Ha muerto la joven estadounidense, enferma de cáncer terminal, que conmocionó a todos al anunciar su suicidio asistido. Defensora del derecho a morir dignamente, Brittany Maynard, de 29 años, se ha despedido a través de las redes sociales. Con lágrimas en los ojos dijo que lo haría, que llegaría el momento. Lo fijó en el 1 de noviembre. Y, al final, ha cumplido su palabra. Porque Brittany, a sus 29 años, ha puesto fin a su vida. De manera voluntaria y legalmente. Para ello, se trasladó hace unos días de California a Oregón, donde el suicidio asistido está permitido. Allí acabaría, antes de que el cáncer terminal de cerebro que sufría lo hiciese por ella. Su muerte ha sido comunicada en la página de Internet de la asociación creada por ella misma, y en la que defendía una muerte digna. Lo ha hecho junto a todos sus seres queridos, a los que tanto les ha costado su decisión. Aquellos con los que pasó hasta sus últimos momentos. Con los que compartió sus últimos deseos, como la reciente visita al cañón de Colorado. Otros sueños no se han cumplido, aunque si ha podido morir cuando ha querido. Y ha avivado, de nuevo, el debate sobre la legalidad de esta decisión.

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