Buzón de Voz

Ocho conclusiones urgentes de un plebiscito fallido

Las urnas, más llenas que nunca en Cataluña, confirman una holgada mayoría parlamentaria independentista que es insuficiente en votos para dar sustento político definitivo al secesionismo. Junts pel Sí ha ganado las elecciones, pero no el plebiscito en el que Artur Mas quiso convertirlas con la inestimable ayuda de Mariano Rajoy y el PP. Las consecuencias del 27-S se irán escribiendo durante semanas y meses, y contemplan de facto una especie de segunda vuelta en las elecciones generales de diciembre. Pero de sus resultados pueden ya extraerse algunas conclusiones urgentes:

1.- Las candidaturas independentistas (Junts pel Sí y la CUP) suman 72 escaños, cinco por encima de la mayoría absoluta, pero quedan por debajo del 50% de los votos. Ni siquiera la mitad más uno habría servido (echando mano de referencias como Montenegro) para legitimar una declaración unilateral de independencia. La propia Candidatura d'Unitat Popular lo ha reiterado durante la campaña.

2.- Artur Mas sale tocado de este proceso, aunque logre mantenerse como presidente de la Generalitat. Tendrá que hacerlo por mayoría simple en segunda votación si la CUP mantiene su decisión de no apoyarlo, y siempre que obtenga dos votos de otro grupo, porque si no perdería 62-63. Lo tiene verdaderamente complicado.

3.- La Candidatura d'Unitat Popular, en el bloque soberanista, pasa de 3 a 10 escaños y tiene la llave para sostener el nuevo gobierno catalán. La suma de Convergència más ERC se quedaría por debajo del resultado que obtuvo en 2012. Sumar las tesis de quienes han venido aplicando los recortes dictados desde Bruselas o Berlín y de quienes proponen que Cataluña salga de la UE y del euro no es tarea sencilla.

4.- Ciudadanos triplica prácticamente el apoyo que consiguió en 2012, se convierte en segunda fuerza y líder de la oposición en Cataluña. Pero además amasa una base importante de votos con vistas a las generales de diciembre que deberían provocar insomnio en el Partido Popular.

5.- El éxito de Ciudadanos es la prueba del nueve del estrepitoso fracaso de la estrategia de Mariano Rajoy y el PP, que pierde 8 de los 19 escaños que tenía. La decisión de apostar por el perfil duro, casi ultra, de García Albiol dejó el espacio libre por el centro a Ciudadanos. El empeño en mantener la negación a cualquier vía de diálogo con el independentismo ha demostrado que no sólo es inútil sino contraproducente. Rajoy, después de conseguir que Merkel, Cameron y hasta Obama hablaran de estas elecciones catalanas, ha preferido estar callado en la noche del domingo y dejar el papelón a Pablo Casado. Si el presidente no da la cara y asume la responsabilidad del fracaso, seguir haciendo la estatua puede pasarle una mayor factura. 

6.- El PSC ha resistido. Mantenerse como tercera fuerza pese a la división interna y con el discurso más difícil por la compleja defensa de un Estado federal que huye de la polarización entre el independentismo y el PP no era sencillo. Miquel Iceta arrancó una campaña con el único objetivo de salvar los muebles y ha hecho algo más que eso. Si hubiera quedado el último, todo el mundo habría concluido que tanto baile sobraba; su éxito (aunque relativo) indica que moverse al ritmo de Queen le ha otorgado la notoriedad que no tenía y el perfil simpático que precisaba una campaña excesivamente dramática.

7.- La coalición de izquierda Catalunya Sí que es Pot logra 11 escaños, lo cual es un fracaso respecto a las expectativas creadas. Para este viaje no se precisaban las alforjas de Podemos, cuando ICV-EUiA a solas sacó 13 diputados en 2012. Pablo Iglesias ha protagonizado una campaña en la que el candidato Lluis Rabel quedó eclipsado. El 'sorpasso' que pretendía dar al PSC no se ha producido, y la defensa del derecho a decidir sin una posición contundente frente al independentismo ha quedado flotando en una ambigüedad que dejaba traslucir las distintas visiones internas en la propia plataforma. Si Catalunya podía ser una nueva rampa de lanzamiento de Podemos para las generales, ha terminado más bien en pista de descenso.

8.- Unió, el partido democristiano de Durán i Lleida, desaparece del escenario político catalán después de haber sido clave en el mismo durante casi cuarenta años. El socio imprescindible de Convergència hasta que Mas se subió a la ola del independentismo no consigue representación parlamentaria. Su aspiración de recoger votos convergentes que discreparan de la hoja de ruta soberanista no ha funcionado.

Estos resultados se aproximan, con matices, a lo que venían anticipando los principales sondeos. Las urnas no cierran heridas sino que muestran claramente una muy seria fractura. Sirven para debilitar el peso político de Artur Mas y para frenar una inmediata acción del independentismo, pero no para anular su calendario de intenciones. Pese a todos los avisos que vienen produciéndose desde la reacción en las calles de Cataluña a la sentencia del Tribunal Constitucional en julio de 2010, Mariano Rajoy ha preferido escudarse en la literalidad de la ley para obtener réditos políticos a corto plazo. Una vez más enfocó la campaña en Cataluña para cosechar votos en Tomelloso. El fracaso del PP parecía estar descontado, pero no tanto el contundente éxito de Ciudadanos. Albert Rivera no ha perdido el tiempo y ha aprovechado los focos de su victoria para pedir ya el voto en las generales.

Mayoría absoluta independentista en escaños, pero no en votos

Mayoría absoluta independentista en escaños, pero no en votos

Será después de diciembre cuando quizás empiecen a abordarse las decisiones necesarias para afrontar la fractura catalana en su justa dimensión. El hecho de que la mayoría absoluta del independentismo este 27-S se deba a la ley electoral pero no a los sufragios permite pensar que aún queda margen para otra política que no consista en la amenaza del 'choque de trenes'. Examinados los resultados en términos de 'bloques', el independentismo y el constitucionalismo, aquí no ha ganado ninguno de los dos porque ambos son suficientemente representativos. Es hora de pasar de los monólogos entre posiciones inamovibles al diálogo entre distintas aspiraciones. Quizás convenga empezar por volver al punto del divorcio: la situación previa a aquella sentencia sobre el Estatut.

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Este artículo ha sido actualizado a las 17:35 del 28 de septiembre, para incluir corrección sobre los apoyos que necesita Artur Mas en su investidura. Gracias al comentario de un lector, Luis Ramón.

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