Luces Rojas

Libertad Digital apoya a Podemos

Luis Fernando Medina

Ni Podemos buscó el apoyo de Libertad Digital, ni Libertad Digital quería apoyar a Podemos, ni yo estaba buscando artículos de Libertad Digital (lo encontré gracias a Facebook). Pero el hecho cierto es que Libertad Digital apoya a Podemos. O, bueno, debería apoyarlo si leyera con frialdad crítica sus propios artículos. Me explico.

En estos días publicó Libertad Digital un análisis a cargo de Juan Ramón Rallo sobre la propuesta de renta básica universal que forma parte de la plataforma económica de Podemos. Ejercicio saludable, sin duda. Para quienes venimos desde hace tiempo defendiendo la idea de la renta básica es una experiencia maravillosa ver que ya el tema no es solo asunto de unos cuantos profesores encerrados en sus seminarios, sino que se debate públicamente y que, además, ya no estamos en las discusiones filosóficas estratosféricas, sino que se habla de números concretos.

En el artículo en cuestión Rallo dictamina que la renta básica es una propuesta fantasiosa que llevaría a los españoles a "sufrir un IRPF único de 55%". Pero el género literario de los titulares de prensa tiene sus particularidades, y más cuando lo ejerce Libertad Digital, de manera que vale la pena leer entre líneas. Y entonces vemos que la cosa no es tan sencilla.

El análisis de Rallo comienza con una tabla muy útil que describe la distribución del IRPF por intervalos de ingreso, tasas, número de contribuyentes y recaudo. Muy buen punto de partida. Acto seguido Rallo afirma que: "Si queremos financiar la renta básica universal propuesta por Podemos, se hace necesario recaudar 145.000 millones adicionales a los 71.000 que se recaudaban en 2010 (es decir, 216.000 millones de recaudación total). Para lograrlo a través de un tipo proporcional sobre la renta, necesitaríamos un tipo del 55,5%." (Énfasis en el original.)

En ese breve fragmento de dos frases ya se deslizan dos afirmaciones gratuitas (lo que lo coloca por debajo de la media del periódico). Primero, Rallo supone que la renta básica simplemente se adiciona a todos los demás gastos públicos existentes sin tocarles una coma. ¿Por qué? Si se implantara un programa de renta básica algunas cosas podrían recortarse. Por ejemplo, podría gastarse menos en seguro de paro, en pensiones, en ayudas a la dependencia. Si el objetivo es tener un debate serio sobre los costos y beneficios de la renta básica uno de los primeros pasos sería ver cuáles programas se recortarían y en cuánto. Pero si el objetivo es inflar los costos para generar pánico entonces sí que el ejercicio de Rallo es válido.

En la segunda frase llegamos al punto que más le interesa a los redactores del titular: el temible IRPF del 55%. Por eso aparece en negrilla. Pero, ¿de dónde salió esa cifra? Se la inventó Rallo. Bueno, no exactamente. Rallo es riguroso de manera que hace un cálculo correcto de cuál es la tasa del IRPF que sería necesaria si se adoptara "un tipo proporcional sobre la renta".

¿Vieron lo que hice? Si uno quiere generar pánico, pone en negrilla las conclusiones más alarmantes de un análisis. Pero si uno quiere discutir el análisis seriamente, entonces pone en negrilla los supuestos más debatibles como en este caso el tal tipo proporcional. Nadie ha dicho que la renta básica tenga que financiarse con un tipo proporcional de IRPF. Bien podría mantenerse el criterio de progresividad que ha venido rigiendo hasta ahora de modo que, sí, habría que subir impuestos a los más ricos pero no necesariamente todo el mundo terminaría pagando el 55%.

Otra forma de verlo: el PIB per capita español es de aproximadamente 22.000 euros. Según la propuesta de Podemos, la renta básica universal sería de 6.000 euros, es decir, un 28% del PIB per capita. De entrada ya debería sonar raro que para darle a cada español el 28% del PIB per capita fuera necesario cobrarle el 55%.

Después de ese ejercicio numérico Rallo pasa a discutir el efecto de la renta básica sobre los incentivos. Un tema muy difícil y en buena hora se comienza a estudiar seriamente. Una columna de periódico no es suficiente para abordar el tema pero aún así, el intento de Rallo presenta deficiencias. Dice: "Más en particular: el salario modal de España, 15.500 euros, debería pagar 8.500 euros en IRPF, de manera que le restarían 7.000 más los 6.000 de la renta básica (13.000 en total). En realidad, pues, esa persona está trabajando 40 horas semanales para lograr un salario de 7.000 euros (inferior al salario mínimo actual)." (Énfasis en el original.)

Recordemos que los cálculos que hace Rallo suponen un impuesto proporcional ("plano" en la jerga de los economistas) del 55%, que es una propuesta de su propio caletre y que no figura en ninguna plataforma política. Pero además, con su cálculo de los 8.500 euros de impuestos está comparando la situación de un trabajador modal bajo "su" programa de renta básica con una situación en la que al mismo trabajador no se le cobra ningún impuesto, cosa que no ocurre en la actualidad. Debe ser que Rallo está pensando proponer la abolición total del IRPF y no nos ha contado.

Pero dejando de lado estos detalles, el análisis de Rallo tiene una laguna muy común en todas estas discusiones: supone que el mercado laboral no va a responder por el lado de la demanda. Es verdad que la renta básica, todo lo demás constante, reduciría la oferta de trabajo. Pero en la realidad no todo lo demás es constante. Al reducirse la oferta, las firmas tendrían que competir por una cantidad reducida de mano de obra para lo cual tendrían que elevar los salarios más bajos (aquellos más cercanos al nivel de la renta básica) a expensas de reducir los más altos.

Para ponerlo en términos de los economistas, la renta básica induciría compresión salarial. Honestamente, no tengo ni idea de cuánta sería la compresión salarial resultante. Es algo que hay que estudiar seriamente. Pero el hecho es que, dada dicha compresión salarial, el efecto incentivos es mucho menos claro de lo que supone Rallo: en algunos segmentos del mercado aumentará la oferta de trabajo, en otros disminuirá y, en cualquier caso, tendría efectos redistributivos que son, precisamente, parte del espíritu de la propuesta.

Por supuesto que la renta básica universal tiene costos. Nadie lo niega. La pregunta es si dichos costos valen la pena dadas las alternativas, dados los niveles vigentes de desigualdad y las fallas de las políticas que se han intentado para combatirlos.

De hecho, la conclusión que uno saca de leer cuidadosamente a Rallo es que la renta básica es una magnífica propuesta. Después de que ha tratado de inflar los costos arbitrariamente, concluye que con la renta básica "hay más contribuyentes que salen perdiendo (56%) de los que salen ganando (44%)." Esto suscita dos comentarios. Primero, dejando de lado los errores ya señalados, el cálculo de Rallo supone ingresos estáticos de modo que quienes están por encima del nivel crítico nunca van a caer por debajo de él, es decir, ninguno de aquellos contribuyentes del 56% va jamás a encontrarse en una situación en la que necesite de la renta básica, o simplemente, por ejemplo, quiera dejar su empleo un rato para montar un negocio. En segundo lugar, una propuesta que beneficia al 44% más pobre de la población ya de por sí merece ser considerada seriamente. ¿Cuántas políticas de los últimos años han beneficiado a dicho 44%?

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Luis Fernando Medina es Doctor en Economía por la Universidad de Stanford e Investigador del Instituto Carlos III-Juan March de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III. Ha ganado recientemente el I Premio de Ensayo de la editorial Catarata con la obra 'El fénix rojo. Las oportunidades del socialismo'.

 

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