Librepensadores

La libertad de prensa, la independencia de los medios y la señorita Pepis

Fernando Pérez Martínez

Los medios en papel de mayor tirada fueron antaño solvente y acreditada vía de difusión de informaciones contrastadas e independientes de los poderes públicos o privados. Hoy han degenerado hasta convertirse en una lacerante parodia de lo que fueron.

Prensa independiente que se alzó en tiempos en los que la información veraz e imparcial era un envite en el que se ponía en juego algo más que el trabajo, o una multa, o una petición fiscal de cárcel…

Empresas periodísticas que estuvieron a la altura del desafío de los tiempos que corrían, al nivel del pueblo que compraba a diario esa información independiente, proporcionando así recursos económicos, prestigio y respaldo popular a la empresa y a quienes en ella trabajaban.

Hoy nos toca vivir unos momentos de gran humildad o humillación para la libertad de prensa y el periodismo, con las excepciones de rigor. Los periodistas de raza, hoy son censurados, acallados, despedidos, por no avenirse a participar en la polifonía del silencio impuesto sobre determinados temas y de la propagandística loa, decretados por las alborotadores de orejas de los nuevos propietarios. Los mártires de ahora mañana serán ensalzados justamente por haber mantenido contra el vendaval de la prensa de la señorita Pepis, el pabellón riguroso de la verdad y la independencia. En palabras inmarcesibles del poeta D. Francisco de Quevedo que también conoció la represión y el calabozo: “No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo”.

Dice la prensa sucedánea sobre el portavoz de Ciutadans en la Comunidad de Madrid: ¡Ssssh! Procurando con su chitón, hacer luz de gas a la información contrastada que aporta el señor Manuel Rico (“César Zafra quizá sea César Zafra”) en las páginas de infoLibre, en un intento de silenciar las vergüenzas del cosmético acuerdo de investidura PP - Ciutadans en Madrid y del falso Compromiso por la Regeneración Democrática esgrimido por Ciutadans en las recientes citas electorales municipales y autonómicas, que en su cara A proclama la voluntad tajante de: ”Apartar de cualquier cargo público o de partido a todo representante que haya falsificado o engañado en relación a su currículum o su cualificación profesional o académica”, y en su cara B bendice las mentiras deslizadas en el currículo, inventado y abracadabrado por el sr. César Zafra, si es que ciertamente ese fuese su nombre, que todo vale, fanfarria y fingimiento, de la zeta hasta la a.

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Esta información o las referidas por el propio y fiable periodista Sr. Rico, sobre los cobros ocultados al Parlamento de Madrid por Zafra, así como otras flagrantes mentiras de quien dice llamarse César Zafra, avaladas por el verbo escurridizo del líder de Ciutadans, Albert Rivera que, ¡oh, sorpresa!, no se entera de que su portavoz madrileño no para de colársela una vez tras otra, embuste sobre patraña. Albert que se muestra tan pringoso en sus declaraciones de regeneración democrática y medidas anticorrupción, a la hora de hacer honor a las mismas prefiere acogerse al estatuto de pendejo, mostrando una probada experiencia en decir digo donde dije Diego y así mentir en el fondo lo que la apariencia parece afirmar. Ni regenero, ni democratizo, ¡nada más lejos de mi intención!, pero era oportuno hacerlo ver en ese momento para sumar votos y lo dije. Soy fresco como la brisa marina, sé mentir y sonreír simultáneamente sin que se me mueva uno solo de los insolentes rizos en los que embosco mis intenciones. Es la cualidad que más apreciaron en mí los próceres esquinados del IBEX 35.

Se compraron consolidadas empresas periodísticas que sabían que perdían millones de euros al año, sostenidas sobre la credibilidad de firmas acreditadas por décadas de honesto ejercicio periodístico. No les importó. Criban a los irreductibles y pretenden transformar esas formidables empresas en el set de periodismo de la señorita Pepis. Las pérdidas millonarias que arroja el oligopolio es juzgado un precio asequible a cambio del dominio de la opinión pública española.

Con este dominio pueden instalar a Albert en la Moncloa o apuntalar a Rajoy con Albert. Llevan semanas trabajando en ello, cocinando sondeos de opinión que colocan a sus machacas en los lugares relevantes esperando desencadenar el efecto mimético, si dicen que va a ganar Fulano, yo voto a fulano. Pero: ¿podrán parar a Podemos? Esta duda les quita el sueño a los fulanos del Ibex 35. ¿No es maravilloso?

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