Las normas del Parlament impiden reformar su funcionamiento antes de la investidura

Junts per Catalunya explora todas las vías para que su candidato, Carles Puidemont, pueda ser elegido de nuevo president de la Generalitat sin tener que personarse en el Parlament. Una de las opciones, tal y como reconoció el exconseller Jordi Turull este miércoles, pasa por celebrar una sesión de investidura en la que Puigdemont únicamente esté presente de manera telemática, lo que le permitiría permanecer en Bruselas, donde huyó hace semanas. Para ello, los independentistas tendrían que acometer una reforma exprés del Reglamento del Parlament, pero sin embargo las propias normas de la Cámara lo imposibilitan: cualquier cambio en su redacción tiene que abordarlo la Comisión de Reglamento de la cámara, y este órgano no puede constituirse hasta que no se haya elegido al nuevo president.president

Como líder del bloque independentista, Junts per Catalunya sigue teniendo la firme intención de que Puigdemont sea quien se presente a la investidura. Pero el expresident se expone a una detención inmediata si pone un pie en España, por lo que fuentes de la formación explican que se valoran dos opciones para que Puigdemont acuda a través de videoconferencia a una eventual votación sobre su persona: la de "estirar lo más posible el Reglamento" del Parlament y la de "cambiarlo" para introducir expresamente la previsión de que no es necesaria la presencia física del candidato a president.

No obstante, el Reglamento es muy claro sobre el proceso a seguir para su reforma. Su artículo 60 establece que "la Comisión de Reglamento elabora y reforma el Reglamento del Parlament y tiene la condición de comisión legislativa", mientras el artículo 59 señala que "las comisiones legislativas" –como la mencionada– "han de constituirse dentro de la semana siguiente al acuerdo de creación". ¿Y cuándo se acuerda la creación de las comisiones? "Dentro de la semana siguiente a la investidura del presidente de la Generalitat". Fuentes de la cámara, además, confirmaron a este diario que cualquier reforma del Reglamento tendría que pasar inevitablemente por esta comisión. Por último, la Disposición Final Primera del Reglamento deja claro que las reformas de este texto deben hacerse a través del procedimiento legislativo ordinario.

Además de las dificultades normativas, fuentes de Junts per Catalunya admiten otra traba a la vía de reformar el Reglamento: la polémica que generaría un cambio exprés y pensado únicamente para que Puigdemont pudiera alcanzar la presidencia sin volver a España. "No queremos más broncas, y estirar o reformar el Reglamento nos llevaría a tener una sesión como las del 6 o el 7 de septiembre", señala un dirigente de la formación en referencia a los plenos en los que la mayoría independentista del Parlament aprobó las leyes de referéndum y transitoriedad jurídica. Ambas sesiones fueron muy broncas, estuvieron jalonadas de múltiples interrupciones y a la oposición se le dió únicamente un plazo de dos horas para presentar enmiendas al articulado de unas normas que se aprobaron por un procedimiento de urgencia que sorteó el lento trámite habitual para aprobar una ley.

Pese a estas dificultades, tanto en público como en privado, el discurso de Junts per Catalunya es el mismo: no se plantean otro candidato que Puigdemont, entre otras cosas porque hacerlo sería "rendirse antes de empezar", según señalan fuentes de la formación. No obstante, si el expresident no puede someterse a la investidura, el independentismo tendrá que escoger a otra persona para que lo haga. Y en este punto fundamental, Junts per Catalunya y ERC difieren: mientras los primeros tienen en la recámara al número dos de la lista de Puigdemont, el presidente de la ANC Jordi Sànchez, los segundos piensan en su líder, Oriol Junqueras, para ser elegido president.

Ambos ofrecen argumentos contrapuestos. ERC recuerda que Puigdemont ha hecho campaña desde Bruselas prometiendo que iba a volver para restaurar el mismo Gobierno que existía antes de la aplicación del 155 en Catalulña, y los republicanos sostienen que, si él no puede hacerse cargo de la Presidencia, lo lógico siguiendo su relato es que fuera Junqueras, en su condición de vicepresident, quien le sucediera. Por su parte, Junts per Catalunya rebate esta tesis y afirma que, habiendo sido la fuerza más votada, le corresponde a su candidato ser investido president, y en caso de que Puigdemont no pudiera acceder al cargo, sería él quien debería escoger aspirante.

Los huidos y los presos

Pero además del candidato, los independentistas tienen que resolver otro problema antes de la sesión de investidura: cómo mantener su mayoría absoluta en el Parlament. Entre Junts per Catalunya, ERC y la CUP suman 70 de los 135 diputados de la cámara, pero tres de estos parlamentarios –Junqueras, Sànchez y Joaquim Forn– se encuentran en prisión y otros cinco –Clara Ponsatí, Lluís Puig, Toni Comín y Meritxell Serret, además de Puigdemont– están en Bélgica. Sin estos ocho diputados, los secesionistas perderían la mayoría absoluta en el Parlament, y pese a que todos ellos pueden delegar la recogida de sus credenciales de parlamentario y la promesa o juramento de la Constitución y el Estatut, eso no les garantiza que el juez les permita acudir al Parlament a trabajar y a votar.

El próximo 4 de enero, Junqueras comparecerá ante el Tribunal Supremo, que deberá decidir si continúa o no en prisión provisional. Sànchez y Forn harán lo propio una semana después, el 11 de enero. Aunque fuesen liberados, el independentismo sólo sumaría 65 escaños, a tres de la mayoría absoluta, por lo que si los cinco fugados en Bélgica no vuelven, los secesionistas no podrían escoger president si todos los demás partidos votan en contra de su candidato. Por ello, señalan fuentes de Junts per Catalunya, "si las cosas se ponen muy mal, nos tendríamos que plantear que dimitieran todos" aquellos que no pudieran estar presentes el día de la votación para que corriera la lista y accedieran al escaño dirigentes sin problemas legales. Todos, "a excepción de Puigdemont", recalcan.

El Gobierno central convocará la sesión constitutiva del nuevo Parlament antes del 23 de enero –fecha en la que finaliza el plazo–, y en esa sesión deberá elegirse tanto al nuevo presidente de la cámara como a los otros seis integrantes de la Mesa, el órgano de gobierno del Parlament. Ambas instituciones tendrán un papel fundamental en los próximos meses, porque son quienes deben dar luz verde a que se inicie la tramitación de las proposiciones de ley que presentan los grupos, y el independentismo aspira a renovar tanto la Presidencia del Parlament como su mayoría en la Mesa.

El procedimiento de elección

En principio, los independentistas no deberían tener problema para controlar la mayoría absoluta en la Mesa, incluso aunque no pudiera asistir a la votación ninguno de los ocho diputados en prisión o huidos. El Reglamento de la cámara establece que primero se debe escoger al presidente del Parlament, para lo cual los diputados deben votar en papeleta por el candidato que quieran: será elegido quien obtenga mayoría absoluta en primera ronda, y si esto no se produce, quien reciba más votos en una segunda vuelta de entre los dos candidatos más votados. Los soberanistas tendrían en el peor escenario 62 escaños (los 70 obtenidos el 21-D menos los ocho ausentes) y los constitucionalistas 57, ya que parece improbable que Catalunya en Comú-Podem (8 escaños) fuese a apoyar al candidato de Ciudadanos.

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Precisamente, este jueves Ciudadanos ha reclamado para sí la Presidencia del legislativo como partido más votado, pero lo cierto es que los números no les salen. Por su parte, Junts per Catalunya insiste en que su candidata es la expresidenta Carme Forcadell, número 4 de las listas de ERC. No obstante, Forcadell es reticente a repetir en el puesto, ya que se encuentra en libertad provisional y podría volver a prisión si el juez entiende que viola la Constitución desde su cargo. En todo caso, entre los partidos independentistas dan por supuesto que uno de sus diputados presidirá el Parlament.

Tras la elección del presidente, los parlamentarios deben escoger a los otros 6 miembros de la Mesa: primero los dos vicepresidentes y después, los cuatro secretarios. Para ello, cada parlamentario escribirá un solo nombre en su papeleta en las dos votaciones, y saldrán elegidos quienes más votos obtengan. Si no hay pactos previos, lo que hacen los grupos con más diputados es dividir su voto para rentabilizar al máximo el resultado. Por ejemplo, C's tiene 36 escaños, así que lo lógico es que 18 voten a uno de sus candidatos y otros 18 a otro. De esa forma, saben que ambos obtendrán más respaldo que los diputados de Catalunya en Comú (8 diputados en total), la CUP (4) o el PP (4).

Si finalmente se llegase a ese supuesto, la Mesa quedaría constituida por dos parlamentarios de Ciudadanos, dos de Junts per Catalunya, dos de ERC y uno del PSC.

Junts per Catalunya explora todas las vías para que su candidato, Carles Puidemont, pueda ser elegido de nuevo president de la Generalitat sin tener que personarse en el Parlament. Una de las opciones, tal y como reconoció el exconseller Jordi Turull este miércoles, pasa por celebrar una sesión de investidura en la que Puigdemont únicamente esté presente de manera telemática, lo que le permitiría permanecer en Bruselas, donde huyó hace semanas. Para ello, los independentistas tendrían que acometer una reforma exprés del Reglamento del Parlament, pero sin embargo las propias normas de la Cámara lo imposibilitan: cualquier cambio en su redacción tiene que abordarlo la Comisión de Reglamento de la cámara, y este órgano no puede constituirse hasta que no se haya elegido al nuevo president.president

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