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Caso Nóos

“Cinco años sufriendo como un perro”

"Cinco años sufriendo como un perro"

Raquel Agüeros (Ctxt)

Miércoles 20 de abril de 2016

"Cinco años sufriendo como un perro"

Si Nóos fuera un huevo frito... la yema estaría rota.

El caso Nóos derrapa. Los últimos acontecimientos se han colado en una sala cada vez más silenciosa, cada día más sala de vistas.

Virginia López Negrete habla en "alta voz", que diría la presidenta del tribunal. La investigación de la Operación Nelson avanza y la abogada se sabe acorralada. Con la atención mediática puesta sobre ella, la detención de un yihadista en el barrio de Son Gotleu y el primer paso parlamentario para prohibir los toros en Baleares dispersaron el foco. El martes quedaban pocos periodistas en el polígono Son Rossinyol.

A pesar de eso la abogada no quiso salir en el receso de la mañana para hablar con ellos. En los últimos minutos de descanso, Virginia López Negrete salió y se dijo "espeluznada" e "indignada" con la entrada en prisión del Secretario General de Manos Limpias por extorsión y chantaje. Todo supuesto.

A primera hora de la mañana había comparecido ante las cámaras de televisión. Sus declaraciones se colaron en todos los informativos del mediodía. Algunos, incluso, abrieron con el tema, con cómo puede afectar el encarcelamiento de Miguel Bernad al juicio de Nóos y a la situación de Cristina de Borbón.

El martes había previstas 19 declaraciones, a cual más tremenda. A las 14.10h terminó la sesión de mañana. A las 16.00h se retomaría con 9 vídeoconferencias, todas desde Barcelona.

Virginia López Negrete no abandonó el edificio durante todo el día. Tampoco salió a comer para que no le viera nadie. Para no tener que explicarse más. Cada día, aunque sigue apareciendo en los medios (el lunes por a mañana apareció en el programa de máxima audiencia de la franja televisiva, El Programa de Ana Rosa), limita más sus apariciones: "Manos Limpias es mi cliente", se defiende.

En la sala habían encendido el aire acondicionado. Cuando quedaban pocos minutos para las 4 de la tarde el fiscal Horrach se acercó a Virginia López Negrete y, en tono bajo de voz, le dijo: "No me creo nada de nadie".

Horrach y Negrete se enzarzaron. El tono de voz del fiscal fue aumentando hasta que confesó:

- ¡Llevo cinco años sufriendo como un perro. Cinco años sufriendo como un perro!

Todos entendimos que el motivo del sufrimiento del fiscal habían sido Negrete y Manos Limpias. Era la primera vez que Pedro Horrach hablaba abiertamente de eso.

Fue una escena muy desagradable. Honda. De altísima carga emocional.

El fiscal se refirió a Manos Limpias como "sindicato de mierda".

La abogada de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares intentó mediar para calmar la cosa y se llevó al fiscal a una sala contigua. Entonces López Negrete se levantó de su sitio:

- Lo que me faltaba, que me llamaran chantajista. Que me pida perdón delante de todo dios y aceptaré sus disculpas

La abogada esperó al fiscal de pie, como para recibir un gesto suyo.Pero cuando Horrach regresó pasó de largo por delante de Negrete, sin mirarla.

- ¡No te voy a consentir que me llames chantajista, Pedro!- elevó la voz Negrete

- Ya- contestó el fiscal

El agente judicial pidió calma porque ambos gritaban. Las juezas tuvieron que oírlo todo, porque la sala en la que se recogen es contigua a la sala de vistas. Y porque la puerta estaba abierta.

- He leído tus escritos- siguió Horrach

- Y yo los tuyos, con todo el respeto- replicó Negrete

- ¡Que me dejes en paz!- zanjó el fiscal

Horrach explotó.

El fiscal siente que le clavan un puñal en el estómago cada vez que López Negrete se queja en voz alta de lo que está viviendo, de lo mal que lo está pasando. Lo considera una provocación innecesaria.

La abogada que ejerce la acusación popular de Manos Limpias ha contado estos años con el apoyo de un importante sector de la prensa, que se unió a la causa de ver sentada a la infanta Cristina en el banquillo de los acusados, a falta de poder sentar a Juan Carlos I.

La situación del fiscal en estos años ha ido de mal a muy mal. A Horrach le ha pasado factura personal y profesional defender que la infanta Cristina no tendría que estar sentada como acusada en el caso Nóos.

La videoconferencia con Barcelona se cortó cuatro veces mientras el fiscal interrogaba al testigo y la presidenta aprovechó para hacer un mini receso hasta que el problema se resolviera. Las juezas se marcharon a su sala.

Horrach volvió a retirarse. Le llevaron agua.

- Voy a pasárselo por alto porque aprecio mucho a Pedro- dijo Negrete a la sala-. Pero si me lo vuelve a hacer otra vez le denuncio.

En ese clima el fiscal interrogó a los 9 testigos de la tarde.

Ni siquiera Manuel González Peeters y sus paridas consiguieron rebajar la tensión, aunque el abogado de Torres lo intentó todo.

Lo mejor del día fue el politono del móvil del agente judicial. Los acordes de Paquito El Chocolatero inundaron una sala que solo daba pena.

Sábado, 16 de abril de 2016

De aquellos lodos, estos viernes

El espejo del retrovisor izquierdo del coche proyectó la imagen de un taxi, que se paró a la altura de la Escuela Balear de la Administración Pública, el edificio donde se celebra el juicio por el caso Nóos. Por la puerta trasera del lado el conductor salió un hombre alto. Era el expresidente valenciano Francisco Camps.

Le tocaba declarar el tercero, así que apuró fuera de la pecera, la sala donde esperan los testigos, hasta que empezó la sesión. Para acceder a la sala de vistas hay que atravesar la habitación de los testigos, y como Camps estaba fuera, CTXT aprovechó para hablar unos minutos con él.

- Buenos días, señor Camps... Raquel Agüeros, de CTXT

- Buenos días... ¿Y qué es Contexto?- preguntó Camps

- Es una revista digital

- ¡Cómo!, ¿semanal?

- Sí. No tenemos publi, así que vamos un poco a nuestro aire...

- Ah, muy bien...- (largo silencio; solo faltó escuchar los cricrís)

- ¿Está tranquilo ante su declaración?

- Sí- ,respondió

- Dicen que usted no va a decir nada.

- ¿Ah, sí?...¿Y quién dice eso?

- Gente... Oiga, por cierto, ¿usted cree que Soria debería dimitir?

- ¿Dimitir?, ¿por qué?

- Por lo de la empresa nueva que ha salido en los papeles de Panamá

- ¿Ha salido algo nuevo?-

- El jueves por la tarde, lo de la empresa en Nueva Jersey

- ¿En Nueva Jersey o en la Isla de Jersey?- picó Camps

- Sí eso, en Jersey

- De ahí viene el nombre de jersey- divagó Camps, haciendo circulitos con las yemas de su pulgar, su dedo corazón y el índice a la altura del pecho.

- Y además Soria no va a acudir al Consejo de Ministros.

- ¿No?

- No.

- ¿Que no va a asistir al Consejo de Ministros?

- No

- Y es la noticia del día, claro-, se relamió

- Sí. Ha tenido usted suerte. Lo de Soria tapará su declaración

- Pues me acabas de dar una alegría

- Le felicito

- Gracias- zanjó el testigo, con sonrisa profidén. Y guiñó un ojo.

Para entonces, la noticia de que José Manuel Soria abandonaba la política ya corría por radios, teles y digitales.

Los testigos, nada más atravesar el primer control de seguridad, tienen que dejar sus móviles. Nadie accede a la pecera con teléfono, pero no es extraño que Camps pudiera conocer a esa hora la dimisión de Soria. Cualquiera pudo haberle informado. Los periodistas que siguen el juicio desde la sala de vistas tienen prohibida la utilización del móvil. Lo mismo que las acusaciones y las defensas.

Narciso Michavila es un señor que en el año 2002 estuvo destinado en Kosovo como Comandante de Artillería y que cuando abandonó el Ejército se puso a hacer encuestas en una empresa que asesoró al PP de Valencia, allá por 2006. Fue todo lo que dijo desde la Audiencia Provincial de Madrid.

Jesús Ignacio Blanco, ex diputado de Esquerra Unida del País Valencià, declaró de cuerpo presente, con perdón. Alguna cosa dijo, pero esperando lo que venía después, apenas tuvo recorrido.

- Que pase don Francisco Enrique Camps Ortiz- dijo de corrido la presidenta del tribunal.

Y don Francisco Enrique entró. No vestía de traje. Pantalón gris, americana marino, camisa azul bebé claro y corbata estampada azul PP, pero con menos tono. Calzaba mocasines de ante marrón oscuro con borlas. Y lucía menos moreno de lo habitual.

La fiscala Lamas arrancó, incisiva, con un interrogatorio tenso que fue calentándose en cuanto Camps le cogió el tino: "Ahora sé que se llama Instituto Nóos, pero lo importante no son ni el Instituto ni el señor Urdangarin. Lo importante son los Juegos Europeos", mitineó Francisco Enrique.

La presidenta del tribunal tumbó varias preguntas a la fiscala, como había advertido el día anterior, por introducir información en el planteamiento de la cuestión. Pero Ana Lamas no se rindió y siguió preguntando. Como Camps se le escapaba vivo quiso acotar al máximo sus preguntas hasta que interrumpió al testigo en medio de una respuesta.

- ¿Quiere dejarle contestar?- suplicó la jefa.- Es que así es muy difícil...

- Sí, es todo muy difícil...- le salió del alma a Ana Lamas.

La relación entre los fiscales Pedro Horrach y Ana Lamas con la presidenta del tribunal ha encallado. Para los periodistas es miel. Para la imagen que se proyecta desde el juicio significa debilidad. No por los rifirrafes, no porque la presidenta declare impertinentes algunas preguntas. Eso entra dentro del desarrollo de cualquier juicio. Es negativo para el proceso en sí porque da pie a que otras partes interesadas utilicen esas tiranteces para colar humedades. Y porque desvía la atención de lo juzgado, cosa impensable años atrás.

Francisco Camps dice, redicho, "a la sazón". Habla de "seguir manteniendo viva la llama". De un constante "lío", al estilo Rajoy. Y pronuncia espléndida con equis: expléndida. Como para enfatizar su significado.

- Debió ser por el 4, el 5...en el año 4, en el año 5-, lanzó Camps demostrando ser de la escuela de Rita.- He tenido que hacer mucha memoria

- Claro, claro- replicó la fiscala

Camps declaró desde lo político. Él tomaba las decisiones políticas, las de decir sí o no. Del resto, allá películas. Y en la misma línea mitinera lanzó varios dardos a la capital, política, de España. Madrid tuvo la culpa de que los Juegos Europeos no se hiciesen en Valencia porque volvió a ser candidata para los Juegos Olímpicos. Y Camps lo entendió "por lealtad, por patriotismo, por españolidad. La capitalidad de la nación está por delante". Y se hizo el silencio.

Camps ganó la partida. Un lobo del enredo. Un genio de la manipulación que consiguió colar en su discurso a los bolivarianos, a la Fundación CEPS, a Podemos y casi casi a la madre que lo fundó. Tuvo para todos. Calificó de "exótica" una pregunta de la abogada de Manos Limpias, que ejerce la acusación popular. Cuando la presidenta dio paso al abogado que representa a los concejales del Ayuntamiento de Valencia, personados como acusación popular, ocurrió esto:

- ¿Acusación popular?- preguntó Camps

- Sí- respondió Samantha Romero.- Es que hay dos (acusaciones populares: Manos Limpias y los concejales del Ayuntamiento valenciano)

- O sea, del PSOE- tituló Camps.- Por situarme- dijo

Minutos después, cuando Camps había tomado las riendas de todo, a la presidenta no le quedó otra que sacar garra. "Señor Camps, usted no hace preguntas. Y usted no dirige el debate", le frenó Samantha Romero.

Curiosamente, ni el abogado de Diego Torres, ni el de Iñaki Urdangarin, ni el de la infanta Cristina quisieron interrogar al expresidente valenciano.

A Camps se le hizo la boca pasta, pero nadie le llevó agua. Cuando terminó su declaración, Francisco Enrique se levantó, se ató el botón de su americana, colocó escrupulosamente la silla metiéndola en la mesa y se marchó. Con recto caminar.

Los periodistas de las teles y las radios esperaban, detrás de las vallas, la salida de Camps, que no abandonó del edificio hasta que no llegó el taxi a la altura de la puerta de entrada.

La mañana se complicó con la detención de la cúpula del llamado sindicato Manos Limpias. Mientras, uno de los seis abogados de la infanta Cristina ya había aparecido en televisión afirmando que Manos Limpias les pidió 3 millones de euros a cambio de que la acusación contra la infanta se esfumase.

Una madeja de escoria envuelve desde el principio un caso prostituido desde dentro, y con la venia de las distintas inclinaciones editoriales de los medios de comunicación como partes activas e interesadas en el desarrollo del mismo.

Durante el receso, dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía cortaron a los periodistas acreditados el acceso a la sala de vistas. Virginia López Negrete, la abogada que ejerce la acusación popular de Manos Limpias, no quiso salir, como cada día, al pasillo. Y se refugió dentro, pegada a su teléfono.

El abogado que el viernes representó la defensa de la infanta lucía sonriente. El de Diego Torres se la gozó, paseándose despacio, dejándose observar por los periodistas mientras se comía una bolsa de quelitas, engullendo mallorquinidad. El fiscal Horrach habló por el móvil. Y el más discreto fue el abogado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, siempre en segundo plano. Inteligente.

Cuando terminó el receso en la sala de vistas hacía calor húmedo de sudar. Virginia López Negrete estaba hundida, pero mantuvo el tipo. Primero lloró por dentro. Elevó los ojos para retener sus lágrimas hasta que no pudo más.

Virginia López Negrete lleva semanas insistiendo ante la prensa en que ella es una abogada independiente, que no pertenece a Manos Limpias. Que es libre. Y que hace esto porque cree en ello. Quizás ya consciente de lo que iba a ocurrir.

La abogada está más sola que nunca. López Negrete lo achaca a una campaña que no parará hasta que ella abandone la representación de la acusación popular de Manos Limpias, al que califica de "cliente". Pero el viernes tuvo que dar la cara. Y se la partió, para regocijo de muchos y tristeza de otros.

Los ojos se le fueron enrojeciendo y las lágrimas se le cayeron solas. Entonces giró la cabeza a la izquierda, hacia la pared, para que su melena tapase el llanto. Para que nadie le viera llorar. López Negrete aguantó, lo más dignamente que pudo, más recta y quieta de lo habitual. Con la mandíbula cerrada, los labios prietos y la barbilla temblorosa.

Virginia López Negrete es una persona que va directa a un micrófono aunque nadie le pregunte. El viernes le tocaba hablar en una de las situaciones más complicadas de su vida. Así que mientras declaraban los últimos testigos y cuando se deshizo de la rabia y la impotencia, se concentró en preparar su relato ante los periodistas. Lo hizo con su teléfono móvil, enviando y recibiendo mensajes. Leyendo todo lo publicado sobre la detención del presidente de Manos Limpias.

Antes de finalizar el último interrogatorio y mientras recogía sus cosas, López Negrete se metió algo en la boca y bebió un par de sorbos de agua. La sesión terminó y la abogada sacó de su bolso material para retocarse el maquillaje, preparándose para comparecer ante la prensa. Riutort, uno de los abogados de la infanta, se acercó a ella y hablaron durante unos minutos.

La sala se quedó sin luz blanca y se encendieron filas de luces redondas verdes y amarillas, como de pre after. Nos hicieron abandonar la sala y un grupo de periodistas esperamos, cerca del ascensor, su salida. Mientras, el abogado de la infanta recibía instrucciones, móvil en oreja, de la declaración que iba a hacer minutos después.

Bajó el abogado de la infanta, compareció ante la prensa y se fue.

Bajó Virginia López Negrete, compareció ante la prensa y se fue.

Este juicio está gafado. Y podrido. Por dentro y por fuera.

Jueves 14 de abril de 2016

Pico y pala

Parecía que la del miércoles iba a ser una jornada de bostezo eterno. Nada que ver. Ni lo uno ni lo otro. La cosa se ventiló en algo más de 3 horas. Lo nunca visto.

Los valencianos siguen copando las testificales de Nóos en una semana que abrió Rita de Valencia y cerrará el viernes Francisco Camps. El jueves es para Esteban González Pons que, gracias a este caso, pasó de ministrable a nada en un flis. Rajoy le agradeció el gesto enviándolo a ese lugar tan grimoso llamado Europa.

Llevaba luto en el vestir la que fue Subsecretaria de Presidencia de la Generalitat Valenciana en el año 2005. A Isabel Villalonga solo se le veían la cara y las manos. Al cuello, un collar larguísimo con un pez inmenso boca arriba.

Isabel Villalonga dio una clase de cómo funciona la Administración. Arrancó con voz temblorosa, como el fiscal Horrach. Pero a medida que avanzaba en su declaración se quitó el susto del cuerpo y respondió segura. Villalonga es una mujer de voz fuerte. Por eso, nada más sentarse, alejó el micrófono de la mesa.

Diego Torres asistió a la declaración protegido por el cruce de sus brazos, apoyados sobre la mesa. Con gesto triste. Estos días a su abogado le sustituye la letrada Mariona Polo. Y se nota. En el tono y en el tiempo.

Villalonga era la responsable de autorizar los pagos de la Generalitat. Hasta que un día dijo basta. Porque no se entregaron los proyectos que reflejaban los conceptos de las facturas, que "llegaban por transporte privado", dijo.

Éstas son algunas:

- 18 facturas de Lobby Comunication por 581.417€

- 3 facturas de Asociación Instituto Nóos de Investigaciones Aplicadas por 236.640€

- 24 facturas de Shiriaimasu S.L. por 398.576€

- 13 facturas a BPMO por valor de 143.840€

- 10 facturas a Torres-Tejeiro por 121.626€

Tampoco autorizó el pago de una factura de 70.000€ emitida por Aizoon, la mercantil de la infanta y su marido, por un no informe.

En total, la Generalitat, por decisión de Villalonga, rechazó facturas del entramado Nóos por valor de 2 millones de euros. Para entonces Urdangarin y Torres ya se habían embolsado más de 3,5 millones de euros públicos de la Comunidad Valenciana por la organización de los Valencia Summit.

La Subsecretaria de Presidencia de Francisco Camps recibió un escrito fechado el 10 de mayo de 2006. El Instituto Nóos le informaba de un cambio en la cúpula. Iñaki Urdangarin abandonaba la presidencia y su lugar lo ocuparía Diego Torres.

Sin embargo, el Duque de Palma y Diego Torres siguieron trabajando juntos. El 30 de noviembre de 2007 el marido de la infanta y su socio se reunieron en Castellón con el Vicepresidente de la Generalitat, Vicente Rambla y la Consellera de Deportes, Trinidad Miró, entre otros. La comida fue propuesta por el vasco y el menorquín. Para entonces, Iñaki Urdangarin, según la Casa Real, ya se había apartado de sus negocios.

El testimonio de Vicente Rambla, Vicepresidente de la Generalitat, era el plato fuerte del día. Pero lo más que relató fue la impresión que tuvo en aquella comida en un hotel de Castellón: "Lo primero que recuerdo es que llegó conduciendo el señor Urdangarin" respondió ensimismado al fiscal. Al testigo le sorprendió que "por la singularidad de su persona" Urdangarin no tuviera chófer.

Cuatro meses después, el 3 de marzo de 2008, el ayuntamiento de Valencia, con Rita al frente, convocó otra comida. Esta vez en Valencia. Asistieron Urdangarin y Torres, la alcaldesa, el concejal de Deportes, Cristóbal Grau, la Consellera de Deportes, Miguel Zorío y Vicente Rambla.

- Lo más notable de esa comida fue la presencia de un miembro de la Casa Real- zanjó el testigo

Vicente Rambla fue Director General de Sanidad. Conseller de Economía y Hacienda. Conseller de Economía y Empleo. Conseller de Sanidad. Conseller de Relaciones Institucionales y Portavoz. Vicepresidente del Consell y Conseller de Presidencia. Y Conseller de Industria. Y además de todo eso, es un señor de pelo cano, a lo John Kerry pero en menos recio.

- Recuerdo que se habló de los Juegos de la Juventud. Para mi era algo muy novedoso- explicó la Consellera de Deportes, que también testificó-. A mi me dicen, o no sé si me llegan a decir, que venía el Duque de Palma.

Y para rematar, Trinidad Miró golpeó, quizás sin querer, la inteligencia de Diego Torres: "Yo tenía la percepción de que el señor Torres era el secretario de Iñaki Urdangarin". Y Torres se revolvió en su silla.

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El testimonio más importante del miércoles fue, sin duda, el de Isabel Villalonga. No solo explicó el engranaje de los órganos vertebrales de un gobierno autonómico, sino que lo hizo de una forma abierta y sencilla, que todos entendieron. Hasta cuando se refirió, unas 200.000 veces, al Duque de Palma como Iñaki Undangarin, con ene.

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