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Podando versos

Rafael Morales Barba

La maleza

Romina Berenice Canet

Bartleby Editores (2023)

Una grata sorpresa ha venido de la mano del Premio Iberoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez del 2023 y de la editorial Bartleby. La maleza, libro maduro y reflexivo, ágil, fresco en su saber decir y considerar un recorrido vital, identitario, donde brota un diálogo entre el yo y "lo que tenías dentro". No se puede ser más explícita. La maleza está escrita desde la cortesía de la claridad y tejida en un patchwork de juicios y ejercicios de autognosis, de asunción de un momento de madurez en medio del camino de la vida (Romina Berenice Canet nació en 1977 en la Argentina, concretamente en la provincia de la Córdoba, en Río Ceballos). Y en esa madurez propiciadora se entreveran reivindicaciones y circunstancias, afirmaciones y renuncias, deseos, sutilmente a veces, otras con contundencia sintética y aforística, que se convierten en aforemas desde el ser mujer (guarda el aforema un salto lírico diferenciado, intensidad expresiva sobre el aforismo, más pendiente del pensamiento).

Que nadie espere, sin embargo, un tratado de ginocrítica en verso o una poesía filosófica, sino el resultado de quien depura una vida en el alambique del tiempo y se emprende desde un vitalismo avisado, de quien emprende un decantamiento experiencial, pensativo y simbólico, además, porque ahora puede perfilarlo en sus líneas esenciales, apuestas. Y lo hace bien, sin duda desde un pacto de verosimilitud al que es fiel en el libro, donde nada parece desencajar o desentonar en su trabazón y meandros, afirmaciones y elipsis. Hay también muchos ejercicios sutiles de veladuras, de decir y no decir, de no desnudarse del todo, mientras se desnuda. Y en esa intensidad pudorosa y enérgica, un torrente de emociones y reflexiones, de ludismo cuando toca, se proponen como la vida misma, en su continuo.

No es Romina Berenice Canet poeta que se haya prodigado mucho, como otras escritoras de su generación, caso de otra poeta argentina de similar edad, Marisa Martínez Pérsico (1978), por ejemplo. De Romina Berenice Canet, graduada en Bellas Artes por la Escuela de Artes Visuales Antonio Berni (Buenos Aires), apenas se le conocen libros, salvo uno previo, Resabio de las fiestas (2004). Creo recordar que, en vida, Fernando Pessoa solo publicó dos, o sea que eso no significa nada. A veces, todo lo contrario, porque la poesía, salvo casos excepcionales en la mente de todos (Claudio Rodríguez, Arthur Rimbaud o Charles Baudelaire) es cuestión de madurez y cierta edad, aprendizaje y caminos transitados. A veces un solo poema basta, caso del celebérrimo No me mueve mi Dios para quererte o Soneto a Cristo crucificado, a su desconocido autor para elevarlo a la historia de la literatura, caso, tal vez, de Miguel de Guevara. Este simbólico La maleza, se propone desde ahí, según adelantamos. Sesenta y cuatro poemas casi siempre breves, circunscritos por una abertura y una coda final muy significativos sobre el significado de las voces "maleza" y "poda". Y ya sabemos con Gerard Genette y Leo Hoeck, la importancia de los títulos como pista semásica a tenor de los modernos estudios de titulogía (y funciones), más allá de los avisos de Michel de Montaigne sobre cómo a veces mienten.

Cicatrices domésticas

La "maleza", más allá de su significado literal y que la autora trae a colación como abundancia de malas yerbas en los sembrados, se convierte en una maleza interior, que dificulta el crecimiento del yo, y que debe ser podada. "Podar" las propias malas yerbas interiores para resurgir con fuerza bajo un "regimiento de desconciertos". Y desde ahí, desde ese "cansancio de no ser sorda ni muda/ni niña de la mano de su abuela. / Pedir con gestos mansos/por no tener otros", cuando ya es imposible "elegir la incertidumbre". Los motivos del lastre, purgados o podados van surgiendo aquí y allá, "tu madre te secuestró los ángeles/me explicabas para justificarte", junto a aquellos que hablan de la mujer nueva, o el "amor desatado en la cima de un campanario/ Sos el que arrastra a mis bestias de la lengua. / El que denigra la castidad de las libélulas/ (…) / Todo recobra su sentido/ y las venas se dejan vaciar en tus jarras. / Sos la cara opuesta de la muerte, /su reverso inevitable". Deseo y sugerencia "Conservaría tus olores/si se quedaran en silencio" fuerza del deseo, que se cuenta con desinhibición y de forma lúdica, también; "Amo los libros/como a los amantes/en su estado /de vigencia y de desvelo. / Pero a los amantes/puedo abandonarlos".

Sí, en efecto, son muchos los registros de la poda y del canto en una mujer, en una atractiva poeta, realmente lo es, que se sabe "cierta" y que esa certidumbre, en ese recorrido plural, rico en sugerencias, heridas y tormentas, o en rincones recónditos entrevelados, se propone al lector inteligente. Son ellos su voz y su "defensa". O si prefieren, el rico y variado patchwork que han ido tejiendo aforemas y poemas discursivos.

La editorial Bartleby, atenta como ocas a ser la voz de los sin voz, ha sabido prestarle la atención que merece, como en tantas otras ocasiones y acercárnosla. Todo un acierto que el prestigioso jurado supo reconocer con el citado premio Juan Ramón Jiménez pues Romina Berenice Canet, aunque tarde en publicar otro libro, ha llegado para quedarse con todos los merecimientos.  

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