Plaza Pública

Distintas velocidades en los niveles de integridad pública en Europa

Ramin Dadasov

La presidencia holandesa de la Unión Europea presentó el jueves 21 de enero en la Comisión Europea en Bruselas una nueva clasificación de integridad pública entre los 28 Estados miembros de la UE. Esta clasificación constituye la primera medición objetiva de la integridad pública en la UE. Se trata de parte de un informe sobre confianza e integridad encargado a un grupo de institutos de investigación asociados al proyecto FP7 ANTICORRP de la UE, dirigido por la catedrática Alina Mungiu-Pippidi, de la Hertie School of Governance de Berlín.

La clasificación se basa en seis indicadores asociados que, por un lado, están suficientemente relacionados como para agruparse en un índice y, por otro, están vinculados en gran medida a indicadores existentes de corrupción. Estos indicadores utilizados habitualmente, por ejemplo, el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, se basan en percepciones de expertos. El nuevo Índice de Integridad Pública (IIP) es más objetivo. Se basa en seis indicadores de transparencia: sencillez administrativa (tiempo para registrar una empresa y pagar impuestos), apertura comercial, capacidad para realizar auditorías, capacidad judicial, servicios electrónicos que ofrece el Gobierno y servicios electrónicos utilizados por la población. Gracias a esta estructura transparente, el índice se puede comparar a lo largo del tiempo (de un año a otro), algo que no debe hacerse con los indicadores basados en la percepción.

Esto hace además que los indicadores sean sensibles a las reformas políticas, otro defecto de los índices basados en la percepción y que se quedan atrasados con respecto a la realidad. Por ejemplo, Grecia solo se clasificaba como un país muy corrupto en las puntuaciones tras hacerse pública la crisis del euro, mientras que la corrupción se considera una causa principal de esta situación.

La clasificación mostrada en la Tabla 1 sitúa a los países escandinavos y a Países Bajos en los primeros puestos, mientras que Bulgaria, Rumanía y Croacia compiten por el puesto inferior de la tabla. El índice corresponde a 2012 y 2014, según los últimos datos disponibles.

Muestra tendencias positivas en Rumanía

(que superó a Bulgaria tras ocupar el último puesto en 2012) y especialmente en Grecia, que ha registrado el mayor avance en los últimos años, junto a Letonia y Lituania (véase la Figura 1).

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El informe expone que el rendimiento económico por sí solo no explica el descenso a veces drástico en la confianza en el Gobierno.

Los europeos de muchos Estados miembros perciben una importante disminución de la calidad de gobierno y la incapacidad de las políticas actuales para corregir el problema. Solo en una minoría de países de la Europa actual encontramos una clara mayoría que cree que el éxito tanto en el sector público como en el privado se debe al mérito. Más de la mitad de los europeos creen que el único modo de triunfar en los negocios en su país es mediante conexiones políticas. Menos de un cuarto de los europeos coindicen en que los esfuerzos de sus Gobiernos para hacer frente a la corrupción son efectivos. Los países cuyos ciudadanos perciben una mayor integridad y un mejor gobierno son aquellos que logran mantener altos niveles de confianza en el Gobierno, a pesar de la crisis económica.

Al señalar estos factores que contribuyen al aumento de la pérdida de confianza en las instituciones nacionales y europeas en los 28 Estados de la UE, el informe contribuye en gran medida a comprender esta crisis. Expone las lecciones aprendidas de este análisis de las pruebas y espera informar al debate público sobre cómo tratar la aparente falta de integridad pública en Europa.

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