Teatro

Ana Belén: “Están matando la cultura porque la odian”

Ana Belén: “Están matando la cultura porque la odian”

Ana Belén está más combativa que nunca. O mejor dicho, está tan reivindicativa y cañera como siempre. En su medio siglo de presencia en los escenarios y en las pantallas, una de las madrileñas más populares de España no ha dejado de reclamar los derechos para la cultura o de respaldar las causas progresistas. “Están matando la cultura porque a nuestros gobernantes actuales no les importa nada. Es más, están matando la cultura porque la odian y les molesta”.

La actriz y cantante se muestra indignada y se pregunta en voz alta: “Si fuimos capaces de parar la cultura en este país en los tiempos finales del franquismo, si fuimos capaces de parar los teatros, los conciertos y los rodajes de cine, ¿ahora vamos a tener miedo? En aquella época te llevaban al trullo, te ponían una bomba o te jugabas tu carrera”. Ana Belén se responde a sí misma y atribuye a una mezcla de miedo, apatía e individualismo la ausencia de una amplia protesta de las gentes de la cultura contra la ofensiva del Gobierno del PP.

Hilvana la artista estas reflexiones mientras se prepara para acudir a una nueva representación de Kathie y el hipopótamo, la obra de Mario Vargas Llosa, que fue estrenada el pasado 16 de noviembre en el Matadero, de Madrid, y que permanecerá en cartel durante las próximas semanas. Kathie y el hipopótamo Está encantada Ana Belén con la pieza teatral y con su personaje, una burguesa peruana que dicta sus memorias de viajes exóticos a un negro, un escritor contratado para esa labor. El argumento teatral está basado en una experiencia del Nobel hispano-peruano durante su juventud en París.

“Se trataba de un desafío teatral”, explica Ana, “que estaba claro que había que afrontar. Este texto supone un vehículo muy atractivo para mostrar los delgados límites entre la realidad y la ficción y entre las verdades y las mentiras. Todo ello con un fino sentido del humor y con el descubrimiento de que las mentiras son, en muchas ocasiones, los pensamientos que se nos cruzan por la cabeza. Además, el montaje que ha dirigido Magüi Mira nos obliga a los actores a desdoblarnos en varios personajes lo que supone un reto muy creativo y muy estimulante para el espectador”.

Ana Belén no sólo interpreta su papel, sino que también canta y baila a lo largo de la función, acompañada de un reparto integrado por Ginés García Millán, Jorge Basanta y Eva Rufo y por su hijo, David Sanjosé, como pianista. Estrenada por primera vez en España, a pesar de que Vargas Llosa escribió la pieza hace décadas, Ana comenta que el escritor vio algunos de los ensayos y se mostró encantado con la puesta en escena y las interpretaciones. No ha dejado de subirse a los escenarios teatrales esta artista de tantos registros (música, cine, teatro, televisión…) y su papel en Kathie y el hipopótamo llega tras haber representado, en los últimos años, obras clásicas como Electra o Fedra y después de haber protagonizado conciertos o recitales. Sin embargo, no le han llegado papeles para el cine desde que interpretara al personaje femenino de Cosas que hacen que la vida valga la pena, dirigida por Manuel Gómez Pereira y acompañada por Eduard Fernández.

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“Es cierto”, señala, “que el teatro está lleno de buenos personajes femeninos mientras en el cine escasean los papeles para mujeres maduras. Así que en la última década no he podido hacer cine. También está claro que la crisis del cine está resultando más brutal que la del teatro, a pesar de que los empresarios teatrales están atravesando un momento muy duro al asumir parte de ese 21% de IVA cultural y quedarse con unos márgenes comerciales mínimos”.

La entrevista deriva, una y otra vez, hacia el lamentable abandono de la cultura en España en los últimos años y Ana Belén saca de nuevo su genio rebelde cuando exclama: “La cultura siempre fue el espejo de un país y menudo espejo estamos dando ahora para la Marca España. Es de vergüenza. ¿Cómo podemos consentir que un ministro como Montoro diga que el problema del cine es su falta de calidad? ¿Se atrevería a afirmar que le gusta más la sanidad inglesa que la española? El cine está devastado, como la música o el teatro y olvidan que, además de ser bienes culturales, generan muchos puestos de trabajo. La piratería también ha contribuido a matar la cultura porque los gobiernos han tenido miedo a algunos internautas y no se han atrevido a atajar ese expolio, como hacen en otros países como Francia o Alemania”.

No tiene dudas la artista a la hora de definir como demagogia esa identificación de cultura con gratuidad. La pregunta obvia se resume en ¿quién paga a los que hacen la cultura? “Me hace mucha gracia”, explica Ana Belén, “que nadie se plantee tirar gratis una línea de luz a su casa o llevarse sin pagar una chaqueta de unos grandes almacenes. En toda Europa, si cometes un delito de piratería de productos culturales, te crujen”.

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