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Literatura

#NiUnDíaSinPoesía

Una librería en el barrio de Malasaña, en Madrid.

Fue el grito de un poeta herido: "Hoy en día prevalecen la indiferencia, la arrogancia o la ignorancia periodísticas, mientras que la audiencia de la poesía, en el país, nunca ha estado tan consolidada". André Velter, poeta y director de la colección Poésie/Gallimard, se expresaba así recientemente, al término de una temporada, la 2014-2015, que en Francia se había iniciado con la desaparición del último/único programa radiofónico consagrado a la poesía, Ça rime à quoi (France Culture). Vivimos, concluía, "en una sociedad en coma mediático".

Espoleados por el francés, nos hemos puesto en contacto con cinco poetas españoles que por edad y experiencia no pueden añorar la época dorada de la poesía en los medios (si es que tal cosa existió). Queremos saber si coinciden con ese diagnóstico desgarrado.

Los medios no riman con poesía 

La primera pregunta, obvia, es si recibe la poesía la atención que merece en los medios de comunicación en general, y los medios de comunicación públicos en particular. Por aquello de que conoce el terreno del que hablamos, puesto que se desempeña en El Mundo, empezamos ronda con Antonio Lucas.

"La poesía está muy disminuida en los medios de comunicación. Dentro del ámbito de las páginas de Cultura es, por lo general, un género marginal. Algunos grandes poetas sí encuentran el sitio, con mucho esfuerzo. Pero fuera de esos tres o cuatro nombres monumentales (y necesarios) todo lo relacionado con la difusión mediática de la poesía es un páramo." Cree Lucas que hay un mal entendimiento de lo que la poesía significa en una sociedad y entre muchos de los lectores, oyentes y espectadores de los medios. Evoca la (hasta hace nada) excepción francesa, y se dispone a comparar... "Aquí, fuera de los programas La Estación Azul y El Ojo Crítico (ambos de RNE) y de Pagina 2 en TVE (cada vez más mermado y en horario difícil), nada. Nada es casi nada. Al margen dejamos a los suplementos culturales. Dicen que la poesía no vende, pero es difícil que estimule lo que no se ve."

Los poetas saben que el suyo no es un género que convoque multitudes y, apunta Elvira Sastre, "quizá ese sea uno de los motivos que la apartan de la atención general", situación que se complica porque el espacio para la cultura en los medios se ha reducido hasta casi desaparecer.

Sirva como consuelo que no es la única víctima de ese desinterés. "Me planteo si la danza o la filosofía, por ejemplo, gozan de eco suficiente —duda Elena Medel—. Apostamos, en general, por una cultura de lo espectacular: aniversarios, conmemoraciones, nombres fundamentales o ultimísimos... Nos arriesgamos poco, investigamos poco, y hablo en primera persona porque yo también tengo la culpa, en parte, y en muchas ocasiones me refugio en la comodidad en lugar de arriesgar."

Pero la poesía hace tiempo que abandonó una zona de confort en la que nunca se sintió a gusto. "La única atención que recibe la poesía hoy está en comunidades de Internet y en fieles lectores que siguen asistiendo a las librerías a buscar las novedades —dice Luna Miguel—. Personalmente, si quiero conocer qué está pasando en la poesía de hoy tengo que irme a ciertos blogs, webs o perfiles en redes sociales." Y por supuesto, no es la única. "Es una alegría que, cada poco tiempo, en revistas, periódicos o medios digitales, se hable de poesía —asegura Alberto Acerete—. Sin embargo, no se da algo que me parecería primordial para revitalizar, llenar de rigor, de riesgo, la poesía, y que contribuye a estancarla y a hacer que nos limitemos a repetir patrones, propios y aprendidos: un análisis riguroso, un puñado de críticas certeras, o valoraciones reales y —ajustadas al texto publicado— sobre muchos libros." Su tesis: esa crítica mal entendida no ayuda a mejorar al autor, ni sirve al lector, ni a la poesía. "En definitiva, juega en nuestra contra".

Satish Krishnamurthy / Flickr (CC-BY)

¿Qué es poesía?¿Y tú me lo preguntas? 

Sí, yo se lo pregunto a mis interlocutores. En concreto, qué significa la poesía en los tiempos que corren, si es, como proclamó otro poeta, un arma cargada de futuro o si apenas un anacronismo pertinaz.

Cree Acerete que muchas veces no significa nada, que otras tiene un discurso muy débil, que otras se limita a exponer las cositas que uno tiene dentro y vive con la necesidad de compartir con el planeta. Et pourtant...

"Sin embargo, hay veces en las que la poesía da cuenta de un tiempo, una época; genera un testimonio y refleja e influye; hace uso de las múltiples dimensiones de un poema (técnicas, estructurales, discursivas) y genera una realidad completa. Hay veces en las que la poesía sirve. Y sirve a la gente. Y ayuda. O sostiene a alguien en un momento."

No evita la referencia a Celaya. En su opinión, la poesía no es un arma, porque las armas destruyen y la poesía, por oscura que sea, siempre genera vida. Admite que quizá esté cargada de futuro, porque el futuro es lo que viene después de ahora y ese después puede generarlo un poema.

"Más que un arma, es un escudo", precisa Sastre. En estos tiempos en los que "unos pocos hablan por todos, la palabra ha cobrado una importancia personal esencial. Por mucho que digan, hablen, manden o censuren, nadie puede decidir sobre lo que pensamos, sentimos o queremos. Y, ahí, la poesía es la palabra, la llave que abre la puerta". Su definición: "la resolución del acertijo que todos llevamos dentro". 

Medel habla de ella como de un instrumento, una "herramienta de reflexión, de diálogo y de intervención, por así decirlo, en nuestro entorno y en nuestras circunstancias. La conexión íntima que el poema establece con el lector remueve las certezas: es un arma cargada de futuro, sí, pero también de presente, si se me permite el juego".

Un juego al que Lucas se suma: "La poesía es un presente continuo que tiene por delante un futuro poderoso porque está cargada de pasado. Como verás, lo es todo. La poesía no es un punto de fuga, sino un modo de enclavijarse mejor al tiempo que uno vive. La mejor poesía, como las lavadoras, es aquella que tiene una buena toma de tierra. La poesía es una forma de decir NO, una brújula, una baliza de alerta, una forma de descifrar mejor el momento y de descifrarte a ti mismo dentro de él. La poesía es un voy contigo. La poesía es una forma de alumbrar los espacios donde la luz no puede llegar sola". 

A Luna Miguel, sin embargo, le resulta difícil fijar con exactitud y precisión lo que la poesía significa, su naturaleza. "La poesía ha cambiado, está cambiando, cambiará. Lo que no podemos hacer es pretender que la poesía sea siempre una misma cosa." Por eso se declara incapaz de ofrecer una definición universal, si acaso, una de uso particular: "Para mí la poesía es comunicación".

#NiUnDíaSinPoesía

#NiUnDíaSinPoesía. Es una hashtag (etiqueta tuitera), casi un azote, a juzgar por los muchos mensajes que a ella se acogen. El responsable de la epidemia es Antonio Lucas. "Se me ocurrió lanzar #Niundíasinpoesía en 2012 porque un amigo me abrió una cuenta en Twitter y yo no sabía qué hacer con ese artefacto. Suelo leer todos los días algún poema y pensé que echar a Twitter aquellos versos que me interesaban, sobrecogían o emocionaban podría ser una buena forma de fijarlos y de hacer que alguien los leyera. Ahora veo que son muchos los que se han sumado a ese hashtag que ya no es cosa mía, sino que se ha convertido en una plaza pública donde todos hablan con todos cruzándose versos. Porque con la poesía también se habla."

Le preguntó cuál es su razón personal para no poder vivir sin ella... "No sé vivir sin poesía como no sé aplacar la sed sin agua". Se lo pregunto también a Alberto Acerete: "Que me enseña a cuestionar,

reformular y poner valor lo que me rodea y, a su vez, lo que yo mismo escribo. No obstante, en caso de una hecatombe, no podría vivir sin comida o sin cariño, pero creo que sí sin literatura".

Y a Luna Miguel: "No puedo imaginar un mundo sin ingenio, sin metáforas y sin magia. Por lo tanto no puedo imaginar un mundo sin poesía".

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Y a Elena Medel: "Entiendo la poesía, cada vez más, como lenguaje y mirada, más que como género literario. La necesito como idioma en el que comunicarme, y como forma de relacionarme con el mundo".

Y a Elvira Sastre: "La poesía, para mí, es un desahogo. Me hace la vida más fácil, me explica lo que ocurre y me da motivos y no excusas. No puedo vivir sin ella básicamente porque la vida no existe, la vida no es vida sin poesía".

Foto: Álvaro Ibáñez / Flickr (CC-BY). 

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