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Los eurodiputados buscan entre los escaños a los “agentes del Kremlin” en plena carrera hacia el 9J

El presidente ruso, Vladímir Putin, pronuncia un discurso durante el Congreso de Sindicatos Independientes en Moscú.

Justine Brabant y Youmni Kezzouf (Mediapart)

Hablar de "debate" sería sin duda mucho decir. El miércoles 10 de abril, los eurodiputados que subieron a la tribuna del Parlamento Europeo en Bruselas para hablar del Russiagate expusieron, en no más de un minuto, sus reacciones al asunto que sacude la institución desde hace dos semanas. 

Una serie de discursos sin un verdadero hilo conductor, pero que al menos pudieron aclarar las acusaciones de algunos y la línea de defensa adoptada por los primeros afectados. 

El RussiaGate, como se conoce el asunto, eco del Qatargate que sacudió al mismo Parlamento a partir de diciembre de 2022, comenzó el miércoles 27 de marzo, cuando el primer ministro checo anunció que sus servicios de inteligencia habían descubierto operaciones de influencia financiadas por Moscú dentro del Parlamento Europeo

En aquel momento, el jefe del gobierno, Petr Fiala, explicó: "Ese grupo llevaba a cabo operaciones y actividades en el territorio de la Unión Europea destinadas a socavar la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania".  

Como parte de esta red de influencia, "Rusia se ha acercado a eurodiputados y también ha pagado para promocionar propaganda rusa. Estamos hablando de parlamentarios que reciben dinero", declaró al día siguiente el primer ministro belga, Alexander De Croo, en el parlamento belga. La eurodiputada francesa Nathalie Loiseau (Renew) señaló durante el debate del miércoles que se trataba de una dura acusación, hecha "sin condicional", como muestra de la gravedad de las hechos. 

Fuego cruzado en la extrema derecha

En el centro de la cuestión se encuentra el digital prorruso Voice of Europe. Según el diario checo Deník N, el sitio está controlado por el empresario ucraniano Viktor Medvedchuk, cercano a Vladimir Putin. El Gobierno checo ha impuesto sanciones contra ese digital, que ahora es inaccesible. Según Deník N, no sólo franceses, sino también holandeses, alemanes, belgas, polacos y húngaros han recibido dinero ruso por hacer comentarios en el digital favorables a Moscú.  

Entre los eurodiputados que han concedido entrevistas a Voice Of Europe se encuentran los de Rassemblement National (RN) Patricia Chagnon y Thierry Mariani, así como parlamentarios aliados de RN, como el líder de la lista alemana de AfD Maximilian Krah. 

Desde el centro-derecha hasta la izquierda, los eurodiputados se dedicaron el miércoles en Bruselas a criticar a la extrema derecha europea por su indulgencia con Vladimir Putin. 

"Ya hemos visto que la extrema derecha de este hemiciclo son portavoces descarados de Vladimir Putin. Hemos descubierto con asombro que varios de sus miembros colaboraban con un oscuro medio de comunicación perteneciente a un amigo muy cercano de Vladimir Putin especializado en la desinformación. Pero que diputados europeos hayan aceptado dinero de un régimen que nos es hostil es otra cosa, y nos hemos quedado anonadados", declaró Nathalie Loiseau durante la sesión, que duró menos de una hora.

 

A dos meses de las elecciones europeas, Rusia intensifica sus ataques con el único objetivo de desestabilizar nuestras democracias

Raphaël Glucksmann — Eurodiputado del PS-Place Publique

Raphaël Glucksmann, cabeza de lista del Parti Socialiste-Place Publique francés para las próximas elecciones europeas, también alzó la voz: en su "guerra híbrida" que "tiene como objetivo nuestras democracias", "Vladimir Putin ha conseguido agentes dentro de nuestras mismas instituciones, empezando por los eurodiputados de extrema derecha y los líderes nacionalistas europeos". El eurodiputado francés, que sabe de qué habla al haber presidido una comisión del Parlamento Europeo sobre injerencias extranjeras, considera que "a dos meses de las elecciones europeas, Rusia multiplica sus ataques con el objetivo de desestabilizar nuestras democracias y ayudar a triunfar a sus secuaces de Rassemblement National en Francia y de la AfD en Alemania". 

"Sabemos que interferir en las elecciones es uno de los principales objetivos de los servicios secretos rusos", ha dicho la socialista española Iratxe García, recordando el precedente de la campaña presidencial americana de 2016, que dio la victoria a Donald Trump. "También sabemos que el objetivo de Putin es que gane la extrema derecha: Le Pen, Orbán, Wilders, Salvini y otros", señaló, para luego arremeter contra los partidos de derechas unidos en el Partido Popular Europeo (PPE) que se alían con esa extrema derecha, que es a su vez "aliada de Putin". 

Gruesas palabras que tratan de hacer olvidar la pasividad del grupo socialdemócrata (S&D), dirigido precisamente por Iratxe García, en materia de permeabilidad a las injerencias extranjeras: su grupo estuvo en el centro del asunto Qatargate, en el que varias personalidades vinculadas al S&D, como la socialista griega Eva Kaili, fueron detenidas e incluso encarceladas acusadas de corrupción. 

Sabemos que interferir en las elecciones es uno de los principales objetivos de los servicios secretos rusos

Iratxe García — Eurodiputada del PSOE

Los principales implicados en estas revelaciones y acusaciones brillaron por su ausencia. El debate tuvo lugar en una cámara medio vacía, y en el caso de la extrema derecha totalmente vacía

Su defensa es, de hecho, bien conocida: desde el principio del asunto, los eurodiputados potencialmente señalados se han centrado en responder a los hechos a priori menos graves –el hecho de haber concedido entrevistas a Voice of Europe–, evitando la cuestión, por lo demás explosiva, del dinero potencialmente recibido a cambio. 

Maximilian Krah, cabeza de lista de la AfD, se pronunció el 29 de marzo en la red social X sobre esas acusaciones. Explicó que "en los últimos dos años, había concedido más de 200 entrevistas, dos de ellas a Voice of Europe". "No hay ninguna acusación específica de que me pagaran por ninguna de estas 200 entrevistas", añadió. Patricia Chagnon, por su parte, denunció –también en X– una "lamentable cábala conspirativa": "Aquí estoy, acusada de ser un agente de la influencia rusa por haber concedido una entrevista como las que conceden cientos de diputados". 

El presidente de RN, Jordan Bardella, al ser preguntado por este nuevo escándalo, aseguró que "ningún diputado" de su partido había "sido abordado" por esta red. "En este asunto, bastante inverosímil, se critica a eurodiputados por haber contestado a preguntas de periodistas", añadió. 

Esto es esencialmente lo que argumentó el eslovaco Milan Uhrík. "Los periodistas vinieron y me hicieron preguntas, y yo les contesté. ¿Deben los servicios de inteligencia de cada Estado miembro comprobar el perfil de cada periodista y decidir si podemos responder o no?", preguntó Uhrík, que lidera el partido de extrema derecha Republika

"¿Quién ha pagado? ¿Qué partido? ¿A través de qué intermediario?

Más inesperada fue la defensa del holandés Marcel de Graaff (que en octubre de 2022 declaró "¡Vamos, Putin!", entre otras muestras de apoyo al presidente ruso y a la guerra en Ucrania). Evitó precisar si le habían pagado por sus entrevistas en Voice of Europe y prefirió utilizar la tribuna para lanzar una diatriba paranoica, odiosa e irrelevante sobre "la perversidad sexual, la inmigración masiva y todos los demás ataques a los valores cristianos" de los que supuestamente es culpable la Unión Europea. 

El 1 de abril, Voice of Europe publicó un comunicado en el que denunciaba una caza de brujas, "especulaciones" y "acusaciones absurdas". "Los gobiernos globalistas y sus fieles soldados de la falaz prensa internacional están llevando a cabo un ataque coordinado contra los conservadores y soberanistas nacionales", declaró el medio, para añadir a continuación un llamamiento a sus lectores: "No dejéis que os laven el cerebro los que os odian. Defended la libertad de expresión". 

¿Y ahora qué? Salvo los señalados por sospechas de connivencia con el ejecutivo ruso, los eurodiputados coincidieron en que se necesita información más precisa antes de tomar medidas

"¿Quién ha pagado? ¿Qué partido? ¿A través de qué intermediario? ¿Con qué fin? ¿Cuánto? Es una información absolutamente esencial", instó Valérie Hayer, la líder de Renaissance (el partido de Macron, ndt). 

A finales de marzo, las líderes del grupo de los Verdes y de Renew en el Parlamento Europeo pidieron a la institución que abriera una investigación interna. "Es un ataque directo al tejido mismo de nuestra democracia. Los políticos que han recibido dinero deben ser severamente castigados, tanto políticamente como por los tribunales", exigió la eurodiputada alemana Terry Reintke, que repitió su petición en el Parlamento Europeo el miércoles. 

En Bruselas, los eurodiputados también intentaron aportar algunas ideas, más o menos realistas y más o menos acertadas, de medidas a tomar para protegerse de futuras injerencias: un sistema de habilitación de los eurodiputados, sin el cual no podrían trabajar en ciertos temas sensibles, un diálogo con las plataformas (Facebook, TikTok, X, etc.) para que puedan detectar mejor las campañas de desinformación, etc. 

Un miembro del PPE, el eurodiputado letón Andrius Kubilius, sugirió que no hace falta ser demasiado sutil. Para reconocer a los "agentes del Kremlin" y "no votarles", invitó a la gente a hacer la "prueba del pato": "Si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato". Del mismo modo, asegura, "si los políticos o los partidos políticos sugieren no enviar armas a Ucrania, y dicen que eso ayudará a traer la paz, si esos partidos quieren introducir leyes sobre "agentes del extranjero", si declaran "extremistas" a las asociaciones LGBTI, si están financiados por el Kremlin o por oligarcas con vínculos con el Kremlin, entonces son sin duda agentes del Kremlin".

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Traducción de Miguel López

 

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