Cambio climático

España redujo un 3% sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2016 por el menor consumo de carbón

España redujo un 3% sus emisiones de CO2 en 2016 por el menor consumo de carbón

La emisión de gases de efecto invernadero en España en 2016 se redujo un 3,13% con respecto al año anterior. Se emitieron, según estimaciones del Observatorio de la Sostenibilidad, y a la espera de los datos oficiales, entre 328 y 329 millones de toneladas de CO2 equivalente. Esta unidad de medida contiene tanto el CO2, el GEI más conocido, como otras sustancias cuyo potencial dañino se homogeneiza, como el óxido nitroso o el metano. La "única causa", según el organismo, es que se ha quemado un 30,9% menos de carbón para generar electricidad, por lo que el "CO2 energético" ha disminuido. El uso de gas natural, que aproximadamente emite la mitad de contaminantes para generar la misma electricidad, ha aumentado un 1,4% en las centrales de ciclo combinado.

La buena noticia tiene matices: el consumo de productos petrolíferos aumentó un 3%. Mientras que la industria reduce su parte de culpa en el cambio climático, al menos en España, el transporte  –a pesar de las medidas tomadas por la Administración– no contribuye lo suficiente a la lucha contra al calentamiento global, aunque ha reducido sus emisiones, según el organismo. El observatorio no acierta a señalar la causa de que el transporte reduzca su cuota de GEI, ya que considera que "las actuaciones"del Ejecutivo sobre el sector difuso (al que pertenece) "dejan mucho que desear, son mínimas", como aseguró el economista autor del informe, José Santamarta, que ha difundido los resultados este jueves. El informe habla de que la crisis, que ha reducido el movimiento tanto de pasajeros como de mercancías, y la subida de los precios de los carburantes han podido influir, pero no se atreve a asegurar que las medidas pro calidad del aire de los Ayuntamientos hayan sido determinantes. "Puede ser que algunas políticas, fundamentalmente municipales, hayan dado lugar a un ligero desplazamiento en los viajes hacia modos menos contaminantes", aventura el documento.

En 2015, precisamente, fue también el carbón el señalado como culpable del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto al año anterior. Aquel año aumentamos la expulsión de GEI a la atmósfera un 4,23% con respecto a 2014. El precio de un carbón nacional subvencionado y una sequía que redujo la aportación de la energía hidráulica fueron los causantes. Este año, las tornas han cambiado, pero la reducción es "estrictamente coyuntural", según el economista. "El único factor que ha ayudado ha sido la quema de carbón y ha sido algo influenciado por el mercado, no por las políticas del Gobierno", sentenció.

Con respecto a la aportación de las energías renovables a estas cifras, aún provisionales, el trozo del pastel del mix eléctrico que generan ha aumentado. El 19,3% de la demanda de energía eléctrica fue suplida por la eólica –19,2% en 2015– . La energía hidráulica generó un 14,6% gracias a un año "hidrológicamente bueno, aceptable", según Santamarta. Muy lejos se encuentra la energía fotovoltaica, que ha generado un 3% del total de electricidad demandada. En nuestro país, destacó el economista, contamos con una gran potencia instalada de energías renovables –23.000 megawatios– gracias al impulso de esta industria durante el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. Sin embargo, recordó Santamarta, las cifras no se han movido prácticamente desde entonces, gracias al hachazo a las renovables y a la inseguridad jurídica.

El aumento en la electricidad generada por la energía eólica y la hidráulica con respecto al año pasado es, según el Observatorio de la Sostenibilidad, clave para entender el descenso del 30,9% en España del consumo de carbón que explica el retroceso en emisiones de GEI. Cuando estas fuentes renovables y proveedoras de energía limpia están a pleno rendimiento, el mix eléctrico no necesita recurrir al carbón para satisfacer la demanda, explican desde el observatorio.

Poniendo los datos obtenidos este jueves en su contexto histórico, en 1990 –año de referencia del Protocolo de Kioto– se emitieron 286 millones de toneladas. "Las emisiones llegaron a un máximo entre 2005 y 2007 con el boom económico y de la construcción", señaló Santamarta, destacando el récord de 440 millones de toneladas de co2 en 2007. Desde entonces nuestra aportación al calentamiento global ha estado descendiendo, pero aún superamos en un 14% los números de 1990.

Según el experto, hoy en día existen más dificultades para obtener los datos, dado que el protocolo de Kioto, que establecía obligaciones a los países firmantes, "se acabó, y las obligaciones se han sustituido por un acuerdo genérico que no tiene un mandato ejecutivo", en referencia al Acuerdo de París. 

Santamarta explicó, en todo caso, que los datos del informe son todavía estimativos y se basan, en algunos casos, en proyecciones, debido al cierre de datos de los últimos meses de 2016 por parte de los organismos oficiales. Sin embargo, los datos oficiales, asegura, suelen ser muy similares a los adelantados por el Observatorio de la Sostenibilidad.

No, no llueve torrencialmente por el cambio climático (aún)

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¿El cambio climático producido por las emisiones de gases de efecto invernadero es responsable de los fenómenos climatológicos extremos en nuestro país, como la ola de frío de enero de este año o las lluvias torrenciales registradas en Málaga y Valencia? Es una afirmación que "no es totalmente cierta", pero "tampoco es falsa", según la responsable de Aemet Yolanda Luna, que presentó los datos climatológicos de 2016 en España presentes en el informe del Observatorio de la Sostenibilidad. "Estamos analizando", aseguró. Según la investigadora, es muy pronto para afirmar si el cambio climático acentúa esta clase de fenómenos, que "se han dado siempre". A diferencia de las temperaturas, donde sí se ve un aumento claro y sostenido, "las precipitaciones son una variable muy ingrata" y la relación no se puede establecer. 

El pasado año 2016 fue "cálido" en España, pero "no el más cálido", a diferencia de lo registrado a nivel global. La media fue de 15,8 grados, un valor que supera en 0,7% el periodo de referencia (1981-2010). El año ha tenido un carácter "muy cálido o extremadamente cálido" en Cataluña, Comunitat Valenciana,  Región de Murcia, centro y este de Andalucía y "entre cálido y muy cálido" en el resto de la Península y Baleares.

 

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