Cultura

“Ah, pero, ¿has nacido aquí? Si eres negra”

A Deborah la ha parado la policía en varias ocasiones para pedirle su identificación. Lo cuenta con cierta naturalidad, a pesar de que debería ser algo extrañísimo, si tenemos en cuenta que Deborah es valenciana. Pero, claro, Deborah Ekoka es negra. Por eso, a diferencia de la mayor parte de valencianos, las redadas están en su horizonte de lo posible. Por eso a sus hermanos y a ella les llamaban "negros" en el colegio. Por eso su prima fue acusada de robar en una tienda, hace unos días. Por eso han llegado a confundirla con una prostituta por estar de pie en una calle cualquiera.

"Hay veces que la gente te dice 'Ah, pero, ¿has nacido aquí?'. Y en realidad están pensando: '¿Cómo va a ser eso, si eres negra?", bromea. Pero esa es la realidad de los afrodescendientes, una comunidad cada vez más numerosa en España —con dos millones de integrantes en el país, según el Alto Consejo de la Comunidad Negra—, y todavía ignorada. Para cambiar esto, varias asociaciones celebran el festival Afroconciencia este fin de semana en el centro Matadero, en Madrid, una muestra que recoge la diversidad cultural del colectivo con especial interés por la política y la estética. "Nace de la necesidad", precisa Ekoka, una de las organizadoras, "Para el resto, los afroespañoles no existimos". Y esa falta de visibilidad oculta también la opresión. En palabras de Ana Cebrián, otra de las organizadoras, que no pertenece a la comunidad pero lucha por sus derechos, "el blanco ejerce una presión sobre un colectivo que, habiendo nacido en España, no tiene el mismo reconocimiento que otros ciudadanos".

Afroconciencia ofrece actividades en las que los hijos de africanos puedan verse representados, o aprender más sobre sus raíces, y en las que los blancos pueden combatir su propio racismo. Además de gastronomía, música y danza, el festival incluirá una presentación de empresas y proyectos liderados por afrodescendientes —"No son ONG tutelares o paternalistas de las personas negras", precisa Cebrián— y espacios de debate sobre cultura y política. La propia Ekoka dirige un taller intergeneracional —pensado para padres e hijos— sobre "cuidados, historia y problemática del cabello y la estética afro", que es "mucho más que pelo", habrá una mesa sobre afrofeminismos y varios acercamientos a la construcción de su propio relato por parte de los afroespañoles. 

Ekoka explica que, aunque sí existen asociaciones para africanos residentes en España, los afrodescendientes, con otras problemáticas y necesidades, carecen de esa red. Algunos son hijos o nietos de migrantes africanos llegados durante las últimas décadas de bonanza, otros son niños en adopción. Y, para muchos, el lazo con España es secular: son los descendientes de los ciudadanos de Guinea Ecuatorial, antigua Guinea Española, territorio colonizado por este país durante más de un siglo y que el franquismo abandonó en 1968. "No olvidemos que la presencia de afrodescendientes en España es anterior y data de siglos", dice Cebrián, que desarrolla su tesis doctoral sobre cultura afrodescendiente. Las primeras asociaciones de afrodescendientes datan de los sesenta, y comienzan a tomar fuerza en los noventa.

"No quiero construir un muro entre ellos y nosotros. Pero es verdad que un africano, en África, no es 'el negro", explica Ekoka, retomando una idea desarrollada, por ejemplo, en Americanah, la novela de Chimamanda Ngozi Adichie: la conciencia de la negritud se desarrolla cuando se forma parte de una minoría oprimida. Ekoka señala, además, que alguien criado en África ha podido beber de su cultura, mientras que los afrodescendientes pueden no tener referentes cercanos: "Yo tengo a mi familia africana, pero hay gente que no tiene ese contacto". Por eso fundó junto a su compañero, Ken Province, la librería United Minds, que ofrece en su local valenciano una selección de obras escritas por afrodescendientes o que abordan sus inquietudes. 

Tanto este espacio como el festival y los colectivos que participan en él —Templo Afro, la asociación universitaria Kwanzaa, SOS Racismo, Afroféminas, Upside África...— combaten un problema de base en la construcción de la identidad negra: la falta de referentes. "La relación de España con la comunidad afro es larga, hay muchos referentes históricos, personajes afrodescendientes importantes en la cultura española, y nada de eso se estudia", critica Cebrián. Ekoka incide en la ausencia de personajes negros en la ficción, y los estereotipos en los que se clasifica a los pocos que se hacen un hueco en la televisión o el cine. Por ejemplo, en la serie Vis a vis (Antena 3) aparece la intérprete afrodescendiente Berta Vázquez, y con un personaje de cierta importancia. "No me sorprendió, porque son tipos copiados de Estados Unidos", objeta Ekoka, "Tengo amigas actrices en Madrid a las que se le dan papeles de limpiadoras, prostituta, y poco más". Lucía Asué Mbomío, reportera de TVE, abordará el sábado su representación en los medios de comunicación. 

La falta de representación se hace aún más obvia en el terreno político. Rita Bosaho (Podemos) se convirtió en la primera diputada negra al obtener su escaño por Alicante el pasado 20 de diciembre. A ella se suma algún alcalde de pequeños municipios —Juan Antonio de la Morena (PP), de Villamantilla (Madrid); Guillem Balboa (Més), en el Gobierno de Alaró (Mallorca) junto al Partido Socialista—, pero queda camino por recorrer. "La comunidad lleva un proceso largo para tratar de alcanzar esa presencia institucional, pero la administración no siempre ha colaborado", cuenta Cebrián. Y denuncia el "utilitarismo político de la comunidad", con ejemplos como el de aquella imagen de Esperanza Aguirre abrazando a una mujer negra que sirvió como cartel del PP para las últimas municipales. "Se han lanzado varias iniciativas no de ley para reconocer a la población afrodescendiente... pero ninguna de ley", critica la activista. Y temen nuevos intentos de usurpar su lucha en esta campaña. No será, al menos, este fin de semana. 

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