.

La llegada de Feijóo

“El paradigma de que el Gobierno es ilegítimo llevó al PP a un terreno muy difícil de abandonar. Recibo el liderazgo de Feijóo con optimismo y esperanza, pero va a tener que responder a una serie de preguntas cuyas respuestas van a tener costes en el corto y medio plazo. Hace unos meses un dirigente del PP me dijo que dentro del PP había tres formas distintas de ser de derechas: la visión conservadora (Andalucía, Galicia, Castilla y León), la visión liberal (Cataluña, Baleares, Valencia) y la visión facha (Madrid y Murcia). Este dirigente me decía: "La derecha liberal y conservadora no vamos a permitir que la derecha facha acabe siendo hegemónica dentro del PP". Sobre esto, que es un diagnóstico de un dirigente, lo único que puedo decir es que ojalá tenga razón”.

Ayuso al acecho

“Existe la duda de que Ayuso tenga otra ambición que no sea estar en la Comunidad de Madrid. Quizás, Díaz Ayuso tenga perspectivas más allá de la Comunidad de Madrid. Ayuso tiene una forma de hacer política muy impropia del siglo XX y muy propia del siglo XXI. Entre todos los escenarios que tenga, probablemente, esté convivir dentro del PP, que es su partido, en el que ha militado toda su vida. Probablemente tengamos que empezar a valorar escenarios en los que las personas cambian de partido e incluso construyen espacios nuevos. Feijóo tiene la oportunidad de ser presidente porque va a ser el candidato electoral, pero es una cosa que está por ver. Es evidente que, para la derecha, Ayuso es un activo electoral muy importante y que en estos momentos es un factor que contribuye a la estabilidad del PP. Donde hay dudas es en que el futuro de Ayuso y del PP tengan que ir alineados necesariamente”.

Vox en el Gobierno de Castilla y León

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“Se ha insistido mucho en que la entrada de Vox en el Gobierno de Castilla y León es una amenaza a la democracia. Yo comparto este diagnóstico. La normalización de una visión reaccionaria de la historia y del futuro es un elemento preocupante. En el PP son los principales responsables porque son los que están pactando. Si desde la izquierda se hace una crítica compartida, creo que se deberían estar haciendo más esfuerzos para evitar su influencia dentro de las instituciones. Aquí hay un ejemplo que no ha sido lo suficientemente reivindicado, que puso Errejón cuando él estaba dispuesto a facilitar, a cambio de nada, un Gobierno de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, con tal de que los más reaccionarios no pudieran influir en la política de Madrid. Este es un ejemplo de política con el que empatizo, que es una gestión de las contradicciones, un tipo de política que aprovecha la presencia en las instituciones para evitar los peores escenarios”.

El PP y la amenaza de Vox

“El PP ha comprado el marco discursivo de Vox en los últimos años, como hizo Convergencia y Unió con ERC en los últimos años. Entre el original y la copia siempre mejor el original. El PP hizo una lógica de hiperbolización del diagnóstico respecto a lo que pasaba en este país, con Casado insultando diez veces en un mismo discurso político, y Vox siempre va a ser mejor en eso porque el PP, pese a todo, sigue teniendo un freno. El PP es un partido sistémico que tiene una relación con lo institucional que no es la misma que la de un partido que crece a base de parecer que es antisistema. Si el PP quiere recuperar un proyecto que interpele de nuevo a una amplia parte de la población, tendrá que hacer un ejercicio de pedagogía que solo alguien que tenga una visión de la vida más contemporizadora (y creo que Feijóo está más preparado para ese planteamiento) puede dar”.

Gestión de la crisis económica

“No sé cómo va a ir la economía en los próximos años, pero lo que estamos viendo no es especialmente alentador. Es evidente que entramos en un escenario de economía de guerra y esos son unos parámetros distintos de funcionamiento de la economía. En las economías de guerra, normalmente la intervención del Estado es más necesaria. Aquí yo creo que la mayor de las exigencias que tenemos que hacer tiene que ser a nuestras instituciones, que son lo único que les queda a esas personas que no tienen a nadie más que les defienda. Hay que ser especialmente exigente con las instituciones y que los costes de la guerra, aunque sea una obviedad, no los pueden pagar los de siempre. Porque en esta ocasión, los de siempre no solo son los más vulnerables sino una parte de la sociedad que es la que da la estabilidad a las democracias liberales que tenemos en Occidente, las clases medias”.

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