Luces Rojas

¿En qué dirección se mueve el Bundesbank?

El presidente del BCE, Mario Draghi.

Lucas Duplá

El comportamiento del Bundesbank (Banco Central alemán) es un enigma para muchos

Esta institución critica sistemáticamente cualquier decisión del Banco Central Europeo (BCE) que pueda beneficiar a las economías del Sur de Europa y que pueda dar cierta credibilidad a la supervivencia del euro como moneda. El ejemplo más reciente lo encontramos en el comunicado del Bundesbank publicado el 27 de abril en el diario económico alemán Handelsblatt, y muy comentado en la prensa financiera. Este comunicado se puede resumir en tres puntos, que pueden consultarse en detalle en el imprescindible blog de Yanis Varoufakis:

  • La irreversibilidad del euro no es un problema del que deba preocuparse el BCE.
  • El programa de compra de bonos por el uso que hizo el gobierno griego de la liquidez de emergencia entre abril y diciembre de 2012. Hay que tener en cuenta que este programa es la única causa de la relativa calma que está conociendo la prima de riesgo española desde entonces. Es decir que, como –en opinión del Bundesbank–, el BCE fue “blando” con Grecia al no dejar quebrar a todos sus bancos, cuando Draghi anuncia que sólo va a comprar bonos de países periféricos si se someten a duros programas de recortes, se debe pensar que les va a permitir incumplir el trato a voluntad. Y, por tanto, en opinión del Banco Central alemán, el programa OMT no va a funcionar, y además es una traición a los contribuyentes de los países acreedores. Estas aseveraciones son llamativas: en cuanto a la primera, es constatable que el OMT está funcionando bien; y la segunda, es una afirmación puramente política, por lo que sorprende que proceda de un banco central.
  • El hecho de que el mecanismo de transmisión de la política monetaria, algo de lo que con frecuencia se lamenta Draghi, tampoco es un problema del BCE. En la zona euro, una empresa de un país acreedor paga un tipo de interés mucho menor que una de un país del Sur, aunque ambas sean igual de viables y aunque el precio oficial del dinero sea el mismo para ambos países: esto es una prueba clara de que la política monetaria convencional (subir o bajar los tipos de interés) actualmente es una herramienta insuficiente, cuando no ineficaz, en la zona euro.

Independientemente de si es bueno para las economías periféricas de la eurozona que la moneda única siga existiendo a medio plazo (algo muy discutible), estos argumentos constituyen un ataque frontal contra la viabilidad a corto plazo del euro y, por tanto, contra la solvencia de los Estados del Sur de Europa. Concretamente, si hay dudas sobre la supervivencia del euro, nadie prestará a los países deudores, ya que habría un riesgo considerable de prestar en euros para posteriormente cobrar la deuda en otra divisa devaluada (por ejemplo, dracmas, liras o pesetas).

Pero un ataque a la solvencia de estos estados no deja de ser un ataque a sus instituciones económicas. Afecta, por ejemplo, a la capacidad de financiación de sus empresas, muy precaria en estos momentos, lo que, a su vez, repercute negativamente sobre el desempleo. Ante niveles de paro como el de España, no podemos sino concluir que el ataque acaba afectando a los ciudadanos.

Los riesgos para Alemania de una ruptura desordenada del euro, con impago colectivo de los Estados deudores, son terroríficos. ¿A qué obedece entonces la agresividad del Bundesbank hacia cualquier solución que se plantee? ¿Tiene acaso interés en acabar con el euro?

Rescates y austericidio: los efectos de la desinformación

Es interesante la desinformación existente en Alemania sobre los “rescates” que se han impuesto a los socios europeos más debilitados económicamente.

La realidad es que, pese a que las economías del Norte de Europa han avalado préstamos por 400.000 millones de euros, de momento estas economías no han perdido un céntimo. De hecho, no sólo no han perdido dinero, sino que la huida masiva de capitales hacia su sistema financiero, como consecuencia de la falta de apoyo inicial del BCE a las economías periféricas, ha supuesto al Tesoro alemán un ahorro de entre 10.000 y 15.000 millones de euros, según cálculos de Allianz, una aseguradora alemana, y del instituto alemán IfW (más información aquí).Durante la crisis, el Estado alemán se ha financiado con frecuencia a tipos de interés negativos (ha cobrado por tomar dinero prestado, algo sólo explicable por el pánico de los inversores europeos a un cataclismo financiero).

Se estima que este efecto, en conjunto, va a permitir a Alemania reducir su ratio deuda/PIB en al menos 3 puntos porcentuales. No se olvide, en este sentido, que tanto el Estado como las empresas alemanas se están financiando a tipos sustancialmente más bajos que antes de la crisis.

Sin embargo, en la prensa alemana (y en la del resto de países acreedores) se han instalado dos falsas creencias:

  1. Los rescates sólo los financian los Estados acreedores. Una falacia muy fácilmente refutable, ya que sólo Italia y Francia han aportado conjuntamente bastante más dinero que Alemania en todos los rescates. Sin embargo, el victimismo por el dinero “perdido” (lo que es falso) lo monopolizan la prensa y los políticos alemanes.
  2. Prestar es lo mismo que dar. De forma sorprendente y, pese a que es rotundamente falso, una parte mayoritaria de la opinión pública alemana cree sinceramente que los contribuyentes alemanes están regalando dinero a los países deudores.

El Bundesbank contribuye de manera decisiva a esta desinformación con sus periódicas declaraciones alarmistas, echando agua fría sobre cualquier solución propuesta –ya sea compra de bonos periféricos, unión bancaria o mutualización de deuda– y exagerando sistemáticamente los riesgos para Alemania.

¿Cuáles son los verdaderos objetivos del Bundesbank?

Los objetivos del Bundesbank son mantener una tasa de inflación del 2% (tarea delegada al BCE) y preservar la estabilidad del sistema financiero alemán.

Actualmente la inflación en la zona euro es el 1.4%. Y el sistema financiero alemán se está financiando a tipos de interés históricamente bajos. Por otra parte, es sabido que los bancos alemanes poseen gran cantidad de deuda de países del Sur de Europa (nada sorprendente, dado que fueron sus principales financiadores). Por este motivo, una quiebra conjunta de los países deudores (lo que ocurriría con seguridad si explosionara el euro) es claramente el peor escenario posible desde el punto de vista de una institución que trata de preservar la estabilidad del sistema financiero alemán.

El primer objetivo (control de la inflación) se está cumpliendo más que satisfactoriamente. Y para que se pueda cumplir el segundo objetivo, (solvencia de los bancos alemanes), la supervivencia del euro es una condición necesaria. Siendo esto así, ¿por qué aprovecha el Bundesbank todas las oportunidades disponibles para atacar públicamente al BCE y, en general, a cualquier política de las instituciones europeas, o incluso de las alemanas, que apoye a los países deudores?

No hay una respuesta clara al respecto. Hay quienes plantean que el supuestamente independiente Bundesbank (gobernado por el antiguo asesor económico de Merkel, Jens Weidmann) tiene un plan para eliminar el euro y volver a un nuevo marco para Alemania y estados satélites. Otros opinan que ejerce un papel de “poli malo” cada vez que el gobierno alemán hace alguna mínima concesión al Sur. Unos pocos (muy pocos) piensan que el Bundesbank no es consciente de la amenaza que supone su forma de actuar, tanto para el euro como para sus propios objetivos.

El enigma continúa.

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Lucas Duplá es analista financiero senior especializado en valoración

de productos derivados. Licenciado en economía en la Universidad Complutense y Máster en finanzas cuantitativas por la Escuela de Finanzas Aplicadas (AFI).

 

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